Una despedida con solo un adiós a Earle Herrera

No es difícil decir que se nace para morir y eso lo descubre el tiempo de nuestra existencia, y tal cual como vinimos a este mundo como lo quieran llamar los demás nos vamos, todo tiene su fin y el nuestro es seguro y, tratar de alcanzarte no es fácil, no creo que la vida sea injusta, posiblemente nosotros somos los injustos y como recordar es vivir como no recordarte, y se te recuerda como uno más que salió de El Tigrito y a la capital fue a parar a formar jóvenes después que te hiciste profesor universitario quizás, un irónico sueño de atrapar la condición humana de un provinciano que ayer partió con las manos vacías a instancias superiores con la mente forrada de tantos pasatiempos con que decoró su vida no de ilusiones sino con hechos, tu prólija vida dentro del periodismo fue el acto de tu sentir socialista, aunque el camino sigue siendo ancho y ajeno y, ahora más en esta Venezuela que anda detrás de un futuro que parece incierto, pero con esperanzas de seguir luchando por ella y por lo que nos pertenece para convivir en paz que es algo y a ti desearte un claro amanecer ese infinito mundo al que ahora perteneces.

No sé si fuiste fiel a tus ideas, quiero creerlo, viéndote dentro de tu Kiosko Veraz como un entretenimiento con tu suelta presencia de decirnos cosas al soltar pareceres de incitar a seguir dentro de la Venezuela que por los momentos tenemos con tantos venezolanos que se nos fueron por una guerra que no hemos ganado, pero nuestra ambición es próspera e irremediablemente tu despedida es el adiós que nunca nos dimos y jamás nos daremos, pero tus enseñanzas quedan y lo más fértil es sentir que no todo se ha perdido, tú hiciste tu trabajo, las ironías de pensar y hacer en alguna parte quedaron, no te lo llevaste todo como la advertencia de, escribe que algo queda, por bien o por mal queda, y la primera plana la seguirás abriendo a través del recuerdo que nos dejas que con un buen guayoyo calentaremos la mente para seguir viendo lo que nos espera en vez de lamentar tu partida nos recreamos que no todo se ha perdido y, tú no labraste en el mar, ni nunca te deshaciste de la espada de Bolívar con tu exquisita prosa que nunca dejaste de envolver el tiempo.

Sé que luchaste por ser algo en la vida y con mucha paciencia te convertiste en un Earle Herrera más consciente sin dudar siquiera que nacimos para morir cuando no se quiere, y fue parte tuya ser periodista, poeta, cronista y cuentista, y además diputado por el partido de Chávez en la AN y, solo me queda pincelar lo que continúa en este artículo con Andrés Eloy Blanco cuando dijo poeta, y no por ello dejes de sentirte poeta en este mes de diciembre cuando llueve de alegría y la tristeza se pierde y nos sentimos alumno de esa ironía que te hizo sabio sin horizonte.

Poeta:

Temo deciros que un Poeta es el valor supremo; en el valor del Bien, indefenso y osado, capaz del heroísmo, del Dolor y el Pecado. Ay! Cuántas cosas, cuántas debe ser un Poeta! No es el egoísta inútil,sabio y anacoreta, sino el que un momento fuera la luz que llega, calentando retoños en la hondonada ciega... El poeta, señora, debe ser la palabra, de justicia y consuelo que en el granito labra... La voz del mal, del crimen, del lucro, del pillaje, va tostando los campos y enfermando el paisaje, seca las cataratas, arrasa los poblados, infecta hasta la gota de rocío en los prados, deja gris el vellón de las terneras blancas, pone un hierro infamante al bridón en las ancas, ennegrece de cuervos los azules desiertos, y nieva las sabanas del polvo de los muertos, pero al saltar la valla del último horizonte, alto e inaccesible le sale al paso un monte: es el Poeta y choca contra él la avalancha, y allí se tuerce y ruge y rebota y se ensancha, y regresa en un eco que vuelve hacia los prados, que refresca las siembras, que amansa los ganados, que borra los estigmas al bridón en las ancas, que blanquea el vellón de las terneras blancas, que deja azul el cielo los azules desiertos, que retoña de trigo el polvo de los muertos, que cura los paisajes y humedece a las flores, y es Amor en el viejo mundo de los amores...

Y la palabra Earle Herrera fue tu única arma. Descansa en paz.



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Esteban Rojas


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