El instructivo ONAPRE, los salarios, igualdad y el socialismo

Días atrás, un distinguido amigo, a quien mucho estimo por su preocupación por la humanidad, los intereses nacionales y cuidadoso empeño, en lo cual con él me identifico plenamente, en la búsqueda de la unidad entre quienes perciben el mundo como nosotros, escribió un artículo en defensa del instructivo ONAPRE. No le nombro porque no está en el campo de mi interés, por lo que lo aprecio, aparecer en este medio confrontándolo o discutiendo con él.

Lo hizo porque percibe que el instructivo mencionado está concebido bajo la idea de fomentar la igualdad entre los trabajadores y como un medio por el cual hay que empezar para construir el socialismo. Pues nuestro amigo, pareciera partir de la idea que andamos en esa tarea; Y como algo hay que hacer, no quedarse con los brazos cruzados y siendo la igualdad una meta de ese modelo de sociedad, pese Marx, en el Programa de Gotha", pues fue allí donde lo leí, aunque haya "expertos" que dicen otra cosa, deja esos objetivos sujetos al estadio en el cual la sociedad haya alcanzado el más alto desarrollo de las fuerzas productivas, pudiera hacerse iguales a los trabajadores al servicio del Estado, aunque sea "a como salga". Peor es nada, pareciera ser el razonamiento.

Eso implica, según lo más extendido y simple que, dadas unas relaciones estructurales determinadas, alcanzado un momento donde la propiedad privada de los medios de producción ha desaparecido, lo que no significa que ellos pasen a la pertenencia del Estado, sino le sustituya la relación socialista, en un proceso como no muy apurado o a la carrera, tanto que necesita el crecimiento de la calidad del colectivo humano, para que al mismo tiempo y como en paralelo la superestructura, que incluye la cultura, el crecimiento técnico y, en sentido general la calidad humana, crezcan colectivamente. Pues la igualdad no es sólo un asunto cuantitativo y menos dinerario o salarial, sino que también habla de las relaciones del hombre frente a los medios de producción y su propia cultura. Pues no basta que el hombre incremente su ingreso sino que es necesario también su nivel cultural, su conciencia del compromiso y su capacidad de aportar al beneficio colectivo. Y eso no se logra poniendo por delante una ley y menos a los taparazos o poniendo a todos a ganar lo mismo o repartir la pobreza equitativamente.

Pero mi amigo, quien parece dar por un hecho que vivimos en un proceso de transición al socialismo o en la obligación de hacer algo en función de eso, asunto este último con lo cual sí estaría de acuerdo, se hace solidario con un estado de cosas donde tendríamos tres mundos o realidades.

Una, la capitalista, donde el empresario privado existe y opera y la cual habrá de fortalecerse más con la Ley de Inversiones Extranjeras, esa que Luis Britto García llama "Ley Terminator" y por algo sustantivo será, y ahora con la relativa a la Zonas Económicas Especiales. Un mundo donde inexorablemente habrá trabajadores y de paso no sujetos, en sus relaciones con sus patronos a las leyes nacionales sino a lo ellos dispongan o convengan.

El otro mundo, realidad y hasta sociedad, sería aquel donde prevalezca la inversión privada, en una que otra industria y en infinitas actividades en las que el capital opera, si sujeto a la legalidad nacional, como la Ley del Trabajo y los contratos colectivos. Sería esta, menos agresiva pero como la anterior, también capitalista, pero como dijimos privada.

Y un tercer universo, "el socialista", según la percepción de mi amigo, donde prevalecería el capital, la inversión estatal y al cual sirven los trabajadores del Estado.

En su análisis, mi apreciado amigo, comete el grave error, de llamar a estos "servidores públicos", y los asume así como unos hermanitos de la caridad que deben sacrificarse, como docentes que deben formar la mano de obra que todo el universo, en esa tres partes habrá aprovecharse y también médicos, enfermeros, etc., que prestan el servicio de salud. Claro esto incluye además un enorme universo de trabajadores que prestan diferentes servicios al Estado. Y a este Estado, lo excluye del conjunto social privado y capitalista, un ente aparte.

Según mi amigo, el "socialismo" del cual habla, estaría sujeto sólo a estos, quienes deben renunciar a sus derechos establecidos en las viejas y renovadas leyes del trabajo, contratos colectivos y dedicarse, "como hermanitos(as) de la caridad, a servir a los tres universos. Entonces, la venezolana sería una sociedad extraña, con dos mundos enormes bajo el capitalismo, donde hasta en uno de ellos impera "la ley de la selva", lo que el patrón decida, otro sujeto a las leyes del trabajo y un tercero, bajo la disposición de lo que el Estado decida fundamentado en la ONAPRE.

Entonces la igualdad sólo sería posible entre quienes trabajan para el Estado, pero una impuesta y fundamentada en valores cuantitativos y decadentes, donde todos ganarían lo mismo. Salvo que, porque toda regla tiene su excepción, los jefes estarían exentos de ese reglamento.

