Ataques

Nada de lo que ocurre en Venezuela es producto del azar. Mucho menos fortuito. Las últimas acciones desestabilizadoras suscitadas en el país tienen la perversa impronta del águila imperial.

Tanto ha intervenido ésta en los pueblos de América Latina, que su cruel aleteo rememora el dolor de muchos y retrotrae a tiempos de tristes recuerdos.

El gobierno bolivariano y el presidente Chávez, definitivamente, por el proyecto político e ideológico que representan y por la esperanza que encarnan para los pueblos redimidos de América Latina, constituyen un fuerte escollo para los planes de Estados Unidos en la región. Las propuestas integracionistas y de solidaridad con las naciones hermanas, son rechazadas de plano por los que han dividido y fracturado por tan largo tiempo a Latinoamérica.

En lo que va de 2007, con el paso de los días, lentamente, se ha ido sirviendo la mesa. Como en un tablero de ajedrez, las piezas van colocándose. Los sectores más recalcitrantes de la oposición en el país han hecho acto de aparición. Tras bastidores, desde el Norte, el que dirige la orquesta y financia la operación va señalando los compases de la conspiración.

En esta opereta, cada personaje tiene bosquejado su papel.

Los grandes operadores, obviamente, son los medios privados de comunicación. Bajo el antifaz del entretenimiento y de ser "medios de información", impulsan campañas fríamente diseñadas para atacar por todos los flancos al Estado venezolano. Ninguna actividad del quehacer público es descartable. Diferentes voceros de diversas instituciones y organismos privados se lanzan a la palestra conspirativa en la búsqueda de sus quince minutos de gloria.

El primer ataque provino del sector alimentario: escasez, desabastecimiento, especulación. Voceros de la Conferencia Episcopal, "ingenuamente", se incorporan, haciendo señalamientos sobre la violencia y la inseguridad. Un sector tan neurálgico como el de la educación es privilegiado a la hora de crear temores y miedos en la familia. Y, no podía faltar: reapareció Súmate; con su sempiterno discurso sobre el "fraude" cuestiona los informes de los observadores internacionales. A pesar de los reiterados amagos opositores, el contraataque bolivariano es de urgencia e impostergable.

Periodista / Prof. universitaria


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Asalia Venegas S.


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