Me siento obligado a corregir algo que se me pasó por alto, una especie de "lapsus mentís", motivado a mi estado de ánimo del momento. Se trata de algo que se me pasó por alto en el artículo "La matemática no engaña" y por suerte uno de los lectores, a quien se lo agradezco, me los señaló. Se trata del tiempo que tardaría una persona de contar de 1 hasta un millón, contado de uno en uno: el resultado es 11,574 días y no 11,62 horas, al igual, es un valor sorprendente. Solo los que nada hacen no se equivocan.
Desde tiempos remotos, en todas las civilizaciones, ha estado presente la disyuntiva entre el bien y el mal, buscando en la cosmogonía, en el origen del universo, la explicación del sufrimiento y la desgracia de los humanos. En aquellas épocas el mal no se concebía como un ente absoluto y por tal razón en las religiones y en las tradiciones más remotas imaginan la explicación de esto con una mezcla de desmesura, envidia, destino y la intervención de dioses y espíritus malignos que podrían castigar a los mortales mediante la ira o la cólera divina. Es por esto que en los registros históricos aparecen figuras maléficas, dioses crueles, demonios astutos, entidades sanguinarias que podían representar el mal con tótems de piedra o madera, o animales, o figuras antropomorfas. Se hace presente el trasunto de la esencial dualidad del ser humano y en esta se refleja una larga historia de víctimas y verdugos presentes hasta nuestros días.
Son muchos las entidades que han personificado el mal mediante esculturas masculinas o femeninas con un nombre que las identifica, por ejemplo, Eris como la diosa de la discordia y Tanathos la muerte, entre los griegos; Tell Borak en Mesopotamia; en el hinduismo se conocen Asura y Rovanes y en cristianismo se conoce el diablo o Lucifer o Belcebú. A esto se le debe agregar las propiedades malignas que le fueron atribuidas a las cabras o las serpientes. A lo anterior se debe incluir ciertos dispositivos que se inventaron para alejar el mal, son los llamados "amuletos" en su papel protector contra el "mal de ojo".
Puedo asegurar que los dioses protectores, o bondadosos, están de vacaciones o nunca han existido. Las religiones actuales como el catolicismo, el judaísmo, el protestantismo, el islam, entre tantas nos relatan la existencia de un dios salvador, el que es todo misericordia, que vela por el bien de la humanidad, sin embargo, no creo que alguien tenga una explicación de la utilidad y la finalidad de Dios en las religiones. En las obras de historias nunca se ha resaltado un período donde haya reinado la paz y la tranquilidad, parece que el reino de Dios no contempla una época donde las desgracias no tengan presencia en toda la geografía. Solo se narran epidemias, guerras, asesinatos, terremoto, tsunamis, asesinatos, huracanes, genocidios, maldad, despotismos, esclavitud, migraciones, entre tantos males que han asolado a los humanos desde que aquellos se pasean por las grandes extensiones terrícolas, a pesar, los dioses permanecen callados. Para desconsuelo de todos los residentes, el globo la Tierra pareciera ser el reino del mal y del terror, donde los malos son los que tienen el protagonismo.
Da la impresión que los humanos se acostumbraron a vivir bajo la égida del terror, del pánico, abatidos por el miedo intenso que este causa. Por ejemplo, el miedo a las guerras, a la pobreza, a una epidemia, a la desolación, a un terremoto, a la inflación, a la amenaza de los bajos salarios, a la injusticia, a una enfermedad incurable, a los malos gobiernos, al despido del trabajo, a la vejez desatendida, a los costos de salud y la educación, al aumento del costo de la vida, al futuro…son tantos los agobios que los humanos tienden a padecer que aparecerán diversas enfermedades consecuencia de los sufrimientos. Podemos resaltar la ansiedad, estrés, padecimientos nerviosos, depresión, irritabilidad, dificultad para concentrarse, alcoholismo, drogadicción, abandono de hábitos saludables como el ejercicio, malos hábitos alimenticios, problemas musculares, enfermedades cardíacas, problemas gastrointestinales, debilitamiento del sistema inmunológico, entre tantos martirios.
