Uno de los mayores logros de la Revolución, y que en buena medida se debe a la propia oposición, la constituye el rescate de PDVSA como patrimonio del pueblo venezolano.
Sin embargo, todavía queda mucho camino que recorrer a los fines de lograr la depuración de la industria, es decir, la salida de los infiltrados que todavía quedan, y generar una nueva cultura organizacional a la venezolana, con y para los venezolanos.
Uno de los pasos que en ese sentido deben darse, consiste en impulsar en lo inmediato, una estrategia de cambio de la cultura organizacional, tan enquistada en la empresa, y que se erigió en la punta de lanza para conformar los cuadros de saboteadores que vimos en acción a lo largo del año 2002.
Esta cultura organizacional, este modelo PDVSA, se orientó a formar un perfil de trabajador que se puede percibir fácilmente, con sólo entrar en cualquiera de las sedes de PDVSA a lo largo y ancho del país.
En primer lugar, casi todas las edificaciones de PDVSA, son estructuras muy sólidas, frías e impecablemente austeras, casi vacías, llenas de hileras de oficinas, en su mayoría cerradas, sin vidrios de por medio, que permitan la conexión entre las personas que trabajan en ellas, y sin ningún tipo de elementos que reflejen la cultura de nuestro país, nuestra cosmovisión.
Usted amigo lector, a estas alturas, se está preguntando que tiene esto que ver con el perfil de los trabajadores de la empresa que contribuyeron al sabotaje petrolero: tiene mucho que ver, y es parte de los elementos que son utilizados en la mayoría de los países desarrollados, para conformar una cultura organizacional, un perfil de trabajador.
La intención de constituir edificaciones hermosas, pero frías, e impersonales, tiene por objetivo, generar en el trabajador esa misma actitud. Las oficinas de PDVSA, son cualquier oficina en cualquier lugar del mundo, y bajo la excusa de la globalización, este concepto es absolutamente valido, homogeneizar patrones que nos vienen dados por el gran modelo USA.
Entrar a PDVSA, es entrar a cualquier oficina del mundo desarrollado, no hay obras de artistas venezolanos: Pinturas, esculturas, instalaciones de ningún tipo. Es decir, no hay nada con lo cual yo como trabajador, pero sobre todo como venezolano, me pueda reconocer en aquello que es particular a mí, y que me diferencia de un sueco, de un alemán, de un gringo. Es allí, él porque las organizaciones, han incluido en el campo del desarrollo organizacional, el término cultura para referirse al universo simbólico que sirve en las organizaciones para constituir el perfil de esa organización, constituir su cultura.
Los trabajadores saboteadores de PDVSA, no se identifican con Venezuela, porque su cultura organizacional no tiene nada que ver con nuestro país, si usted entra a cualquier oficina de PDVSA se dará cuenta.
Por otro lado, la excesiva descompartimentación de las oficinas, en su mayoría cerradas y herméticas, contribuyen a aislar entre sí a los trabajadores, para impedir que se creen los nexos y las afiliaciones, que contribuyen al desarrollo de relaciones humanas más amplias, y que se contrapone con la idea de aislamiento e individualismo. Esto es así, y es pensado así, cuando se construyen espacios excesivamente descompartimentados, en sicología industrial, los alemanes han realizado excelentes trabajos al respecto.
Por otra parte esta individuación, tiene otro objetivo primordial, además de evitar relaciones colectivas entre compañeros, y crear un ambiente de individuos; también aislar al trabajador de la comunidad que lo rodea.
Es sabido por casi todos los venezolanos, como en la época de la explotación americana, los campos petroleros tenían separados a los venezolanos de los americanos, a excepción de aquellos venezolanos de alto rango, para también evitar que los americanos se “hermanaran” con la gente de la zona, y que estas vinculaciones produjeran alianzas emocionales que pudieran poner en peligro el proceso de explotación que se llevaba a cabo, en menoscabo de nuestros pueblos: si no saben y si no ven, no sienten nada, no les duele nada.
Por lo tanto, es hora de comenzar a penetrar la cultura organizacional de la nueva PDVSA, con cambios dirigidos a “venezolanizar” a la industria, a reforzar las relaciones entre los trabajadores, y sobre todo a crear condiciones para rescatar el sentido de pertenencia de los que todavía tienen dudas a quien deben su lealtad como venezolanos.
El cambio de cultura organizacional en la empresa, podría comenzar cambiando la denominación de PDVSA a PDV por ejemplo, la denominación de sociedad anónima, encuadra con el perfil anterior, pues anónima es en cierta medida sinónimo de opaco, oculto, misterio, mientras la nueva PDV, es transparente, abierta, amplia, y por lo tanto es sólo Petróleos de Venezuela – PDV.
Por otra parte, y en medio de la necesidad de profundizar los valores de nuestra identidad nacional, al mismo tiempo que se difunde la obra de nuestros artistas y cultores, inundar los espacios de oficinas de las obras realizadas por nuestros artistas y cultores, al mismo tiempo que esta inundación se produzca hacia fuera de las instalaciones, es decir, que las sedes de PDV se constituyan en espacios comunitarios para la promoción y difusión de la cultura venezolana.
En este sentido, son muchas las sedes de PDV, que cuentan con auditorios, centros deportivos y espacios expositivos que bien pudieran utilizarse para actividades con las comunidades: Cineclubes, ferias, festivales, etc.
Por otra parte, comenzar la remodelación de los espacios de oficina, colocando vidrio donde haya tabiques, este tipo de cambios no es tan costoso como parece, pues la idea es congregar al mayor número de trabajadores posible en espacios abiertos, es decir, quitar tabiques donde se puedan quitar, y en aquellos que deban permanecer cerrados, convertirlos en “peceras” como bien lo denominan los alemanes, pues el efecto de trabajar en espacios con vidrios, es el de transparencia, y por lo tanto no hay nada oculto.
Estas son sólo algunas reflexiones que espero puedan coadyuvar en este proceso de reingeniería que se lleva a cabo en PDV, y que como venezolana, defensora de este proceso, me siento llamada a compartir por el bienestar de nuestra industria, tan importante para alcanzar el deseado desarrollo que nuestro país necesita.
(*)Especialista en Gerencia General.
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