La historia de Venezuela ha estado marcada por luchas sociales y políticas que han moldeado la identidad y su estructura social. Uno de esos episodios significativos, fue la Guerra Federal, que tuvo lugar entre 1859 y 1863, siendo impulsada en gran parte por la figura de Ezequiel Zamora, marcando el inicio de un conflicto, que simbolizó el clamor por la justicia social y la igualdad en un país que se encontraba profundamente dividido. Surge entonces, un fuerte movimiento cívico-militar denominado La Federación.
Venezuela a mediados del siglo XIX era un país caracterizado por la desigualdad social, bajo el predominio de una oligarquía terrateniente y un sistema político, que excluía amplios sectores de la población. La centralización del poder en manos de unos pocos había generado un descontento generalizado, entre las clases populares, quienes aspiraban un cambio que les permitiera acceder a sus derechos y oportunidades. La Federación se erigía como una respuesta a este descontento, proponiendo un modelo de gobierno que buscaba descentralizar el poder y garantizar una mayor participación de las provincias en la toma de decisiones.
Ezequiel Zamora, líder militar y político, emergió como la figura central de la lucha por la Federación. Zamora comprendió las injusticias que sufrían los campesinos y los sectores más desfavorecidos. Su carácter carismático y su capacidad de movilización lo convirtieron en el símbolo de la resistencia y la lucha por los derechos del pueblo. El 20 de febrero de 1859 el comandante Tirso Salavarría, toma la guarnición militar de Coro y proclama la Federación. Dos días más tarde el general Ezequiel Zamora, exiliado en Curazao, desembarca en Coro para ponerse al frente de la lucha como Jefe de Operaciones del Ejército Federal de Occidente, su desembarco en Coro significó el inicio de una serie de movilizaciones que no solo buscaban derrocar al gobierno central, sino establecer un nuevo orden social.
Según fuentes históricas redactadas por Beaujón y Villanueva, en Coro fue conformado un Comité Revolucionario, que lo integraban Juan Navarrete, Pedro Torres, Nicolás Zaldarriaga y Tirso Salaverría. Los líderes liberales estaban en contacto con el general Juan Crisóstomo Falcón, quien salió de Curazao a Saint Thomas, para comprar armas. Zamora apoya el alzamiento y nombra a Tirso Salaverría como cabecilla.
En la tarde del 20 de febrero los revolucionarios federalistas, empezaron a congregarse en la casa del coronel José Rivero, en el barrio El Pantano, en Coro, los comandantes Tirso Salaverría, Jesús María Hernández y Catalino Aceituno, y los vecinos José Toledo, Pedro Torres, Juan José Navarrete, José Tomás Pereira, Emilio Navarro Miquilena, Carlos Manuel Acosta y Maximiliano Iturbe. Se unieron un gran número de jóvenes opositores al gobierno y decididos a participar en el alzamiento. Por la noche asaltan la Guarnición de Coro, tomando novecientos fusiles, pólvora, dos cañones grandes, de bronce y otros de menor calibre y demás vituallas de guerra. El comandante Tirso Salaverría, nombrado jefe de la plaza, emitió una proclama exponiendo un resumen de programa federal, a la vez se conformó una junta que se denominó, Gobierno Provisional del Estado Independiente de Coro, integrada por Nicolás Zaldarriaga, José Toledo, Pedro Torres y Juan José Navarrete.
El 22 de febrero, en La Vela desembarcó el General Ezequiel Zamora, acompañado del general José Desiderio Trías, el Coronel José del Rosario González y los notables Napoleón Sebastián Arteaga, José Gabriel Ochoa, José F. de la Guerra y Juan Francisco Manrique; de inmediato fue a Coro, donde fue nombrado jefe de operación del Ejército Federal de Occidente. Al día siguiente publicaba su primera Orden General. Ordena a los militares hacer preservar el orden y las propiedades. Zamora era muy respetado por los corianos, conocía la región, además de ser un experimentado militar. Él nombró como nuevo gobernador provincial a Nicolás Zaldarriaga y como su secretario a Víctor Hansen. (Esteves y Villanueva).
