Pluma Contestataria

A 70 años del vil asesinato del poeta de la ternura infinita Antonio Pinto Salinas

"Que aunque la vida perdió, nos dexó harto consuelo su memoria"

Jorge Manrique

Poeta español

"Despertad de la tumba, héroes, libertadores… romped vuestros sarcófagos de piedra"

Heraclio Martín de la Guardia

Poeta y dramaturgo venezolano

"La única manera de lidiar con este mundo sin libertad, es volverte tan absolutamente libre que tu mera existencia sea un acto de rebelión"

Albert Camus

Escritor y Filósofo francés Premio Nobel de Literatura

Cómo un merecido homenaje póstumo deseo rendir tributo a nuestro coterráneo ANTONIO PINTO SALINAS el poeta de la ternura infinita, de quien conmemoramos hoy 70 años de aquel atroz y cobarde asesinato, de uno de los crímenes políticos más abominables perpetrado por la dictadura de Pérez Jiménez en aquella trágica madrugada del 11 de Junio de 1953.

La vida de este singular santacrucense transcurre en medio de dos etapas de un pasado ominoso caracterizado por cruentas dictaduras (la de Gómez y Pérez Jiménez) que se convirtieron en toda una pesadilla nacional, dejando un saldo muy negativo en el historial republicano. Difícilmente podemos concebir cómo la malevolencia de unos hombres sin alma; pudo ensañarse contra la vida de este insigne merideño, dotado de las más extraordinarias actitudes cívicas.

Este aldeano de la zona norte del municipio epónimo, orgullo de los habitantes de Santa Cruz de Mora (La Tierra del Café) en el Estado Mérida, representa un bastión de dignidad, cuya sangre derramada fue sembrada como testimonio indeleble de una vida heroica, en la que jamás hubo pusilánimes vacilaciones y flaquezas en su espíritu de combatiente y que fue truncada por la barbarie de un régimen oprobioso que se instauró por una década.

Inexplicablemente alguno lugareños desconocen la obra de este poeta de la ternura infinita, así llamado por su íntimamente allegado y compañero de los azarosos caminos de la vida Dr. Rigoberto Henríquez Vera. Así como también, poco se conoce que Pinto Salinas integró aquella erudita Asamblea Nacional

Constituyente de 1946, en representación de nuestro Estado Mérida, haciendo equipo con grandes letrados de la época, como lo fueron: el volcánico e irreverente intelectual de altos quilates Dr. Domingo Alberto Rangel y el ya mencionado Dr. Henriquez Vera, ambos tovareños.

Dentro de aquel espectro de buenos oradores, El Poeta Militante tuvo sólidas intervenciones en los temas agrarios, políticos y en su familiarizada especialidad: la economía. Se manejó con gran audacia, destacándose por sus matices oratorios y por poseer una personalidad distinguida, amable y culta. Se erigió como un periodista autodidacta de elegante estilo combativo, desde las columnas de los distintos periódicos (Ahora, Avance, Fantoches, El País, Atalaya entre otros) donde fustigó con su pluma las atrocidades del régimen imperante, que le valieron cárcel, exilio y posterior asesinato.

Nos llena de profundo júbilo a los merideños y, especialmente a los santacrucenses, que un hijo de esta tierra llamado Antonio Pinto Salinas; es el primer venezolano egresado como Economista de una universidad nacional (1944) como lo es "la Casa que Vence las Sombras" (UCV) ya como carrera oficial con su respectivo pensum de estudio. Puso al servicio de la patria sus elevados conocimientos en la materia; ostentando varios cargos que desempeñó con altruismo, transparencia y un altísimo sentido venezolanista que debe caracterizar a todo funcionario público.

En 1948 conforma la delegación venezolana de alto nivel que viajó a Bogotá, con el fin de participar en la asamblea que tuvo por objeto la creación de la Organización de Estados Americanos (OEA) y en donde de manera sorpresiva se suscitan una serie de eventos populares cargados de una violencia inusitada, cuyo detonante fue el magnicidio cometido al líder liberal Jorge Eliécer Gaitán el 09 de abril, quien para ese entonces se perfilaba como el inminente ganador de las elecciones presidenciales en Colombia ese año. Aquel suceso histórico se conoció posteriormente como el Bogotazo; dejando como resultado una verdadera hecatombe en lo político, social y económico, donde aún permanecen abiertas las cicatrices de aquel oscuro episodio, que marcó la triste y sangrienta historia del hermano pueblo colombiano.

Pinto Salinas el poeta militante como lo llamara su fraternal amigo el Dr, Edilberto Moreno, sucumbió a las más sombrías manifestaciones de la felonía. Aquel hombre de fino verbo; de pedagógica, elocuente y limpia oratoria, Cuentista de hermosa prosa, culto, un poeta que serenaba el discurso, lo embellecía con sus versos provincianos, lo impregnaba con una solemnidad casi eclesiástica, todo generosidad y pulcritud, un verdadero paladín de noble superación espiritual.

