La investigación del filósofo y ensayista inglés John Lewis, titulada "El Marxismo de Marx", publicada a finales de la década del sesenta del siglo XX, ofrece una relectura crítica de las teorías de Karl Marx, despojándolas de interpretaciones dogmáticas y sistemas filosóficos rígidos. Las ideas desarrolladas por Lewis, parten de una comprensión del Marxismo, buscando entenderlo en su contexto original, argumentando que ha sido malinterpretado y reducido a un sistema filosófico inmutable. Infiere Lewis que el marxismo es un método en constante evolución, no un dogma fijo, por lo tanto está enmarcado en una crítica dinámica a la sociedad moderna.
Por otro lado, Lewis critica a quienes ven el marxismo como un sistema perfecto e intocable, señalando que el propio Marx, rechazó ser encasillado en un marco filosófico cerrado; argumenta el autor que el marxismo debe ser visto como una herramienta analítica para comprender y transformar la realidad social.
Lewis desafía la idea común de que el marxismo es sinónimo de determinismo económico; a su juicio, Marx enfatizaba que las leyes económicas son históricas y deben ser reemplazadas por un sistema más racional y organizado; en este mismo sentido, Lewis puntualiza que el enfoque metódico de Marx es empírico y antropológico, no metafísico. Critica la tendencia a atribuirle doctrinas metafísicas que no se encuentran en sus escritos.
En cuanto a la relevancia, Lewis argumenta que el marxismo sigue siendo relevante como herramienta analítica para entender las contradicciones del capitalismo y las luchas sociales actuales, sobre todo la idea de alienación, ante la incógnita de cómo la alienación del trabajador en el sistema capitalista es central en la obra de Marx, así como su visión histórica del desarrollo social.
Lewis menciona que muchos seguidores de Marx, como ya se asomó anteriormente, han distorsionado sus ideas, creando confusiones sobre lo que realmente enseñó, a importancia del contexto histórico, por ello se da la necesidad de situar las teorías de Marx dentro de su contexto histórico para comprender su significado y aplicación.
La lectura de los aportes de Lewis, son una crítica hacia las interpretaciones tradicionales del marxismo, defendiendo que este debe ser entendido como un método flexible y dinámico. Argumenta que la obra de Marx ha sido malinterpretada tanto por sus detractores como por sus seguidores, quienes han impuesto lecturas dogmáticas que limitan su potencial analítico. Para Lewis, el marxismo tiene una vigencia contemporánea significativa, ya que permite analizar críticamente las estructuras sociales y económicas actuales, ofreciendo herramientas para la transformación social.
Otro aporte teórico que consideramos importante es el del cubano Pedro Tejera-Escull, quien en su investigación titulada "Acercamiento al marxismo del siglo XXI", del 2012, donde presenta un análisis exhaustivo sobre la relevancia y los desafíos del marxismo en el contexto contemporáneo; destaca el autor que a pesar de las crisis que ha enfrentado el marxismo sigue siendo una herramienta teórica vital para entender y transformar la realidad social. Se enfatiza que no hay teorías sociales eternas, pero el marxismo ha demostrado ser trascendental por su capacidad de síntesis y su impulso hacia la transformación social.
Se discute, infiere Tejera-Escull, que la crisis actual del marxismo se puede interpretarse como un fin o un nuevo comienzo; el autor señala que la falta de un nuevo enfoque teórico puede estar relacionada con la complejidad de los fenómenos contemporáneos y la necesidad de una reflexión más profunda sobre la praxis social.
El texto menciona la proliferación de diversas interpretaciones del marxismo, lo que lleva a cuestionamientos sobre quién puede considerarse un verdadero marxista. Esta diversidad es vista tanto como una fortaleza como una debilidad en la lucha por los derechos de las clases trabajadoras.
