La victoria popular del 13 de Abril de 2002

La victoria popular del 13 de abril de 2002 en contra del golpe fascista, empresarial y mediático que desalojó por breve tiempo del poder al Presidente Hugo Chávez, marca un antes y un después en el desarrollo del proyecto revolucionario bolivariano en Venezuela. Es indudable que este suceso establece una gran diferencia respecto a los demás pueblos del mundo, los cuales, ante un golpe de Estado esta naturaleza, se mantenían al margen, cosa que no ocurrió aquí. En este sentido, hay que reconocer el alto nivel de conciencia revolucionaria alcanzado por las masas, puesto de manifiesto en la movilización espontánea hacia el palacio de Miraflores y bases militares, exigiendo la restitución de Chávez como Presidente constitucional de los venezolanos. Este hito también marca distancia en relación a la actitud cobarde, traidora y acomodaticia asumida por dirigentes políticos y algunos gobernantes locales y regionales, aun aquellos que el Presidente alababa públicamente como grandes revolucionarios.

Esto último es algo positivo. Tales hechos sirvieron para que muchos de los colaboradores y seguidores de Chávez se quitaran las caretas, algunos pasándose al bando opositor, a pesar de ser testigos del inmenso apoyo popular al proceso bolivariano, avalando así las múltiples violaciones de los derechos democráticos, constitucionales y humanos de los venezolanos que tuvieron lugar en aquellas fechas de incertidumbre, pero de redoblado valor y amor patriótico ante las pretensiones de una minoría antisocial y oligárquica de sumir al país en un baño de sangre y persecuciones como nunca se había visto, ni siquiera en la época dura de los años sesenta y setenta de la guerra de guerrillas. El error de los reaccionarios, entonces y ahora, es suponer que el pueblo de Venezuela sigue siendo el mismo de antes y que sólo es trascendental lo que ellos opinan y desean, algo que los emparenta con los nazis cuando mataban a diez personas por cada baja sufrida.

Por supuesto, esto no significa en modo alguno que no haya que librarse otras batallas en el futuro, frente a un gobierno estadounidense agresivo y un oposicionismo disociado e intransigente que tratan de repetir aquella experiencia fascista de hace cinco años. Esto podría incrementarse ante la perspectiva de que, una vez conformado oficialmente el Partido Socialista Unido, con reglas claras que permitan la democracia participativa y protagónica de sus bases militantes, se profundice la definición socialista del proceso bolivariano. Es posible que ambos elementos vuelvan a conjugarse para tratar de acabar con el proceso revolucionario, asimilando la experiencia fallida del 11 de abril, gracias a las fuerzas de tareas montadas por la CIA en nuestro país.

Por tanto, los revolucionarios estamos obligados a prevenir nuevos acontecimientos similares. En este sentido, se debe contribuir con la formación socialista y revolucionaria de los sectores populares, incluyendo su preparación militar, porque no se puede dejar todo en manos de las instituciones públicas, muchas penetradas por reformistas y opositores que nunca acompañarán la profundización del proceso bolivariano. Es imprescindible reforzar el papel protagónico y participativo que ha estado asumiendo en el pueblo, de manera que el poder y la toma de decisiones le sean transferidas, ampliando aún más el precepto constitucional de la soberanía y, por supuesto, definiendo y estableciendo lo que será el socialismo del siglo XXI.


HOMAR GARCÉS
¡¡¡REBELDE Y REVOLUCIONARIO!!!

¡¡Hasta la Victoria siempre!!
¡¡Luchar hasta vencer!!

mandingacaribe@yahoo.es


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Homar Garcés


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