Los expertos de las redes

Las redes sociales: Twitter, WhatsApp y otras, han hecho disponible a todo el mundo grandes cantidades de todo tipo de material escrito y audiovisual, procedente de muchas fuentes, individuales y colectivas, institucionales y no, y de contenido extremadamente variado: informativo, veraz y falso; de opinión de todos los tópicos existentes: artísticos, científicos y pseudo científicos, de salud, educación, políticos, deportivos, laborales, técnicos, culinarios y paremos de mencionar. Se puede afirmar que nunca la sociedad ha estado tan bombardeada de este tipo de materiales, lo que podría hacer pensar que hoy la población está en mejores condiciones que en el pasado pre redes en materia informativa, científica, educativa y de formación ciudadana.

Sin embargo, esta abundancia de materiales no necesariamente reúne los requisitos para ser considerada idónea. Ya conocemos las llamadas "fake news" o falsas noticias, de origen diverso y que abundan en las redes, en tal cantidad que hoy hasta existen grupos que se dedican a buscar este tipo de mensajes y desenmascarar el engaño. Así mismo, hay contenidos numerosos y diversos que adolecen de insuficiencias y errores muy serios, que distorsionan la realidad y la verdad y son incluso peligrosos para individuos y colectivos. La campaña mundial contra la CoVid-19 fue entorpecida a través de las redes por la mentirosa propaganda de los antivacunas.

Con las informaciones científicas y técnicas especializadas ocurre además que no son adecuadamente interpretadas por el público llano que las lee, pues no tienen lo conocimientos necesarios para entenderlas en toda su extensión y significado. Luego de leer un resumen de las mismas muchos se presentan como amplios conocedores de la materia, llegando incluso a enrostrarles a verdaderos especialistas su "gran" conocimiento sobre el tema, sus "profundas consultas a Wikipedia. Algunos se hacen médicos y recetan sobre la base de lo leído en Google. Otros son ingenieros o farmacéuticos, y dan sus recomendaciones sobre construcciones o sobre la calidad de los medicamentos fabricados en La India. Estos "neo expertos" no tienen la prudencia de los expertos reales.

Aparecer como muy informado da poder sobre otros, pues sus opiniones son tomadas en cuenta y se puede entonces manipular con esa pseudo información con fines económicos, políticos, ideológicos e incluso de beneficio personal. Pero para este tipo de individuos, el peor peligro lo constituyen quienes sí tienen conocimientos, quienes han estudiado, quienes han hecho investigaciones reales sobre la materia, pues sus opiniones los ponen en evidencia ante los demás interfiriendo con sus muchas veces absurdos propósitos. Es en este momento en que se inician las descalificaciones de quienes han hecho estudios formales y tienen grados académicos.

Oímos entonces aquello de: "Ese será muy doctor, pero de la vida no sabe nada"; "Yo he leído mucho sobre este tema, para que cualquiera por el simple hecho de ser profesional me venga a contradecir"; y esta aberrada conducta se facilita en Venezuela porque tenemos un gobierno que también desprecia el estudio y el conocimiento. Se puede discutir sobre la necesidad y conveniencia de que se construya un puente, pues existen muchas variables a considerar según los intereses y requerimientos de los futuros usuarios de la obra y los de la nación, aparte de la afectación que estos trabajos producen sobre el ambiente y las comunidades cercanas. Pero a la hora de discutir la construcción en sí misma, su resistencia, su pendiente, los materiales, si es colgante o no y muchas otras, sólo los expertos ingenieros tienen la palabra y quienes no tienen la preparación técnica ni profesional debida quedan fuera de ese debate.

El otro aspecto es la agresividad de muchos de estos "aventajados expertos", la cual está en proporción directa a su involucramiento personal en las materias que se discuten, su personalidad y carácter, su educación y su cultura. Mientras más cerca de tener conocimiento real, mucho más comedidos son en sus opiniones y mucho más respetuosos de las opiniones de los demás. Mientras más ignorantes, maleducados, agresivos e irrespetuosos, sus respuestas pasan por las burlas, la descalificación clara del oponente, hasta llegar a la calumnia infame. Muchos hemos sido víctimas de este tipo de energúmenos.



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Luis Fuenmayor Toro

Médico-Cirujano, Ph. D., Ex-rector y Profesor Titular de la UCV, Investigador en Neuroquímica, Neurofisiología, Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología. Luchador político.

 lft3003@yahoo.com      @LFuenmayorToro

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