El caos controlado es una estrategia-táctica utilizada en contextos sociales y políticos para manejar situaciones de conflicto o inestabilidad de manera que se mantengan dentro de límites controlables y siendo altamente costosa para las víctimas, regiones, países, empresas, donde se aplica.
Los medios de comunicación y las redes sociales pueden ser utilizados como instrumentos dentro de esta estrategia debido a su capacidad para difundir información rápidamente, crear narrativas y movilizar la opinión pública. Su capacidad de comunicación los convierte en herramientas poderosas y de los poderosos para amplificar los conflictos existentes al darles una cobertura desproporcionada o al presentar una visión sesgada de los mismos.
El equipo actual de Trump en el gobierno de los Estados Unidos, está haciendo un uso amplio y riesgoso de esta estrategia-técnica y generando desconcierto, desajustes, sorpresas entre amigos y enemigos pues parte de la estrategia es no explicar nada a nadie.
En ella los medios de comunicación y las redes sociales juegan un papel capital al manipular la percepción de la realidad, al resaltar ciertos hechos y ocultar otros, o al difundir información falsa o engañosa, generando confusión, desconfianza y polarización en la sociedad. Además, pueden amplificar los conflictos, exacerbando las tensiones sociales y generando violencia.
Los medios y las redes construyen narrativas que influyen en la forma en que las personas interpretan los acontecimientos, generando miedo, odio o resentimiento, y desestabilizando a la sociedad, lo que implica seleccionar, organizar y presentar información de una manera particular para resaltar ciertos aspectos y minimizar otros, con el objetivo de dirigir la atención y la interpretación hacia una conclusión o punto de vista específico.
En Venezuela tenemos ejemplo como personas y organizaciones, vinculados al extremismo derechista, tratan de presentarse como salvadores de la patria sin tener ningún producto positivo en ese sentido y desmejorando a los que luchan. El cinismo es su careta. Tampoco debemos olvidar que María Corina no actúa sola, que tiene el apoyo de técnicos de los Estados Unidos y de sus organizaciones para estudiar Venezuela y lanzarla en campañas desestabilizadoras con mucha regularidad.
Las redes sociales permiten que la información se difunda rápidamente, lo que puede ser utilizado para propagar noticias falsas, rumores o propaganda. La viralidad de la información puede dificultar la verificación de su veracidad y generar pánico o desinformación.
Las redes sociales también pueden crear cámaras de eco, donde las personas solo están expuestas a información que confirma sus creencias preexistentes, polarizando a la sociedad y dificultando el diálogo y la comprensión lo que facilita que puedan movilizar a grupos y adoctrinados para protestas, manifestaciones o incluso actos de violencia, facilitando la organización de este tipo de eventos. Mucho de esto lo hemos visto en nuestro país. Hay que desarrollar instrumentos para contrarrestar estas cámaras de eco.
La capacidad de los medios y las redes para influir en la sociedad depende de diversos factores, entre ellos la existencia de mecanismos de control y regulación, que en el caso nuestro deben ser reforzadas, adecuadas y ajustadas, incluyendo los nuevos programas con las comunidades que anuncia el Presidente que no solo deben ser transmisores de información sino también receptores, de los acontecimientos comunes y secretos en las comunidades.
Es importante recordar que el uso de estas herramientas para generar caos no es algo nuevo, solo ha sido amplificado por las nuevas tecnologías convirtiendo a los medios de comunicación y las redes sociales en herramientas poderosas para el caos controlado, pero su impacto depende de la capacidad de la sociedad para prepararse, luchar y discernir la información veraz de la falsa. ¡Venezuela Vencerá!