Comencemos por las instituciones

“Siendo vuestras funciones la creación de un cuerpo político y aún se podría dejar la creación de una sociedad entera rodeada de todos los inconvenientes que presenta una situación, la más singular y difícil, quizás el grito de un ciudadano pueda advertir la presencia de un peligro encubierto o desconocido”.

Simón Bolívar ante el Congreso de Angostura 1819

El proceso de revisión , rectificación y reimpulso , que se plantea llevar a cabo en la revolución Bolivariana, tiene que tocar a fondo todos los aspectos de las estructuras que componen el entramado político, ideológico, social, económico cultural del Estado. Uno de los aspectos que a nuestro juicio tienen que ser paradigmáticos es la nueva concepción de la Administración Pública, a objeto de superar algunas fallas estructurales que permitan avanzar en la estructura del nuevo Estado, ya que como revolucionarios estamos obligados a marcar una ruptura con las tradiciones heredadas de la vieja Administración Pública.

Hemos insistido en otros espacios y en otros artículos, que la concepción de la nueva institucionalidad debe cimentarse en los códigos de una nueva ética política que por supuesto demanda la nueva sociedad en construcción. El proceso de revisión y rectificación tiene que tomar en cuenta que el “funcionario” que tenemos hoy en las instituciones, en su gran mayoría responde a otra lógica de estado, que se aleja de la ética revolucionaria socialista que estamos enarbolando.

La nueva institucionalidad que exige la refundación de la república debe contar con una plataforma de ciudadanos y ciudadanas, constituida por hombres y mujeres, conscientes del papel protagónico que hoy les toca jugar y que la historia actual les demanda. No son ellos y ellas simples Recursos Humanos, lo cual coloca al sujeto social en una concepción utilitarista del ser social productivo, por el contrario son hombres y mujeres que sin separar el trabajo manual del intelectual, aportan para el desarrollo y concreción de los objetivos planteados en el proyecto de nueva institucionalidad - nueva gestión pública.

El salto adelante y profundización de este proceso bajo la orientación de la fase de la revisión, rectificación y reimpulso, pasa por la necesidad de contar con un nuevo servidor público que erradique la vieja concepción de funcionario, que sea capaz de conocer y emprender las necesarias transformaciones previstas y consagradas en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y fortalecida con la propuesta de Reforma Constitucional, que no logramos que fuera aprobada en el pasado dos de diciembre, durante el proceso refrendario, y que habrá que reivindicar y desarrollar en muchos de los aspectos que competen a las instituciones del estado, y con mayor fuerza impulsar lo que tiene que ver con los Artículos 70 y el 141 de esta propuesta que amerita ser implementada con mucha más premura.

Lo que aquí estamos planteando fundamentalmente, tiene sus antecedentes en el discurso pronunciado por Chávez en la Asamblea Nacional el seis de enero de 2006, con motivo del inicio de Sesiones Ordinarias, en la cual el presidente comandante afirmaba y orientaba “...este tiene que ser el año de la participación popular, de un poderoso impulso a la participación popular...decía entonces que no hay democracia, no puede haber democracia sin participación real del pueblo...hemos jurado darle vida a una democracia, no representativa sino participativa, y más allá protagónica... porque la democracia de elites, representativa, no es revolucionaria, es antirrevolucionaria, es contrarrevolucionaria.” Asimismo, el Comandante sigue insistiendo “...tenemos que ser creativos, continuamente creativos; hay que buscar la teoría, no hay revolución sin teoría revolucionaria... hay que estudiar mucho, compañeros, compañeras, camaradas compatriotas y sobre todo nosotros estamos obligados a estudiar mucho...” . Este planteamiento ha sido constante y lo reafirma con más fuerza nuevamente en el acto del Mensaje anual a la Nación en la Asamblea Nacional el once de enero de 2008, atendiendo al mandato constitucional en su Artículo 237.

Por ello, es la generación de sinergia multidireccional, la primera línea de acción que deben proponerse las instituciones, si de verdad se quiere rectificar, debe haber una articulación – comunicación, es decir de adentro hacia adentro, de afuera hacia adentro y de adentro hacia afuera, a fin de lograr una mayor identidad y pertinencia socioprogramática entre los sujetos y las instituciones, que garantice un mayor éxito en el impacto de las políticas de estado en el ámbito de sus competencias, dentro de las políticas públicas.

Creo que la guía metodológica, debe ser la de seguir un proceso que realce la participación, la inclusión y fundamentalmente que sean vinculantes los acuerdos que se generen en los espacio compartidos gobierno - pueblo. Tenemos que apostar a la construcción de un enfoque contrahegemónico que reivindique la diversidad de pensamiento y la unidad en el pluralismo; la metódica debe ser la unidad antiburocrática y antidespótica que son las tareas de la nueva institucionalidad en el socialismo.

