Aquella inusual cadena un sábado, 9:30 pm.

Hoy se cumplen 9 años del último discurso, la última cadena, la última aparición pública, la despedida de un hombre que, durante dos décadas exactamente, fue capaz de mantener en vilo a todo un país. Ocurrió en una inusual cadena de radio y televisión del sábado 8 de diciembre de 2012, que duró 36 minutos exactos y cerró con la frase ¡Hasta la victoria siempre!

Podemos decir, sin riesgo de exageración, que fue uno de los hombres que despertó los sentimientos más recónditos y opuestos en quienes le siguieron y quienes le adversaron. Tuvo admiradores por millones, así como detractores a montón, no sólo a lo largo y ancho de todo el continente sino incluso en los lugares más distantes que venezolano alguno pueda imaginar.

Nadie que pretenda conocer el curso de los acontecimientos políticos de nuestro país en los últimos 30 años llegaría a hacerlo obviando su nombre y lo que hizo en sus dos últimas décadas de vida. Algo con lo que siempre jugó a su favor fue con la capacidad de sorprender, sin dejar de un lado la suerte. Siendo un desconocido sorprendió cuando apareció en escena televisiva por primera vez, un 4F 1992, así como sorprendió también aquel 8 de diciembre de 2012, cuando en esta inusual cadena se despidió siendo ya el personaje que era.

Con razón la genialidad de García Márquez le permitió afirmar, cuando apenas era un político bisoño, que después de conversar con él le pareció haber conocido a dos hombres opuestos "uno a quién la suerte empedernida le ofrecía la oportunidad de salvar a su país. Y el otro, un ilusionista, que podía pasar a la historia como un déspota más".

Y así tal cual fue visto por unos y otros. Quienes lo admiraron y siguieron lo asumieron, como un mesías, un salvador, un enviado de la misma Providencia a completar un sueño libertario inconcluso. Pero quienes le adversaron no sólo lo vieron como un déspota más, sino como la encarnación del mal, hecha persona.

Entre las muchas cosas que logró este hombre en estas dos décadas, quizás el mérito más anhelado de un político de cualquier época, fue la de mantenerse en el poder, habiendo alcanzado el "milagro" de ser Presidente del país durante 13 años continuos. No porque no hubiese nadie gobernado tanto tiempo seguido antes, sino porque el único que lo superó en tiempo fue Juan Vicente Gómez, a principios del siglo XX (1908–1935) quién después de artimañas políticas desplazó a su compadre del poder y se estableció mediante férrea dictadura durante 27 años.

No es menos cierto que, si durante su permanencia en el poder siempre hubo elecciones, sus adversarios no dejaron de señalarlo de déspota y autócrata, pero apenas unas elecciones de Reforma Constitucional (2007) pudieron ganarle. Aunque lograron derrocarlo (2002), por escasas horas, en su intento de instalar un gobierno transitorio que se pareció tanto a la "dictadura" que le enrostraban, el pueblo y sus camaradas militares dieron un paso al frente y lo restituyeron en el gobierno, donde se mantuvo gobernando por los próximos 11años siguientes.

Pero quizás el logro más grande que alcanzó en política es el que le sobrevive aún después de su ausencia física. Fue que el partido político que fundó (PSUV) y en el que aglutinó desde gente de distintos orígenes ideológicos (socialdemócratas, socialistas, comunistas, reformistas, izquierdistas en general) hasta vastos sectores de la población que nunca antes tuvieron interés ni militancia en política, después de 9 años sea el factor político con un programa vigente, con un liderazgo reconocido y que a pesar de todo sigue recibiendo el favor de los votantes en las urnas.

Estoy seguro que quienes tuvieron la paciencia de leer estas breves notas, saben que este personaje no podía ser otro que Hugo Chávez Frías, quien aquel 8 de diciembre de 2012, se despidió de sus seguidores diciendo entre otras cosas …

"…Tenemos un pueblo, tenemos una Fuerza Armada, la unidad nacional. Si en algo debo insistir en este nuevo escenario, en esta nueva batalla, en este nuevo trance -diría un llanero por allá- bueno, es en fortalecer la unidad nacional, la unidad de todas las fuerzas populares, la unidad de todas las fuerzas revolucionarias, la unidad de toda la Fuerza Armada, mis queridos soldados, camaradas, compañeros; la unidad del Ejército, mi Ejército, mi amado Ejército. El Ejército, la Marina, mi amada Marina".



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Carlos Luna Arvelo


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