Las esféricas sobre el yunque

La primera vez que vi a Benjamín Rausseo fue un mediodía de 1986, en el programa de TV, Almorzando con Orlando Urdaneta, en el canal ocho, si mas no recuerdo. Orlando lo presentó con mucho temor. Recuerdo claramente como justificó la creación de un personaje folclórico prestado al humor y reconoció la necesidad del estudio para el difícil arte de hacer reír. Palabras que están demás, si se está seguro del producto, y necesarias si hay posibilidad de fracaso y simplificar el control de daños.

Hoy Orlando Urdaneta es un bicho raro, carcomido en su terrible frustración, pues se creyó el protagonista de la película durante los sucesos del 11 de abril de 2002 y Benjamín Rausseo es precandidato a la presidencia de la República y se va a medir con los candidatos de la oposición porque se considera opositor, y según su razonamiento, participar en primarias opositoras evita que se diga que es chavista o que su candidatura es para dividir a la oposición. Bueno, Chavista no es, opositor tampoco y divisor menos, pues para ser chavista hay que tener conciencia histórica y claridad ideológica, para ser opositor hay que proponer alternativas y para dividir hay que tener liderazgo y ascendencia sobre la población.

Er Conde del Guácharo es Benjamín Rausseo y no al revés. Tal vez sea Rausseo el personaje interpretado por ErConde, y no lo digo con intensión de descredito, no. Simplemente es la verdad.

Lo cierto es que su candidatura luce ante la opacidad de los desgastados y cuestionados candidatos opositores y con esto no pronostico que gane las primarias, pues en verdad no creo que pueda ganar ni le permitan ganar. Lo que si afirmo es que un candidato de las características de ErConde suma a las primarias opositoras un chiste más.

En todo caso obligado estoy a escuchar el planteamiento de Rausseo, para criticarlo o para valorarlo, pues en su esfuerzo por hablar en serio, tratando de dejar de lado al lenguaje muy, pero muy vulgar que acostumbra, hay un hombre del pueblo, que supone haberse educado y preparado académicamente, que ha hecho fortuna y que por venezolano tiene buenas intenciones, nadie lo puede negar.

Se nota en ErConde el anhelo de un país moderno y funcional, pero también se le nota un déficit político, pues confunde gerencia empresarial con política pública. Un error que muchos ya superamos. Recordemos la larga noche neoliberal de los años 90. Muchos caímos en la trampa de creer que un país se podía manejar como una empresa y fracasamos, aquí, y en muchas partes del mundo, al punto que Japón y los EEUU, adoctrinadores con modelos gerenciales mediante libros altamente publicitados, terminaron aplicando políticas públicas de protección a la gente, subsidios, planificación de estado y emisión de dinero para incentivar las economías en recesión.

En un país, una gobernación o una alcaldía son espacios para políticas públicas, no son empresas y jamás podrán serlo, pues están sometidos a controles de gasto, a reglas en el manejo de los presupuestos y a decisiones sometidas a la valoración, previa o posterior, de órganos legislativos y solo pueden generar ingresos y riqueza cuando el estado es dueño de empresas productivas, y esto solo se puede traducir asi: "el estado dueño de los medios de producción."

Conde, la institución Presidencia de la República se sostiene bajo una ley de presupuesto, y el dinero que capta proviene básicamente de los impuestos y las utilidades directas que causen las empresas propiedad del estado.

Claro que hay responsabilidades cuando se nombran juntas directivas, presidentes de empresas y se logran convenios de gobierno a gobierno, pero los negocios están limitados e impactados por el comercio internacional y por los intereses, casi siempre mezquinos, de quienes tienen el control financiero mundial.

Para simplificar. Si Benjamín Rausseo quiere gerenciar al país como ha gerenciado sus empresas debe declararse socialista, y practicarlo en dos frentes, 1) asumiendo el control de los medios de producción del país, léase petróleo, minería y agricultura y 2) estableciendo una planificación que sea de obligatorio cumplimiento por todos, todos, por los empresarios, los trabajadores los burócratas y hasta los religiosos.

Benjamín o Conde, gerenciar sin ser el dueño es lograr que una orden sea cumplida por miles de personas que no vez, que no conoces, que no puedes despedir pero que tampoco puedes premiar con un aumento de salario individual.

Gerenciar un país siendo Presidente de la República implica hablar de lo mismo hasta convencer, no es lo mismo que dar una orden. Es luchar contra grupos económicos que no viven de la producción sino del parasitismo, y al intentar eliminarlos se causa daño al pueblo y se pierden votos, muchos votos.

Gerenciar un país siendo gobierno implica corregir cambiando leyes, y eso significa esperar, y esperar y esperar a que la aprueben, para luego intentar aplicarla y si algo queda flojo o incompleto habrá que volver a esperar y esperar y esperar a que se corrija.

Gerenciar siendo gobierno implica cuidar los procedimientos administrativos, nada de estar ofreciendo comprar un bombillo con la partida de cortar el monte y mucho menos comprarle empanadas a la amiga de Ernestina sin factura, ni registro nacional de proveedor, ni solvencias del IVSS o municipales. Mosca. Es preferible comprar croissant en el bodegón del CCCT, allí te dan factura, asi el croissant, sin relleno, te cueste10 veces más que la empanada full de cazón.

Suerte Conde, eres libre de poner las esféricas en el yunque, asi le dijiste a Shirley.



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Manuel Gragirena

Profesor Universitario. Ingeniero Electricista. Especialista en Telecomunicaciones. Diploma de Estudios Avanzados en Educación. Ex Sidorista

 manuelgragirena1@gmail.com

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