No cabe duda que lo que sucede en el planeta depende en gran parte de los dirigentes políticos y más aún de los gobernantes que llevan las riendas del poder y manejan las rentas públicas para supuestamente utilizarlas para el beneficio de una mayoría. Lamentablemente esto no se ha cumplido desde hace siglos y, todo lo contrario, son los jefes de gobiernos (reyes, emperadores, primeros ministros y presidentes) los responsables del eterno caos en que vivió y vive el planeta. En la llamada democracia los lectores eligen gobernantes para que algunos se enriquezcan a costa del erario público y otros para hacer la guerra a otros países, simplemente porque la guerra en un buen negocio, una manera de enriquecerse los políticos, los dueños de las empresas fabricantes de armas, los generales y mucha gente vinculada a la industria de la muerte. Pareciera que la tierra durante siglos ha sido un verdadero infierno o el reino del terror, donde las armas y los muertos proliferan a granel.
No exagero sobre este tema, hoy en siglo XXI tenemos a tres personajes que personifican la maldad, el horror, seres que no parecen tener conmiseración alguna por las desgracias de los humanos, se trata de Trump, Netanyahu y Narco Rubio. Desde que estos individuos hicieron su aparición en el ejercicio del poder el planeta se mantiene convulsionado y amenazado. Los habitantes del planeta están pendientes de las decisiones de estos malvados para prepararse para los sufrimientos. Estos tres personajes constituyen la trilogía del terror, quienes violan los derechos humanos de millones de personas, que se jactan del uso de la violencia y niegan la diplomacia para resolver los problemas, que utilizan el genocidio como una forma de lograr objetivos de guerra. Así mismo, utilizan el racismo como una práctica estándar, la persecución con violencia de migrantes, la deportación y el secuestro de trabajadores ilegales ya se convirtió en una normalidad a pesar de las arbitrariedades que se cometen todos los días.
Trump alardea de que sus funciones como presidente están por encima de la constitución y de las leyes; Narco Rubio pregona que a él no le importa ni las opiniones de la ONU y y Netanyahu, desde hace años utiliza el genocidio y las violaciones descaradas de los derechos humanos de los palestinos para acabar con un pueblo al que se le niega el derecho a la vida. Trump, Netanyahu y Rubio personifican el terror dado que el terrorismo y la violación de los derechos humanos es la manera de enfrentar, por no decir, de resolver los problemas.
El planeta Tierra todos los años vive episodios de violencia, en otras oportunidades de atentados mortales, de terrorismo, otras veces de alguna guerra en una parte del planeta y otras veces reiteradas amenazas de invasiones de marines estadounidense, hasta con armas nucleares. Es el caso de Venezuela que basada en una falsa narrativa de esos dos engendros del mal como Trump y Rubio pretenden apoderarse de las riquezas del país. Ya lo hicieron en Irak, Siria, Afganistán, Libia, ahora no es la mentira de las armas de destrucción masiva, estos dos ruines denuncian al gobierno de Venezuela de narco estado sin alguna prueba y montan un falso positivo de una lancha que partió de nuestros puestos cargadas de drogas. Ciertamente ninguna de las acusaciones soportan un análisis serio, además el gobierno de EEUU no ha mostrado una prueba por lo que acusa a Maduro. Parece que los miembros del "Tren de Aragua" tiene una especie de carnet que los identifica y el "Cartel de los Soles" poseen una marca de "denominación de origen", algo así como un sello que demuestra la calidad del producto. Sinceramente, no se puede ser tan imbécil.
Es notable que la trilogía del terror haya construido su campaña sobre la violencia y sobre todo EEUU, donde las armas son parte del decorado de cualquier hogar. La muerte de Charlie Kirk es consecuencia de este estado de intimidación que es parte de la normalidad en cualquier universidad, centro comercial, iglesia, escuela, hogares, restaurantes, parques, entre tantos lugares donde la muerte masiva por el uso indiscriminado de las armas es una forma de algunos individuos enfermos de demostrar su disconformidad con la sociedad que los acoge. Lamentablemente el joven ultraconservador Kirk fue víctima de los que él defendía, la Segunda Enmienda de la Constitución de EEUU que protege a los ciudadanos por poseer y portar armas, sin importar lo relacionado con seguridad pública y sin ningún tipo de regulación gubernamental. Lamentablemente el difunto fue víctima de lo que él defendía.
La trilogía del terror patrocina la violencia de todo tipo y sus resultados ya lo conocemos: guerra, genocidios, muertos, lisiados, inocentes asesinados, expatriados, ciudades destruidas, viudas, ciudades desoladas, miedos, penuria, entre tantos males. Quizás por eso el escritor estadounidense Elie Wiesel escribió: "Ante las atrocidades tenemos que tomar partido. El silencio estimula al verdugo". Lee que algo queda.