El problema del transporte público en Venezuela

En toda gran ciudad el transporte masivo siempre en un asunto importante, es la capacidad de mover eficaz y rápidamente la mercancía fuerza de trabajo, en las sociedades capitalistas altamente desarrolladas es un asunto fundamental al cual se le dan soluciones a gran escala y con aplicación de ciencia y tecnología; pero en Venezuela...

En nuestra tropical sociedad, el transporte público, que, en líneas generales, no es público; es una especie de mezcla de "chatarrización, realismo mágico y avaricia "Dickensciana"; en Venezuela abordar un autobús, es mínimo una aventura peligrosa, con dosis de gases de hidrocarburos, impuntualidad, hacinamiento, accidentes, delincuencia y precios excesivos.

Una red ferroviaria solida sería (trenes y subterráneos) una pieza clave para el desarrollo económico del país, así como el pilar de un sistema de transporte público y de mercancías eficiente, rápido y económico.

No obstante, debido a las peculiaridades de nuestra historia, los ferrocarriles en Venezuela, se desarrollaron de manera tardía y con redes desconectadas entre sí y languidecieron rápidamente a mediados del siglo XX.

Por décadas el sistema de transporte de pasajeros en Venezuela ha sido controlado por empresas privadas y ha sido un sector de mediocre importancia en la economía, en algunos momentos de principios de siglo XX algunas ciudades del país contaron con sistemas de transportes municipales, buses y tranvías, pero estas sucumbieron, ante la decidía estatal y una muy fragmentada capa de pequeños y medianos burgueses del transporté, quienes terminaron controlando eso que en Venezuela se llama "transporte público".

Las grandes empresas del transporte se dedican al flete de mercancías de la economía comercial –importadora asociada al rentismo petrolero; mientras que el transporte de pasajeros a quedado en manos de múltiples redes de pequeños y medianos empresarios; algunos incluso informales, ilegales o a-legales: piratas, moto taxistas etc, etc, etc.

Sus servicios siempre han sido inadecuados y poco confiables, sujetos a los vaivenes de la economía, los desperfectos mecánicos de sus flotas de vehículos comprados como chatarras en otros países, más el desorden y la falta de planificación técnica de sus operadores.

Con la caída de los precios del petróleo sumada a la baja de la producción de crudo y gasolina; la incapacidad gubernamental para afrontar la crisis económica, la reducción de las importaciones de autopartes significo un golpe al sector transporte, que lo llevo en algún momento a la virtual paralización y a un foso del cual aún no logra salir, como puede saber cualquier venezolano que intenta ir a su trabajo usando el transporte público.

El parque autobusero ya de por si débil por su fragmentación empresarial y obsolescencia técnica, ha colapsado en los últimos años por la escasez y encarecimiento de los repuestos, hoy presenciamos su agonía.

La crisis en Venezuela del sector transporte público, es tan grande que hace que las consignas "socialistas" del gobierno resulten ridículas y risibles; no hace falta "socialismo" para comenzar a resolver este problema. Prácticamente todos los grandes países capitalista del mundo y muchos no tan grandes en las escalas de sus economías han logrado afrontar con éxito la realidad de crear sistemas de transporte público masivo y eficiente.

Hay medidas que pueden aplicarse en lo inmediato en Venezuela y salir así de la prehistoria en materia de transporte público masivo.

Primero, el servicio de transporte público masivo interurbano debe estar en manos del estado (nacional regional o municipal), con asociaciones con capital privado donde las condiciones y necesidades lo requieran, pero bajo la organización central publica, y esto no es comunismo, esto pasa en muchos pauses del mundo incluyendo los EEUU.

Segundo, el transporte público debe estar concentrado en grandes empresas o corporaciones capaces de establecer estrategias de rutas y redes de movilización según los flujos y necesidades de la población, así como de las necesidades de crecimiento de las ciudades y sus zonas económicas e industriales.

Tercero, la burguesía debe contribuir con un fuerte aporte económico e impositivo para sostener una eficiente red de transporte público, pues una red eficiente de transporte se traduce en beneficio para ellas misma pues sus asalariados asistirán a sus centros de trabajo de forma más eficiente y productiva, así como las personas irán a comprar sus mercancías a los comercios con mayor facilidad.

Cuarto, puesto que el desarrollo de un sistema de transporte optimo es reflejo material de una economía productiva y no rentista, es necesario superar cuanto antes el rentismo petrolero e industrializar aguas abajo el petróleo.

¿Podrá la burguesía venezolana hacer eso?



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Wladimir Abreu

Historiador. Profesor universitario

 vladimirabreu@hotmail.com

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