Uno de los principales retos, describe Tejera-Escull, es formar un nuevo sujeto histórico que sea plural y democrático, capaz de enfrentar el imperialismo transnacional. Esto implica una rearticulación de las luchas sociales actuales, donde la clase obrera debe ser estudiada desde perspectivas marxistas para comprender su desmovilización. Se menciona que las teorías contemporáneas, como la teoría cibernética y la teoría del caos, están comenzando a influir en el pensamiento teórico, lo que podría llevar a un cambio significativo en cómo se aborda la ciencia y la filosofía.
De manera puntual expresa Tejera-Escull: "La teoría de Marx se distingue por el uso coherente del método dialéctico materialista, que favoreció la reconceptualización, la explicación y la introducción de nuevas herramientas cognitivas en muchos casos no superadas aún. La gran mayoría de los marxistas posteriores reconocen la vitalidad del método marxista para el análisis de la realidad. Los no marxistas utilizan, inclusive, todo o en parte, dicho método en su actividad científica-investigativa, ya sea consciente o inconscientemente. Los enemigos del marxismo, generalmente, callan por no disponer de una herramienta mejor y enfocan sus ataques a la organicidad de la teoría, a su envejecimiento, a la superación de la misma por la historia…"
Por su parte, el autor identifica unas categorías emergentes fundamentales: transformación social, partiendo de la propuesta de un marxismo constructivo busca inspirar movimientos sociales contemporáneos hacia una transformación más justa e igualitaria, lo cual es crucial en un mundo donde las desigualdades se amplían.
Esgrime Tejera-Escull, al abordar los problemas filosóficos y sociales desde una perspectiva marxista actualizada, se fomenta un pensamiento crítico que desafía las narrativas dominantes del capitalismo global.
La integración del marxismo con teorías contemporáneas, explica Tejera-Escull, sugiere una apertura hacia enfoques interdisciplinarios que pueden enriquecer tanto el análisis social como las estrategias políticas para enfrentar los problemas actuales. La idea de formar un nuevo sujeto histórico refleja una necesidad urgente de movilización en contextos donde el descontento social es palpable. Esto puede revitalizar movimientos progresistas y crear nuevas alianzas entre diferentes sectores sociales.
De manera conclusiva, Tejera-Escull sentencia que no es solamente la continuidad del marxismo como herramienta analítica, sino también su potencial para inspirar acciones transformadoras en un mundo marcado por crisis socioeconómicas y desigualdades crecientes; la necesidad de un enfoque renovado y pluralista es fundamental para enfrentar los retos del siglo XXI.
Enfatiza Tejera-Escull: "La teoría de Carlos Marx, en segundo lugar, integra en un todo sistémico lo cosmovisivo, lo ontológico, lo gnoseológico, lo axiológico y lo ideológico, como ninguna otra construcción teórica posterior…Podría afirmarse que es la última gran metateoría. Además, el marxismo se plantea una transformación social, nunca antes aspirada, consistente, según Engels, en el salto del reino de la necesidad al reino de la libertad. Este propósito posee una dimensión humanista sin precedente y tiende un puente entre el marxismo y el resto del conocimiento científico acerca de la sociedad: técnico, médico, artístico, educativo, sociológico, etc…La magnitud de la obra teórica realizada por Carlos Marx, Federico Engels y, posteriormente, Vladímir Ilich Lenin, junto a los significativos cambios en los contextos en medio de una aguda lucha de clases, promovió la aparición de múltiples interpretaciones, que obligan a tomar en cuenta los marxismos en la actualidad…Esta circunstancia introduce el problema de la determinación de ¿quién es el marxista verdadero y quién no?; ¿cuál marxismo es heredero de la tradición y cual no? A estas interrogantes existen múltiples respuestas con mayor o menor grado de precisión. Lo cierto es que se trata de una respuesta difícil. Tal vez, la cuestión se trate de encontrar las claves correctas para una respuesta adecuada. En tal sentido, habría que buscar la consecuente aplicación de la dialéctica materialista a la comprensión y transformación de la praxis social (principios, leyes, categorías) por un lado, y el enfoque clasista de los fenómenos sociales, altamente comprometido con los intereses de las clases trabajadoras a corto, mediano y largo plazos. Estas claves contribuirán a la orientación del interesado en el complicado panorama de los marxismos y los marxistas en nuestros días".
