Cada inicio de año en todos los que he vivido consciente; los primeros días escucho promesas, como religiosos en templos de dioses inventados; arrodillarse a la misma mentira que se hicieron el año anterior, pero en estado inconsciente; ahora con mas grados etílicos en su cuerpo; juran que será distinta la forma de abordar la promesa y cuando entran en la normalidad, los primeros día, la nostalgia empieza a complicar la tranquilidad preguntándose ¿Cómo lo haré? Si el año anterior hice la misma promesa, con menos experiencia de la que tengo hoy y no pude, es probable que ahora con mas ímpetu lo haga: porque la determinación es más fuerte y las circunstancias que obligan, también.
Que cultura es esa que nos hace prometer como si se tratara de un juego de azar, sin hacer prácticas de preparación para enfrentar las posibilidades de construir en consciente, sabemos que es posible y en la verdad de la vida; el esfuerzo no queremos sea una promesa de fin de año.
Que distinto sería, que en la reunión familiar para despedir el año viejo, en vez de promesa, le regalamos al futuro, todos esos sueños que imaginamos en eclepcia, haciendo una fuerza que nos permita, garantizarle a nuestros iguales, la certeza que está vez si cumpliremos lo que soñamos conciente y se nos olvide que lo que hicimos es estado etílico, fue estimularnos para engañar a los que nunca han creido, que nos estamos preparando para dejarle a nuestros descendientes, garantía de una proyección de vida que permita asegurar futuro a la especie humana, sin tantos miedos.
Tenemos que borrar de nuestro imaginario las intenciones de los controladores de redes: desaparecer de nuestras promesas, el facilisimo que proporcionan para seguir envenenando a la generaciones futuras; esas promesa de borracho debería estar en otros planes que sean lo de garantizar futuro, porque SIN PATRIA NO QUIERO VIDA
HAZTE CONCIENCIA.