El 25 de febrero, en la Plaza de Armas, se reunió una asamblea pública donde Zaldarriaga juró como Gobernador de Coro, como secretario de Gobernación José Toledo y Pedro Torres como administrador general y secretario de Hacienda. Fue enarbolada una bandera con siete estrellas azules. Se emitió una proclama con el compromiso de los revolucionarios, de defender la independencia administrativa y conservar la integridad y unidad de La Federación, a la vez que establecieron las atribuciones de un gobierno nacional: el control de las relaciones exteriores, las Fuerzas Armadas, entre otras. La ciudad de Coro se convirtió en el epicentro de las operaciones federales, donde se formaron alianzas entre diversos sectores de la población que anhelaban la transformación del país. Este evento no solo fue un acto militar, sino también un llamado a la conciencia colectiva, que resonó en todo el territorio nacional.
El gobierno de Coro asumió como gobierno general representativo, del país y se determinó la redacción de una constitución federal, con representantes electos en todo el país. Entre las normas que se propusieron implementar estaban: abolir la pena de muerte, la esclavitud y la prisión por deuda; implementar la libertad de prensa, de tránsito, de asociación, de representación, de industria y de culto; inviolabilidad del domicilio, de la correspondencia, de los escritos privados y respeto a la propiedad privada; establecer el poder electoral independiente, con el voto secreto, universal y directo; crear una milicia nacional; implementar justicia gratuita y asistencia pública para inválidos y personas de escasos recursos,
La Guerra Federal se extendió por varios años y estuvo caracterizada por una serie de batallas y enfrentamientos que evidenciaron la polarización del país. Zamora, con su ejército integrado por soldados provenientes de diferentes estratos populares, mayoritariamente campesinos, luchó contra las fuerzas centralistas, que defendían el statu quo. A lo largo del conflicto, se evidenció la lucha, no solo por la redistribución del poder político, sino también por la tierra y los derechos humanos y económicos de los más desfavorecidos y desheredados históricos,
A pesar de las victorias iniciales de las fuerzas revolucionarias, la Guerra Federal se tornó compleja y sangrienta. Sin embargo, la figura de Zamora se consolidó como líder indiscutible, convirtiéndose un símbolo de la lucha por la justicia social, con su célebre frase "Tierra y hombres libres", que se convirtió en un lema, que inspiró a miles de venezolanos a unirse a la causa. La Guerra Federal fue un proceso profundo y complejo, que concluyó en 1863, con el Tratado de Coche, que no logró resolver las profundas inequidades sociales. Sin embargo, la figura de Zamora perdura en la memoria colectiva, como un símbolo de la lucha por los derechos del pueblo. La visión de un país justo y equitativo, sigue resonando en los discursos políticos y sociales en la Venezuela de hoy.
Los acontecimientos del 20 de febrero de 1859, en Coro, marcaron el inicio de una revolución social. La Guerra Federal, fue un reflejo de la lucha de clases en Venezuela, aunque tristemente devastadora, puso de manifiesto las luchas por la igualdad y los derechos de los sectores más vulnerables de la sociedad. La figura de Zamora se erige como un emblema de resistencia, recordándonos la importancia de la justicia social y la participación ciudadana, en la construcción de un país justo y democrático.
A partir de los triunfos que logró obtener Zamora, en la campaña militar, que arranca desde Coro, el 20 de febrero de 1869, hasta el 10 de diciembre del mismo año, en Santa Inés de Barinas, donde Zamora y su Ejército Popular, le acomete la más rotunda derrota al gobierno centralista, y desde allí al 10 de enero de 1860 en San Carlos, donde una bala traidora, acaba con la vida del General del Pueblo Soberano. Crimen que anula las victorias obtenidas por las tropas populares, que encabezó Zamora. Desde ese momento la balanza vuelve a inclinarse a favor de los ricos, quedando las clases populares más desposeídas, después de haber regado los campos de batallas, con la sangre de sus héroes y heroínas: los hijos e hijas del pueblo.