Sopa de letras

El siglo XX marca el repunte de los partidos políticos del país. Estas organizaciones, con el devenir del tiempo, se fueron convirtiendo en estructuras esclerosadas y su fin lo decretó, por ironías de la vida, la muerte del puntofijismo del que habían sido el principal soporte. Los grupos económicos hegemónicos penetraron y horadaron las bases de los partidos políticos.

En aquella perversa alianza que se dio, estas organizaciones políticas terminaron representando los intereses que atacaron en un principio.

La dinámica política en las décadas de la IV República selló su impronta sobre la base de pactos entre las estructuras organizativas partidistas y los grupos económicos más poderosos. Diversas tramoyas hicieron posible que dichos grupos siguieran predominando desde los gobiernos gomecistas a la dictadura perezjimenista y continuaran campantes como protagonistas, dirigiendo los hilos de la economía del país, en la llamada democracia representativa.

Esas alianzas y pactos insuflaron el largo tiempo en el cual la política venezolana se fue degradando, la economía del país se deterioró en demasía, la deuda externa aumentó a puntos insostenibles y, como complemento, el principal rubro de exportación y motor de nuestra economía quedó en un precio de venta en los mercados internacionales de $7 por barril.

Una multiplicidad de causas explican la finitud del bipartidismo, del puntofijismo y de los regímenes representativos en Venezuela. El deterioro evidentísimo de estas organizaciones políticas, ubicadas en lo que se asume como la socialdemocracia o el socialcristianismo, produjo en sectores conservadores la emergencia de agrupaciones que presuponían propuestas alternas en el debate y la lucha política. No ha sido así.

Hace pocos días, en un evento que reunió a ex dirigentes de diversas toldas políticas, la oposición presentó una "nueva cara" del partido de Manuel Rosales. Allí fueron juramentados representantes para una "plataforma unitaria opositora", encabezada por Un Nuevo Tiempo. ¿Son de centro izquierda? ¿De centro derecha? ¿O son de una rancia derecha? Lo que sí proyectan son distintas siglas como en una sopa de letras. Allí se congregaron antiguos contendores. Este damero opositor recuerda la frase: ¿Quién da más?.

Periodista / Prof. universitaria


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Asalia Venegas S.


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