Cómo Venezuela pasó del salario más alto de Latinoamérica con Rafael Ramírez a uno de los más bajos del mundo con Nicolás Maduro

Antes que su razonamiento lo lleve a pensar que, en la época donde Venezuela tuvo el salario más alto de toda la región, el presidente era Hugo Chávez y no Rafael Ramírez, déjeme decirle que tiene usted toda la razón, pero permítame recordarle que fué el mismo Chávez quien dijo: "Rafael Ramírez es la cabeza visible junto a Chávez de una estrategia, y de un proyecto, que nos ha costado el alma, pero que nos ha permitido recuperar la plena soberanía petrolera".

Recordemos que fue Rafael Ramírez el soldado que se atrevió a batallar y recuperar la "Plena Soberanía Petrolera" en Venezuela, reconocido por el mismo Chávez, lo cual también le agradeció por producir las riquezas que se necesitaban para beneficiar a las familias, trabajadores y jubilados en toda Venezuela.

Y es que PDVSA, bajo la dirección de Rafael Ramírez, fue el motor de una política de redistribución que benefició directamente a millones de trabajadores venezolanos. La era de Rafael Ramírez fué esa cuando el trabajador venezolano ganaba más que cualquier otro en la región. En aquel momento, el salario mínimo venezolano, sumado a los cestatickets (bono de alimentación), permitía a los trabajadores venezolanos acceder a una canasta básica de bienes y servicios con una facilidad que hoy parece irreal. El país era un destino de emigración laboral para ciudadanos de países vecinos.

Los beneficios se extendían a través de robustos contratos colectivos, especialmente en la industria petrolera y las empresas básicas. Estos incluían educación, salud, cobertura médica integral, planes de vivienda, becas y ayudas educativas para hijos de trabajadores. Los pensionados y jubilados tenían acceso a fondos de ahorro y beneficios post-empleo sólidos.

La renta petrolera bien administrada financió un amplio abanico de misiones sociales (Misión Barrio Adentro, Misión Vivienda, etc) que mejoraron temporalmente indicadores de salud, educación y vivienda.

Entre 2007 ya recuperada la producción de PDVSA, hasta el 2012, el salario mínimo real (ajustado por inflación oficial) fue el más alto de América Latina en dólares constantes, superando incluso a países como Chile, Uruguay y Costa Rica en poder adquisitivo para la clase trabajadora. El cesta ticket de alimentación llegó a equivaler a 3 o 4 salarios mínimos adicionales al año.

Los trabajadores de PDVSA recibían bonos anuales de hasta 90 días de salario, préstamos blandos, fondos de ahorro con intereses por encima del mercado y acceso a clínicas privadas de primer nivel. Era común escuchar a los trabajadores venezolanos decir: "Aquí se gana más que en cualquier país de Sudamérica". Y los números lo respaldaban.

Entonces, con la partida a la eternidad del comandante Chávez en 2013 y la designación de Nicolás Maduro como presidente, la gestión de PDVSA y de la economía cambió radicalmente. Rafael Ramírez fue apartado en 2014, y desde entonces comenzó una caída libre que aún no tiene fin.

¿Qué pasó? Sucedió que el madurismo inició la destrucción de PDVSA, llevando la producción petrolera de 3,3 millones de barriles diarios a menos de 400.000 (según datos de la OPEP). Desplomaron los ingresos fiscales. Con sus patéticas políticas económicas, trajeron al país una hiperinflación histórica, llevando al bolívar a perder todo su valor. El cesta ticket fue congelado y luego eliminado en términos reales; los bonos desaparecieron; las convenciones colectivas quedaron en letra muerta. El salario mínimo fué pulverizado, hoy noviembre de 2025, el salario mínimo oficial es de 130 bolívares (aproximadamente 2,6 dólares al mes)

En términos reales, el salario mínimo venezolano es el más bajo de toda América Latina (incluso por debajo de Haití y Cuba en poder adquisitivo real).

Uno de los más bajos del mundo entero, solo comparable con países en guerra como Yemen o Sudán del Sur.

Y lo que duele no es solo la caída, sino saber que fue evitable. Con los mismos yacimientos, la misma ubicación geográfica y la misma población, Venezuela pasó de tener el trabajador mejor pagado de toda Latinoamérica a uno de los peores remunerados del planeta en apenas una década. Rafael Ramírez, con todos los errores y acusaciones que le han realizado, hasta la fecha no le han podido demostrar culpabilidad alguna. Pero de una cosa SÍ es culpable, y es en administrar a PDVSA y ponerla a disposición del pueblo, y regalarnos la época en que el venezolano comía tres veces al día, viajaba, compraba carro y hasta ayudaba a familiares en el exterior. Nicolás Maduro heredó esa máquina de generar riqueza y la desmanteló por completo. Hoy al trabajador venezolano no le alcanza ni para el pasaje. Esa es la diferencia entre una gestión que distribuía la renta petrolera y otra que la evaporó sin dejar rastro. Venezuela no es pobre, fué empobrecida.

El contraste entre la bonanza de la era de Rafael Ramírez, y la miseria de la era de Nicolás Maduro (marcada por la mala gestión) es una crónica de dos Venezuela.

La primera, sostenida por capacidad y experiencia, pudo ofrecer un salario competitivo y beneficios. La segunda, enfrentando la destrucción institucional, llevó a la población a una situación de empobrecimiento extremo, transformando el país con el salario más alto de la región en uno con el salario más bajo del planeta, perdiendo la dignidad del trabajo para la inmensa mayoría de sus ciudadanos.

Sería bueno que usted se hiciera esta pregunta: ¿Si Venezuela estuviese dirigida por un "Rafael Ramírez" usted tendría mejor calidad de vida que la actual?

Probablemente si, y me remito a los hechos.

¡Qué falta hace una gestión en Venezuela como la de Rafael Ramírez, para dignificar nuevamente a la población en general!.



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1218 veces.



Evencio Barboza


Visite el perfil de Evencio Barboza para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: