Argenis Rodríguez, el Chávez de la literatura venezolana…

  1. En la década de los sesenta, Argenis Rodríguez irrumpe en la literatura como uno de los talentos más atrevidos y revolucionarios de las letras venezolanas. Su preparación y cultura es de la más sólidas del país: había en su juventud, el librero del centro cultural más conocido y visitado de Caracas, "Librería Pensamiento Vivo". Estaba librería estaba situada en uno de los pasillos de las Torres de El Silencio y por allí discurrían personajes como don Arturo Uslar Pietri, Guillermo Meneses, Mariano Picón Salas, Miguel Otero Silva, Ramón J. Velásquez, Ramón Díaz Sánchez… con los que Argenis conversa y va internándose con pie firme en el mundo de la creación literaria.
  2. Argenis para esa época de finales de los cincuenta, se había leído bibliotecas enteras, y comenzaba a hacer anotaciones que se convertirían luego en su diario de batalla. En esa librería se enrola en el Partido Comunista y comienza su trabajo clandestino contra la dictadura…
  3. Argenis dejó en mis manos más cinco mil páginas escritas sobre sus diarios que van desde los años cincuenta. Muchas partes de ese diario se han perdido, y una buena sección se encuentra actualmente publicado en el sitio web ensartaos.com.ve.
  4. No ha existido en Venezuela un escritor más temido y odiado que Argenis Rodríguez, entregado enteramente a la lectura y a la escritura. Su presencia en las letras venezolanas produjo una verdadera revolución, con su estilo confesional, con su lenguaje y su desafío a todo el sistema político y cultural imperante. Argenis nunca tuvo un cargo, nunca obtuvo una profesión, fue siempre lo más apartado de un pequeñoburgués. Ni que decir que nunca tuvo un carro, una casa ni un hogar. Para que se vea cómo era la vida que llevaba en aquellos terribles de la década de los sesenta y setenta, colocaré aquí un extracto de su diario del mes de marzo de 1969, cuando su novela "LA FIESTA DEL EMBAJADOR" se convertía en la obra más buscada y más polémica del momento. Una novela que fue publicada en PAPELES DE SOR ARMADANS, por Camilo José Cela:

4 de Marzo.-

La gente me pregunta si todavía no me han dado unos tiros. Hoy un abogado me dijo que los jesuitas conocían "La Fiesta del Embajador" y decían que eso era tremendo, pero que también todo lo que narraba era verdad. Que soy valiente, etc. Llevo una nota a "El Nacional" donde digo que la función del narrador era la de destruir las lacras, tal como hacen los grandes políticos cuando actúan. Total, todo el mundo habla de "La Fiesta del Embajador. Afortunadamente a mí me editó Camilo José Cela, que es el más grande novelista en lengua castellana. Hoy un joven de apellido Leal que trabaja en Monte Ávila me pregunta si no deseo que se me publiquen todos mis libros ahí. Le digo que espere, porque los que he escrito últimamente están emanados de editores del exterior. ¿Qué hará esa gente? ¿Qué pensará hacer Manolo Rivero, Eddie Morales Crespo, el coronel Francisco Sánchez Olivares, Freddy Ganteaume? Yo me siento alegre porque estoy combatiendo.

5 de Marzo

Falsa Alarma. Ayer noche. Conversación con el Dr. Velásquez (L. et C.) . Ayer mismo escribí un artículo que titulé "La Función del Narrador" y salió hoy en "El Nacional". Como Orlando me supone con algo de Pío Gil he estado leyendo "Diario íntimo" de éste. Mi conocimiento de Pío Gil se lo debo a Ramón J. Velásquez. Y veo que Velásquez me aprecia y me oye. Todo me lo consulta últimamente y cuando le respondo me dice que yo veo las cosas "muy lógicas". Pienso que si él sube yo subo con él; a menos que me tema. Si así fuera no me quedaría otro recurso que solicitar una beca y volver a salir del país.