Ahora bien, partiendo del estudio de Carlos Ignacio Ospina, en su ensayo "El fetichismo de la mercancía, el principal legado de Karl Marx", publicado en el 2017, se explora la relevancia del concepto de fetichismo de la mercancía en el contexto del capitalismo contemporáneo.
Ospina argumenta que el marxismo ha evolucionado a través de diferentes momentos históricos, destacando una ruptura significativa en los años sesenta que dio lugar a posturas heterodoxas. Este cambio refleja una lucha política y de clases que sigue siendo relevante en el contexto actual del capitalismo globalizado; el denominado fetichismo de la mercancía, hace referencia a un proceso de entendimiento dinámico del capitalismo moderno como fenómeno que implica una mistificación de las relaciones sociales a través de la mercancía, lo que oculta las condiciones reales de producción y explotación.
Expone Ospina, que Marx, a pesar de su crítica a Hegel, fue influenciado por su dialéctica; los aportes de Marx se presentan como una superación del idealismo hegeliano, pero también como una continuidad que permite analizar las estructuras sociales y económicas contemporáneas. El autor menciona cómo las interpretaciones ortodoxas del marxismo tienden a ver el fetichismo de la mercancía como una ideología que distorsiona la realidad social, mientras que las perspectivas heterodoxas lo consideran un problema epistemológico relacionado con la alienación.
Para Ospina, critica el marxismo vulgar por reducir las contribuciones de Marx a un análisis simplista y mecanicista, lo que limita la comprensión profunda de su legado teórico, el autor concluye que comprender el fetichismo de la mercancía proporciona herramientas valiosas para los historiadores y sociólogos al analizar el capitalismo del siglo XXI, sugiriendo que este fenómeno sigue siendo crucial para entender las luchas sociales actuales.
Analizar el fetichismo de la mercancía, explica Ospina, tiene un impacto significativo en cómo se perciben y analizan las relaciones económicas y sociales en la actualidad, por un lado la conciencia crítica, que es la reinterpretación del fetichismo, invitando a una mayor conciencia crítica sobre cómo las mercancías son percibidas en la sociedad moderna, fomentando un cuestionamiento sobre el consumismo y sus implicaciones sociales; el activismo social, ya que al resaltar las dinámicas ocultas detrás del consumo, este concepto puede servir como base para movimientos sociales que buscan desmantelar estructuras capitalistas opresivas; el revisión académica, cuyo enfoque, propuesto por Ospina, viene a revitalizar debates académicos sobre el legado de Marx y su aplicabilidad en un mundo donde el capitalismo continúa evolucionando.
Y como exploración final, en este revisionismo aleatorio con el que se busca comprender las ideas de Marx que se necesitan ahora, está un trabajo colectivo muy importante al cual no debe perdérsele camino, porque en él confluyen distintas maneras y formas de entender el marxismo en el contexto global-transdisciplinar. Se trata del libro titulado "La teoría marxista hoy. Problemas y perspectivas", un trabajo de compilación de Atilio A. Boron, Javier Amadeo y Sabrina González, de artículos de representantes del mundo intelectual que hoy estudia a profundidad el marxismo, buscando revitalizar y enriquecer el debate en torno al marxismo como corpus teórico y guía para la acción en nuestro tiempo. Fue publicado por CLACSO en 2006 y reúne las contribuciones de profesores que dictaron un curso virtual sobre el tema en 2003 y 2004; la investigación abarca la teoría y su relación con la praxis, la actualidad y renovación de los temas clásicos, la reflexión en el capitalismo contemporáneo; y sobre la democracia e imperialismo en tiempos de globalización.