Por estas cosas y después de haber leído a mi amigo, con el respeto mantenido hasta ahora y el que muestran las letras posteriores, le dije por correo lo siguiente:

, "He leído tu trabajo acerca del instructivo ONAPRE, particularmente en su relación con el socialismo. Sería muy largo y complicado tratar ese tema que merece infinitas conversaciones y escritos por este medio. Pero quiero solo invitarte a reflexionar sobre esto. ¿Es el socialismo una obra del Estado? ¿La igualdad, según Marx, se logra, desde el capitalismo y dentro de él, poniendo a los trabajadores del Estado y sólo a ellos, a ganar igual y hasta curiosamente, pudiera ser que unos de menor rango, nivel académico o responsabilidades, ganen más que quienes estén en nivel superior? ¿La igualdad es un asunto de un decreto o una Ley? ¿No es eso lo que intentó el estalinismo? ¿Sabes que pudiera darse el caso y se está dando que, docentes ganan menos que los trabajadores del mantenimiento y médicos menos que los camilleros? ¿Eso es igualdad? ¿La igualdad es sólo asunto a resolver igualando salarios? ¿Eso impulsaría o incentivaría a intentar ser mejores? ¿Sería esa una manera de evitar eso que llaman "fuga de cerebros"?

Tendríamos que abrir un debate acerca del concepto de igualdad. ¿El socialismo sería una construcción colectiva cuando alcancemos un alto desarrollo de las fuerzas productivas, con todo lo que implica, como la elevación de la condición humana, o es cosa de dictar una ley? ¿Puede una sociedad como la nuestra, hablo de la nuestra, no uno imaginada, superarse si el hombre no se siente incentivado? ¿Puedes imponerle a este hombre unos incentivos distintos a los que su cultura y prácticas ancestrales y los hechos le imponen? ¿Cuáles son los incentivos usuales en la economía capitalista? ¿Sabes qué los docentes, médicos, etc, están desertando por los bajos salarios y además, porque al contrario del gobernador que mencionaste y con quien trabajaste, no disponen de ningún servicio eficiente y gratuito? ¿Es pertinente, en un análisis de la coyuntura, dividir la sociedad venezolana en tres lotes, como intentar hacer el socialismo a partir de quienes trabajan con el Estado y dejar al capital privado que va a seguir creciendo, sobre todo con las Leyes de inversión extranjera y ZEE, que haga lo que le parezca? ¿Es juicioso un instructivo, como el de ONAPRE, que comprime el salario, se lleva los contratos colectivos por delante, que al mismo tiempo se presta como un soporte para que los capitales privados hagan lo mismo o tomen eso como referencia para pagar salarios más bajos que los que merecen sus trabajadores? ¿Qué incrementamos, la igualdad o la explotación y la criminal acumulación de capital? ¿Quién sale beneficiado en eso, los trabajadores o el capital?

Por último amigo mío, te invito cordialmente, y sabes que no me cuento entre los extremistas ni odiosos opositores, a repensar sobre el Estado, su rol. Y recordar que él, el Estado, eso lo aprendiste en la Escuela Universitaria, no es más que un instrumento que refleja la base material sobre la cual se sustenta, pese quienes lo manejan estén llenos de las más bellas intenciones. Para decirlo en lenguaje coloquial, el Estado capitalista y este lo es porque estamos en una sociedad capitalista, tiene sus propias y determinadas "querencias", pese quienes lo manejan tengan los más bellos deseos.

Por último, la ONAPRE, que invalida los contratos de trabajo, establece salarios a la conveniencia del Estado, mantiene un salario mínimo precario, resta montos de primas, vacaciones y aguinaldos, afecta las prestaciones sociales, porque de repente se piensa que, en esta sociedad, es un concepto capitalista y siendo esta una sociedad socialista los trabajadores llegados a la vejez tendrían todo resuelto.

Lo que hace en verdad, además de desmejorar y condenar a la pobreza a los trabajadores al servicio del Estado y no "servidores públicos", porque ese es un concepto que creímos derrotado hace muchos años, en plena IV República, porque como tú mismo lo evalúas, pareciera significar esclavitud, pues llegados a la vejez, los trabajadores no cuentan con salario digno, ni siquiera servicio de salud y hasta funerario, salvo que un buen amigo a uno le tienda la mano.

Perdona mi ladilla, pero ojalá pudiéramos estar cerca para comunicarnos mejor y sobre todo con calor y afecto. Y para terminar, no me cuentes entre los extremistas, trato de ser lo más equilibrado y en favor de la unidad. Pero soy de los socialistas que está convencido, fundamentado en Marx, que el tránsito del capitalismo al socialismo no obedece a las ideas mecanicistas que hasta ahora han privado, por eso China y Vietnam han hecho lo que han hecho y en Cuba están encunetados.



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

 damas.eligio@gmail.com      @elidamas

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