6 de Marzo (3.1.)

Me tropiezo con el poeta Rafael José Muñoz. Me dice que yo no he debido hacer lo que hice, eso de haber publicado "La Fiesta del Embajador", que voy a destruir mi talento, que además yo tenía una beca del Ministerio de Educación. Yo le respondí que yo le acepto becas al que sea, pero que yo no me vendo, que si el Ministerio de Educación me hubiera dicho que no escribiera como escribo no hubiera aceptado nada, etc.

Escribo una nota sobre eso que está arriba, la titulo "Ninguna Contradicción" y la llevo a "El Nacional". No sé si la publiquen porque ahí nombro a Uslar como el hombre protegido por la oligarquía caraqueña.

7 de marzo.

Hago una lista de las personas a las que debo dar "LA FIESTA DEL EMBAJADOR": 1) Uslar Pietri. 2) J. R. Medina. 3) Batallán. 4) Luis Alberto Crespo. 5) Miyó Vestrini. 6) Barroeta Lara. 6) Salazar Martínez. 8) Ramón J. Velásquez. 9) Ratto Ciarlo. 10) Gordon. 11) Oropeza Ciliberto. 12) P. Venegas Filardo. 13) Luis Esteban Rey. 14) Olga González. 15) Mario Z. 16) P. F. Lizado. 17) Guaramato. 18) C. O. 19) ? 20) ? En el exterior a: Carlos Barral. C. J. Cela, Antonio Molina, Jorge Álvarez, Jorge Campos, Ángel Rama. Total, no regalaré más de 30. Ya está el libro de Adriano González en las librerías. Esta noche habrá un acto en el Ateneo.

8 de marzo.

Día perdido. Leo la primera parte de la novela de Adriano y me parece demasiado cursi. Ahí no hay nada. Todo dentro de un naturalismo chabacano.

9 de marzo.

Leo en "El Nacional" que el Dr. Velásquez va de ministro de comunicaciones. Yo había puesto todas mis esperanzas políticas transitorias en este nombramiento del Dr. Velásquez, porque él siempre me ha demostrado su amistad y me considera como hombre "valioso". Esta mañana, a las 7, lo llamé para leerle la noticia y quedamos en que me llamaría por si se presentaba cualquier cosa. Sabe mi teléfono de memoria porque me lo dijo diciéndome si era ése (noción exacta de que piensa en mí más que en nadie).

Por sinceridad con este diario tengo que anotar lo siguiente: el 7 estaba yo en la puerta de Pro-Venezuela esperando al Dr. Velásquez cuando alguien se me acercó por detrás y me preguntó si yo era Argenis Rodríguez, le respondí que sí, y entonces el mencionado tipo de nombre Alberto Garantón me lanzó un golpe que felizmente le paré con el brazo, me lanzó otro golpe mientras me quitaba los lentes y me los metía en el bolsillo, pero también se lo paré con un libro que tenía en las manos. Luego me preparé y le lancé yo a mi vez y creo que le di en la cabeza con todas mis fuerzas porque todavía me duele la mano. En esto vino corriendo otro tipo a ponerse de parte de este Garantón y este otro tipo un cubano que siempre anda con él. Yo me retiré porque no me iba a fajar con dos a la vez y llamé a la policía a gritos y cuando vino la policía no quiso detener a los susodichos tipos. Bueno, tuve que echar un discurso a todo leco y la gente se congregó. Nadie se atrevió a decir que me habían agredido, lo que demuestra lo que siempre he dicho, que en este país la gente es cobarde. Al fin logré que se llevaran al Garantón preso, pero el cubano, en las propias narices de la policía se escabulló. Luego alguien me dijo que el cubano se había ido porque andaba armado. Esto pone en evidencia que me buscaban para atentar por todos los medios. El cubano en cuestión anda siempre con Garantón. De Bruselas se vinieron juntos, son uña y carne. Yo los acusé de haberme querido asesinar. En la policía dije que retiraba toda acusación contra Garantón. Yo pensé que no haría nada con hacerlo detener; total, saldrá cualquier día y la pelea iba a seguir. Le dije que yo no tenía nada contra él y que me extrañaba que hubiera tratado de agredirme de esa forma.

Lo mismo me pasó la otra vez. De eso me acordaba. Yo estaba en la fuente de soda de "El Nacional" y cuatro tipos trataron de agredirme por "traidor". Eran: Claudio (el dibujante), Molina (Manuel Isidro, el periodista), Bastidas y otro tipo a quien no le sé el nombre. Estos señores me agarraron por la corbata, me insultan, me mientan la madre, etc. Yo me quedo quieto porque pienso que es una locura enfrentarme a cuatro hombres. Y nadie se metía a defenderme. La gente que estaba allí jugaba su cachito como si nada, nadie levantaba la voz. Nadie dijo nada y más bien muchos se retiraron. Y todos eran amigos, eran gentes que me conocían y que siempre me "habían demostrado su amistad". Eso me revela la cobardía de este país y por eso la gente arriesgada como yo y que siempre anda sola es la que puede triunfar. Llevaré muchos disgustos y tal vez golpes, pero yo no cejaré, y mientras más me ataquen más duro me pongo: necesito poder para levantarme y sostenerme mejor.

Hoy es domingo y en el Papel Literario de "El Nacional" aparece una nota firmada por Francisco Salazar Martínez en que dice que el comentario en todos los círculos sociales del país es "La Fiesta del Embajador", obra que hará hablar de mí por muchos años.

La verdad fue que cuando vi que el Dr. Velásquez había sido designado ministro lo sentí como si el elegido hubiera sido yo. Pero ¿qué podrá pasar? Yo digo como decía él: "Yo no creo en eso hasta que no salga en la Gaceta Oficial". Yo pienso así; ¿cómo será conmigo (o se portará conmigo) una vez que se sienta en el despacho?

10 de la noche. Me llama mi amigo Oswaldo Rodríguez Ramos para preguntarme cuándo sale el condenado libro mío, que Guillermo Morón y unos cuántos periodistas le han preguntado si conoce "La fiesta del Embajador", una novela de un joven escritor que se llama Argenis Rodríguez y que jode a media humanidad, entre ellos a Ramón J. Velásquez.

-¿Velásquez? Y qué ha respondido Rodríguez Ramos: "-Pero si Velásquez es un gran amigo de Argenis". Total, como muy bien dice hoy "El Nacional", Francisco Salazar Martínez, "La Fiesta del Embajador" es el libro del día que dará qué hablar durante unos cuántos años.

10 de marzo.

Domingo Fuentes sigue detenido en la edición del libro. La gente pregunta por él y ya lo transforma en una leyenda. Unos dicen que envaino a los que muchos quisieran envainar. Y así. De la imprenta de Fuentes me voy a "El Nacional" y allí José Ramón Medina me dice que el ejemplar de "Papeles de Son Armadans" de su propiedad anda de mano en mano y que en estos momentos no sabe quién lo tiene. Me dice también que Morales Crespo y Manolo Rivero han escrito a "La República" reclamando el por qué se me ha hecho tanta propaganda ahí, sabiendo como deben saber que ese libro es contra personas que le han servido al gobierno. Me dice José Ramón Medina lo que me dice todo el mundo, que me cuide. De todas maneras, los que pueden mandarme a envainar son los siguientes: Manolo Rivero (Presidente del Consejo Supremo Electoral); Eddie Morales Crespo (Ex-ministro de Hacienda y embajador en Bélgica); el Coronel Sánchez Olivares (actual agregado militar de Venezuela en Bélgica); Freddy Ganteaume (Consejero de la Embajada de Venezuela en Bélgica).

 



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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

 jsantroz@gmail.com      @jsantroz

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