El aporte fundamental de la investigación se orienta hacia la necesidad de revitalizar el debate teórico marxista en las ciencias sociales; ya que el marxismo sigue siendo una herramienta indispensable para entender y cambiar el mundo, donde la praxis y la acción política para el cambio histórico, tiene vigencia categorías como la lucha de clases, la igualdad, la ética y la filosofía de la praxis, incorporando las relaciones de género, la ecología y la globalización.
En razón de lo anterior, el marxismo sigue siendo un referente ineludible para comprender las dinámicas del capitalismo contemporáneo y las luchas emancipatorias, donde temas como la desigualdad, la explotación, la crisis ecológica y el imperialismo siguen siendo centrales en el análisis marxista de la sociedad actual.
Asimismo, el marxismo ofrece una perspectiva crítica y transformadora frente a los discursos hegemónicos que naturalizan el orden social vigente. Desde esta óptica, la lucha por una sociedad más justa e igualitaria sigue siendo un imperativo político y ético. En definitiva, este libro muestra la vitalidad y actualidad del marxismo para pensar y transformar el mundo en el siglo XXI.
Finalmente está la postura de Anthony Giddens, en su investigación titulada "El Capitalismo y la Moderna Teoría Social", de 1994, donde aborda la obra de Karl Marx desde una perspectiva crítica y contemporánea. Su análisis se centra en la relevancia del marxismo en el contexto actual, especialmente en relación con la modernidad y la globalización.
Giddens considera que, a pesar de las críticas y el aparente declive del marxismo tras eventos como la caída del Muro de Berlín, las ideas de Marx siguen siendo pertinentes. Argumenta que el capitalismo contemporáneo enfrenta crisis que reavivan el interés por el pensamiento marxista.
Según él, Marx no ha muerto como teoría; más bien, su legado sigue siendo un punto de referencia crítico para entender las dinámicas sociales actuales. Teoría de la Estructuración: Giddens introduce su propia teoría, la "teoría de la estructuración", que busca reconciliar la acción individual con las estructuras sociales.
Esto contrasta con el enfoque determinista del marxismo clásico, sugiriendo que los individuos tienen un papel activo en la creación y transformación de las estructuras sociales. Esta visión permite una reinterpretación del conflicto social y de clase, donde los actores no son meramente productos de su contexto económico, sino agentes que pueden influir en él.
A pesar de su aprecio por el legado de Marx, reitera Giddens, también critica ciertos aspectos del marxismo tradicional. Señala que muchas interpretaciones han quedado atrapadas en dogmas que limitan su aplicabilidad a nuevas realidades sociales; por ejemplo, su crítica a la rigidez del determinismo económico en el marxismo clásico resalta la necesidad de un enfoque más flexible que considere múltiples factores en la lucha de clases.
Giddens es portador de una serie de ideas que busca integra dentro del análisis contemporáneo de la sociedad un enfoque donde destaca la importancia de considerar tanto las estructuras sociales como la agencia individual, sugiriendo que las ideas de Marx siguen siendo cruciales para entender las complejidades del mundo moderno.
Dice Giddens: "…Marx no postula una conexión invariable entre estos dos modos en que la praxis social da forma a la conciencia. Un individuo o un grupo pueden desarrollar ideas en desacuerdo en parte con los puntos de vista que prevalecen en su época; pero estas ideas no llegarán a destacar si no se articulan con los intereses de la clase dominante, o con los de una clase que empieza a estar en condiciones de desafiar a la estructura de autoridad existente. Éste es el caso de muchas de las ideas que se emplearon para construir máquinas a fines del siglo XVIII y a principios del XIX: hacía muchos años que se conocían, pero su rápida aplicación y difusión sólo tuvo efecto cuando el desarrollo del capitalismo obligó a los capitalistas a aumentar la producción mucho más de lo que era posible con la manufactura artesana".