A raíz de la defenestración del Presidente Gallegos en 1948, le correspondió transitar duros e infatigables años de persecución, sumándose activamente a la lucha clandestina que finalmente lo condujo a aquella siniestra y absurda muerte. Para el momento de su detención y con la mirada testimonial que acechan sus esbirros exclamó lapidariamente a sus compañeros prisioneros:

"Tengo la firme convicción de que voy a ser asesinado. Si alguno de ustedes logra salir con vida, le suplico llevarle mi último pensamiento a

mi madre y hermanos. A los compañeros en la lucha contra la dictadura, que no desmayen un instante, yo solo represento una cifra cuya eliminación no tiene importancia. De todas maneras, ya estaba sentenciado"

Nuestro paso por la tierra es breve. No obstante, ante el maravilloso don de la vida dejar una huella significa la mayor prueba de generosa gratitud a la madre tierra, el suelo patrio toma plena conciencia de si mismo en el hombre, cuya vida, corta de días, apenas permite reconocer la vanidad de la parvedad del tiempo y de esa transitoriedad en la luz de los días, es donde el hombre obtiene su mayor acercamiento al suelo sustentador. Premonitoriamente plasmó en su poema Oración a tu Amor: "….y por mis huesos que caerán mañana hasta la muerte quiere que te quiera"

Pinto Salinas comprendía con meridiana claridad, que en aquellos momentos sumamente dramáticos, existían pocas y remotas posibilidades de salir con vida de aquella aciaga encrucijada histórica, conocía ampliamente de la furia y criminalidad de sus perseguidores. Meses previo a su deceso, ya habían caído dos de sus más cercanos y entrañables compañeros de partido (AD), como fueron el Dr. Leonardo Ruiz Pineda (1952), el Dr. Alberto Carnaval (1953) y el también Capitán tovareño Wilfrido Omaña (1953) pasando todos a engrosar la larga lista del martirologio nacional. Bien lo dijo en una oportunidad: "Hace tiempo que estoy resteado y convencidamente conforme; aquí o caeremos todos o nos confundiremos en las alumbradas del triunfo y de la justicia"

Constituyen estos hombres los heraldos de ese gran esfuerzo patriótico por devolvernos las libertades democráticas, HÉROES en la más rigurosa acepción de la palabra, paisanos que con exacerbado coraje, arrojaron no solo su tranquilidad sino sus vidas al patíbulo del sacrificio, para legarle a Venezuela ese ejemplo de valor que no se refugió en cómodas atalayas ni se cotiza en la Bolsa de las vanidades humanas.

En Pinto Salinas se sintetiza una concepción del mundo, que como lo quería Martí, es siempre "Agonía y Deber". Agonía en el trajinar de la lucha diaria y en la contumaz entrega a los inmarcesibles requerimientos del ideal. Y en los nunca evasivos encuentros con el deber, motivados por la suprema renunciación a la vida misma, cuando la conciencia de las masas necesita el aldabonazo de un sacrificio postrero.

Con su aterrador rostro; la muerte es también una forma de adherirse a las convicciones, y ningún movimiento que se precie de ser revolucionario; que no tenga ceniza de mártires, será capaz de transformar en su justa dimensión la historia, porque la historia tiene una función creadora en el orden presente que sobrepasa con creces el nivel de los adornados discursos y representa la imperativa guía que sirva de soporte para adoptar decisiones hacia un constructivo porvenir. Que estas líneas sean como la gota de agua incesante que abre surcos, la historia sabe correr también, sin amarras por los atajos del recuerdo y de la memoria imperecedera que exaltan el valor de sus hijos.

Al Trovador de la elegante poesía

Errante viajero, sigiloso

Que vas y vienes una y otra vez

Cumbre de Pinto; donde reina

La apacible calma, de riquezas

Se ha colmado…

Te extraña la ruinosa casona

De ennegrecidas tejas; bañada en luna

Las grises montañas se abrazan

a la densa neblina

El sol de junio su portentosa luz envía

Coronada por pardillos y cedros,

Desnudos peñascales

Emboscados por la melancolía

Desde lejos ruge el río,

Tu más fiel compañero

Que remueve la adusta tierra

De tu primaveral poemario

Las sombrías soledades

Que gobierna la bucólica aldea

Hondamente clavada en tu recuerdo

Apadrinada por la lluvia

Me gusta la lluvia

Cuando llueve versos y poemas

Pastor luminoso y profundo

De mirada perdida,

Sorteando tempestades;

Se observaba arder

Rompiendo cadenas a la ignominia

Tan augusto nombre

En tu marcha majestuosa

No derramaste sangre inútil

Embestid y repeled

A la opresión

Indómito guerrero,

Que con orgullo guarde

Santa Cruz su coloso,

Aunque murmure tu nombre

Con dolor, fuiste el quijote que

Supo cumplir su misión

Silver Gutiérrez Araque



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Silver Eliezer Gutierrez


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