Un avance y muestra de rectificación en las instituciones tiene que pasar por aceptar que existen saberes y experiencias extra institucionales en las comunidades organizadas y en sujetos particulares, que tienen que incorporarse a los proyectos y planes sociales; es decir se debe abrir las compuertas de la institucionalidad a la participación protagónica de los ciudadanos y ciudadanas de a pie. En tal sentido, creo que se debe iniciar con una Mesa Propositiva en cada institución del Estado, constituida por ciudadanos y ciudadanas con o sin militancia político partidista, de diferentes tendencias de las que vienen impulsando la profundización del proceso hacia el socialismo bolivariano; se trata entonces, de articular la información obtenida, al conocimiento, a la sabiduría, dándonos un espacio para la reflexión y generación de nuevos conocimientos a partir de la información y las experiencias cotidianas y académicas, para así vincular ésta con otros saberes, replanteándonos la oportunidad de construir otros patrones de gestión pública. Será una instancia ampliada, donde se discutan y generen propuestas que contribuyan y faciliten con sus ideas, información para la, elaboración de las políticas institucionales.

Otro problema que confrontan las instituciones del Estado es la organización de su personal, lo que tiene que ver con su formación y lo reivindicativo. Todavía persisten los viejos cascarones gremiales (colegios y organizaciones sindicales) conservadores aún de los métodos y vicios del viejo sindicalismo; ante ello proponemos la constitución, impulso y acompañamiento de los Consejos de trabajadores, asambleas de Consejos, Vocerías, atendiendo al llamado establecido en la propuesta de Reforma Constitucional. En estos Consejos estarán los empleados de Ministerios, Misiones, instituciones varias, entre otras, quienes en una nueva lógica organizacional participen y propongan las políticas mas urgentes y necesarias de acuerdo a sus intereses y prioridades. Estudiar, prepararse a cada instante y transferir conocimientos y poder al pueblo, es deber de todo revolucionario y las instituciones deben proveer los espacios temporales y físicos, así como los recursos para que esto se materialice en la práctica. De tal manera que en una gestión donde la dirección política se ocupa exclusivamente de los asuntos administrativos o coyunturales del estado y deja de lado la dirección política organizacional de la sociedad, menosprecia el puntal fundamental de toda gestión que es la unidad pueblo – gobierno.

Hay una constante conclusión a la cual llegaron individualidades, organizaciones comunales y políticas, durante la evaluación que se hizo del revés electoral durante el proceso refrendario de la propuesta de Reforma Constitucional: “al pueblo le hace falta mucha formación política e ideológica”. Cuestión que comparto a medias porque hay otro factores allí influyentes. Sin embargo, si esto fuera así, hay que tener una propuesta de formación política pedagógica e ideológica y de oficio, a fin de elevar la consciencia política ideológica, en primer lugar de los trabajadores institucionales, así como la formación para la producción socialista de los ciudadanos y ciudadanas en todos los lugares, contribuyendo al fortalecimiento y reimpulso del Tercer Motor.

En este aspecto volvemos a revisar los aportes teóricos e históricos de nuestro proceso educativo – formativo, tomando como brújula orientadora al viejo Robinson de quien se dice que hacía las reflexiones al día , para el día siguiente. Lapidaria es la frase cuando nos recuerda Simón Rodríguez “El hombre, ese ser de nervio, sangre y razón, debe trascender los límites de sus propias miserias individuales y ubicarse en el ámbito fértil de las relaciones sociales solidarias y con profunda dosis de racionalidad” (Sociedades Americanas 1842). Pero el maestro uruguayo más cercano a nosotros en términos cronológicos, José Luis Rebelato, utilizando la categoría de de-construcción , señala que hay que procurar repensar la democracia desde la diversidad, desestructurando los poderes jerarquizados e institucionalizados, elaborando espacios de diálogos para reconstruir nuevos saberes y poderes sociales en manos de los sectores populares.

Profundizando en este planteamiento del maestro Rodríguez, el Proyecto Nacional Simón Bolívar recoge el nivel más estratégico y lo ubica en lo siguiente: “un nivel donde se encuentra la razón de ser del proceso: un estadio superior de sociedad donde los seres humanos puedan consultarse sobre los medios de satisfacer sus deseos y evitar el padecimiento individual y social.”

Las instituciones del Estado tienen hoy una gran oportunidad y una gran responsabilidad en la tarea transformadora de la sociedad en transición hacia el socialismo, por ello es necesario volver con el comandante Chávez cuando afirma “el líder verdadero es un gran educador cívico, moral, político; un conductor” , pero para adquirir ese perfil, la tarea de su formación política, pedagógica e ideológica, no es secundaria sino vital y permea todas las estructuras organizativas.

En el marco de la crítica y la auto crítica que hay que hacer la aplicación del tratamiento de las tres erres (RRR) es lo más adecuado, implementemos la profilaxia burocrática desarrollando la democracia directa y la corrección da las prácticas equivocadas, a fin de derrotar el burocratismo y el sectarismo que ha enfermado a muchos de los actores de este proceso, para tal efecto se debe construir una plataforma que contribuya a difundir y defender la política del gobierno revolucionario que mantenga en constante información y formación a los ciudadanos(as) de todos los espacios, tanto públicos como comunales, a fin de contrarrestar la canalla mediática y lograr una mayor conciencia e identificación del pueblo con las políticas públicas.

Este planteamiento-reflexión puede contribuir a achatar la distancia gobierno – gobernados a la vez que ofrece algunas sugerencias metodológicas para hacer efectivo los postulados constitucionales.



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Bartolo Hernández


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