Mi vecina saltaba de la emoción, muy eufórica aplaudía la decisión del gobierno de ir en contra de quienes manejaban el dólar paralelo, que de paso no eran tan lelos. Sin embargo, el siguiente día, cuando ve a través de las redes que el diputado Lobo afirmaba que ahora los precios serian acordados y se reflejarían en la Gaceta, mi vecina pegó un grito al cielo y dijo: ¡Por favor no hagan eso!, acordándose de la anterior lista de precios acordados que se las pasaron los comerciantes por el…
Mi vecina no quiere vivir otra vez la misma experiencia de ese entonces, cuando recorriendo los comercios con la lista de precios acordados en la mano, se enteró que los comerciantes cobraban lo que ellos decían sin importarle los precios de la lista.
Ella cuenta su historia como si fuera hoy, y dice que se fue a propósito con la lista a comprobar si era verdad que los precios habían sido acordados y se acuerda cuando entró a una panadería y preguntó el precio de una latica de atún de 140 gramos, enseguida le dijeron el precio y lo comparó con el que estaba en la lista, y dijo: ¡Eso está muy caro! Ante lo cual el portugués le dijo: "Este negócio é meu e eu vendo-o como quero". Esta bien, por alli viene el gobierno., dijo la vecina, con cierta impotencia.
Después, dice, que entró a un negocio atendido por italianos y pidió que le vendieran un cuarto de kilo de mortadela y lo pagó al precio de la lista que llevaba en la mano; de inmediato le dijeron: "Aquí falta plata señora" "Aquí no cobramos por esa lista" El italiano dueño del negocio, de manera imperceptible se le oyó cuando dijo: ""Per me che mi importa dei prezzi concordati" (A mí que me importa los precios acordados)
Cuando hace referencia a los negocios chinos, dice que estuvo en uno, en donde mostró la lista de precios acordados como para intimidar y entonces el chino le dijo: "Qú mǎi chéngshú de".( Anda a comprarle a Maduro"). La vecina al oír "Qú mǎi", pensó "Este chino como que me está mentando la madre" por si acaso, lo que se le ocurrió fue decir: "La tuya, piazo e chino" y salió del negocio sacudiéndose las nalgas.
Ella dice que con estas visitas a los comercios fue suficiente para darse cuenta que a los comerciantes especuladores de cualquier nacionalidad, lo que le falta es mano dura, porque, dice ella, "es injusto que estén retando al gobierno cuando este lo que está es tratando de enfrentar la maldad de quienes dirigen el dólar ilegal". Ella dice que debería haber otra manera de fijar los precios y no de esa forma. Los comerciantes nunca se acuerdan de los precios acordados.