Yo que en mi vida universitaria era un verdadero fanático de las obras teatrales tanto las montadas por el Teatro Universitario (TU), como las que se escenificaban en los espacios del Teatro Teresa Carreño y la Cinemateca Nacional, pasando por el Teatro Municipal y otros espacios de Caracas, nunca oí hablar de una modalidad teatral que llevará el ridículo a las tablas.
Si, por supuesto, conocía del Teatro del Absurdo, donde a través de la ironía y otros recursos se cuestionaban a la misma sociedad y en general al quehacer humano. Por supuesto, es una modalidad teatral seria consolidada en esa disciplina de tantos adeptos como lo es la actividad teatral.
Pero en Venezuela, y a propósito de intentar palidecer la toma de posesión del presidente Nicolás Maduro, se intento encender la pradera, con una noticia falsa que ahora desde el norte llaman (Few New) y en Colombia Falso Positivo, la supuesta detención y secuestro de María Corina Machado, a quien en nuestro país la identifican con un espanto.
La chispa, creada en los laboratorios sucios que funcionan en el exterior contra la República Bolivariana de Venezuela, con la cual se pretendía encender el país, se apagó en un decir Jesús, pero los opositores venezolanos y sus asesores extranjeros, sin saberlo, crearon una modalidad teatral: El Teatro del Ridículo.
Y fue precisamente el RIDICULO, en letra de imprenta, y el hazme reír, lo que resultó de esta trama, que si algo revela a todas luces, es la falta de apoyo popular, que tiene la ultra derecha en Venezuela, a pesar de todos los millones que se han robado y los otros millones que sus socios extranjeros, también han invertido, con la pretensión a futuro de cobrárselos saqueando nuestras riquezas naturales.
Pati tieso hubiese quedado Eugéne Inonesco gran dramaturgo, si viviera, al observar cómo se crea una nueva modalidad teatral que no pasó ni siquiera por su mente.
El Teatro del ridículo montado por la ultra derecha y sus socios extranjeros pone en evidencia cuan de errada fue la estrategia de sus mentores, que llegaron incluso a solicitar y está documentado, la intervención de su propio país.
Postura que los aisló totalmente, incluso, de otros sectores de la derecha venezolana, opositora, que por lo menos mantienen una postura crítica, pero nacionalista.
Con esta solicitud de intervenir su propio país, la ultra derecha venezolana, barrió de un solo plumazo la historia patria, el esfuerzo denodado de sus libertadores por la soberanía y la independencia, llevándose también en su afán irracional por el poder, las gestas históricas de Junín, Ayacucho y Carabobo.
Así que las entradas para el Teatro del Ridículo que se montó en Venezuela, para palidecer y sabotear la toma de posesión presidencial, se quedaron frías, ni ofreciéndolas de gratis la gente acudió por ellas. El montaje resultó un verdadero fiasco.
La versión teatral del ridículo que se tenía preparada en Panamá, también resultó un fracaso. Allí quedó Edmundo, con la boca abierta, babeando, rodeado de ex presidentes que son repudiados en sus propios países, algunos de ellos, con amplio prontuario de corrupción, pederastia y narcotráfico, calificativos bien ganados y documentados por la prensa internacional.
No había avión, que pudiera cargar tanta basura, por lo que patinó en plena pista y allí quedaron, como la Guayabera.
Fin de Fiesta, terminó la función. El Espanto no asusta ni a los niños de pecho, los (Ex), continuaran disfrutando de lo mal habido en sus propios países, pero con un prontuario que les pesa en la conciencia, si es que tienen. Ahora la justicia en Venezuela, tiene la palabra, los expedientes están abiertos, ya no hay suficientes carpetas para llenarlos. Sólo quedaría oír el sonar del Martillo contra el Escritorio: ¡Hágase Justicia!.