El imperio del miedo vive su ocaso

Estados Unidos vive -desde hace algunas décadas- una profunda crisis estructural que ha trastocado todos los cimientos de su formación social y que, los sucesos del 11 de septiembre de 2001 y la crisis inmobiliaria del 2008, constataron su magnitud. Ya que, como lo ha dicho el economista estadounidense Jeffrey Sachs: Bajo la crisis económica americana, subyace una crisis moral: la élite económica y política cada vez tiene menos espíritu cívico. De poco sirve tener una sociedad con leyes, elecciones y mercados si los ricos y poderosos no se comportan con respeto, honestidad y compasión hacia el resto de la sociedad y hacia el mundo. Crisis que, según el economista estadounidense, es el resultado de la descomposición del poder político de esa nación hegemónica.

Con el derrumbe de las torres gemelas, se constató la fragilidad del sistema de seguridad estadounidense para proteger a la sociedad. Las guerras e invasiones a Irak, Afganistán y Libia, demostraron que es posible utilizar la estructura militar para la conquista; pero, también, se pusieron de manifiesto los límites de dicha práctica en función de una dominación estable. En la supuesta lucha contra el terrorismo, Estados Unidos se ha arrogado un derecho de acción unilateral, vulnerando el marco internacional de legalidad y cooperación: "si no estás conmigo, eres mi enemigo" Los gobiernos supremacistas del gigante del norte, actúan con desdén "plutocrático" hacia el resto del mundo; han creado un falso universo conformado por el "eje del mal", del cual formarían parte aquellas naciones no adscritas a su órbita; y, el "eje del bien", integrado por sus adláteres. Ninguna importancia le han asignado al "eje de la desigualdad", el cual es la verdadera razón de las injusticias sociales y el malestar con la democracia occidental.

El caradurísmo con que actúan los gobiernos estadounidenses ha puesto en peligro la paz mundial. Pretender reducir la democracia a la "dictadura del mercado"; cercenar la libre determinación y soberanía de otros países, a construir su propio modelo de sociedad, constituye una aberrante práctica en las relaciones internacionales. Es por ello que, los gobiernos de Estados Unidos, recurren al miedo, como arma terrorista, en sus pretensiones de dominación hegemónica. El "imperio del miedo", constituye la base fundamental de su política de seguridad nacional.

La hegemonía imperial estadounidense vive su ocaso. Después de más de cien años de dominación muestra, en toda su magnitud, la dimensión de sus falencias estructurales. La crisis presupuestaria, la enorme deuda externa y el descenso de su influencia geopolítica, son la mejor evidencia de la anterior afirmación.

Y que, como lo ha dicho Noam Chomsky: La desigualdad actual no tiene precedentes. En términos absolutos se trata de uno de los peores momentos de la historia de los Estados Unidos, pero, si se analiza en profundidad, es evidente que proviene de la extrema riqueza de un minúsculo sector de la población, la pequeña fracción del uno por ciento. El bienestar del ciudadano norteamericano, el cual era exhibido con tanto orgullo, llegó a su final. Y con él la hegemonía imperial.

Jeffrey Sachs, al hacer una valoración de la forma como han actuado los partidos Republicano y Demócrata, señala que hasta hace unas pocas décadas el interés político de los republicanos residía en el negocio petrolero; mientras que, los demócratas se esforzaban por controlar el poder financiero a través de Wall Street. Pero, a partir de la doctrina Reagan, ambos partidos se han entregado por completo a la búsqueda incesante de riquezas, lo cual ha dejado … a los americanos exhaustos y privados de los beneficios de la confianza social, la honestidad y la compasión. Nuestra sociedad se ha vuelto despiadada, y las elites de Wall Street, de la industria petrolífera y de Washington son las más irresponsables de todas.

Estados Unidos vive una bancarrota social. La crisis de la nación del Tío Sam es muy profunda, es irreversible. La misma, no tiene solución en los marcos de su actual modelo de desarrollo neoliberal imperial. Y, por si fuera poco, tampoco están pensando en el diseño de un modelo alternativo. Los avances en la estructuración de un mundo multipolar, son la mejor constatación del ocaso de su hegemonía. Un nuevo orden mundial se abre paso. Las incertidumbres que presagiaban el siglo XXI, comienzan a disiparse. El imperio del miedo vive su ocaso.



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Nelson Pineda Prada

*Profesor Titular de la Universidad de Los Andes. Historiador. Dr. en Estudios del Desarrollo. Ex-Embajador en Paraguay, la OEA y Costa Rica.

 npinedaprada@gmail.com

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