I
En días recientes se conmemoraron 48 años del golpe de Estado fascista en contra del Presidente Mártir Salvador Allende; un acontecimiento que devino en su vil asesinato y que dio paso a un sinfín de atrocidades por parte de la sangrienta dictadura de Augusto Pinochet.
La historia de lo ocurrido en Chile, es sin duda expresión máxima del intervencionismo del imperialismo norteamericano en Nuestra América a lo largo de todo el siglo XX y lo que va del XXI, amparado en una anacrónica doctrina supremacista -la Monroe-, que considera a la región como patio trasero de los Estados Unidos; una concepción a partir de la cual las distintas administraciones que han estado al frente de ese país han invadido, ocupado y/o derrocado gobiernos no alineados a sus intereses, como ocurrió precisamente aquel 11 de septiembre del año 1973, en función de frenar la vía chilena al socialismo.
Lamentablemente, este no es el único ejemplo del injerencismo yanqui contra los Pueblos de la América Latinocaribeña. Recordemos que en 1901 el gobierno de los Estados Unidos forzó la inclusión en la Constitución de la naciente República de Cuba de la infame Enmienda Platt, a través de la cual se arrogaba el derecho de intervenir en los asuntos internos de la Isla. Algo parecido hizo en 1904, presionando para la promulgación en Panamá de una Carta Magna que establecía la posibilidad de la intervención militar norteamericana cuando Washington lo estimara necesario; mismo país en el que unos años más tarde (1946) fuera fundada la tristemente célebre Escuela de las Américas, por la cual pasaron la casi totalidad de los dictadores del continente.
Los golpes de Estado contra los Presidentes Arnulfo Arias, de Panamá (1941); Jacobo Árbenz, de Guatemala (1954); Joao Goulart, de Brasil (1964); y en las últimas décadas contra el Comandante Hugo Chávez (2002); Manuel Zelaya, de Honduras (2009); Rafael Correa, de Ecuador (2010); Fernando Lugo, de Paraguay (2012); Dilma Rousseff, de Brasil (2016); y más recientemente, Evo Morales, de Bolivia (2019); son también expresión del intervencionismo norteamericano en la región, al igual que la imposición de férreas dictaduras militares que sumieron a varios países del continente en largos períodos de violencia y represión, caracterizados por la implementación de las políticas contra-insurgentes y/o de tierra arrasada que conllevaron al genocidio de miles de personas.
II
La amenaza que representa para nuestros Pueblos el imperialismo norteamericano, fue visualizada de manera premonitoria por el Padre Libertador Simón Bolívar, cuando señalara que "los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad"; una afirmación que, desafortunadamente para las latinoamericanas y los latinoamericanos, y para las caribeñas y los caribeños, se hizo realidad.
Se trata de una alerta que debemos seguir teniendo presente, en momentos en que el imperio del norte arrecia sus ataques contra la Patria de Bolívar y de Chávez, y otros Pueblos hermanos de la región; y que debe continuar llamándonos a la conciencia. De allí que, resulte oportuno reflexionar en torno a ello, como parte de la batalla de las ideas que nos toca librar en defensa del legado del líder histórico de la Revolución Bolivariana, un legado que está plenamente vigente y presente entre nosotros, guiándonos y acompañándonos.
Como nos sigue diciendo el Comandante Eterno, "después de largos años de batalla el Pueblo venezolano, asumiendo con conciencia y con coraje su responsabilidad ante la historia, (…) asumiendo nuestra responsabilidad ante nuestros hijos y ante las generaciones que vendrán detrás de nosotros a vivir y a luchar en esta tierra sagrada de Venezuela; ha decidido asumir las riendas del destino de la Patria (…) estamos luchando por el futuro de nuestros hijos, por el futuro de nuestros nietos, para que en el 2050 ellos no tengan que estar luchando como nosotros hemos tenido que luchar todos estos años. Con esa convicción que nosotros tenemos, con esa conciencia que nosotros tenemos, es que he venido hoy aquí (…) a reiterar que esta revolución no tiene ni tendrá marcha atrás, ni hoy, ni mañana, ni jamás".
Esa férrea convicción de vencer continúa animando las batallas que libramos hoy, a pesar de las presiones y de la brutalidad de la saña con que el imperialismo norteamericano opera; una saña de la que las hijas y los hijos de Bolívar y de Chávez somos testigos de excepción, dado el permanente empeño imperial por tratar de acabar con nuestra construcción socialista, ahora a través del recrudecimiento de un criminal bloqueo económico, financiero y comercial orientado a impactar de manera despiadada en la cotidianidad de todas y todos; así como de la pretensión de aislar política y diplomáticamente al país y la feroz campaña antibolivariana desarrollada con la complicidad de los grandes medios de comunicación del planeta y, desafortunadamente, de algunas venezolanas y algunos venezolanos que han asumido una conducta apátrida.
III
No han podido ni podrán, y pese a la brutalidad de la arremetida imperial de la que somos objeto en Venezuela, en los ámbitos económico-financiero-comercial, político-diplomático y comunicacional; continuaremos demostrando que estamos resueltas y resueltos a preservar, como lo expresara el Comandante Chávez en el preámbulo del Plan de la Patria, el bien más preciado que hemos reconquistado después de 200 años: la independencia nacional; salvaguardando al mismo tiempo la democracia bolivariana, la justicia social y la paz de la República.
Nada ni nadie podrá detener la marcha de la Revolución Bolivariana, un cometido para el cual resulta necesario continuar fortaleciendo la conciencia del deber social y el espíritu de lucha, apelando como siempre al Padre Libertador Simón Bolívar y a Chávez; sin perder de vista el origen de los problemas que enfrenta el país y que obstaculizan el desarrollo nacional, y teniendo claro que, a pesar de todos los inconvenientes que puedan existir, el único camino que hará posible alcanzar la suprema felicidad del Pueblo venezolano, es el de nuestra construcción socialista. No hay otro.
Nos estamos jugando, en palabras del Comandante Chávez, la vida de la Patria, por lo que todas y todos debemos seguir trabajando muy duro, unidas y unidos, y alertas ante las asechanzas del enemigo histórico de los Pueblos: el imperialismo norteamericano, que no descansará en su empeño por tratar de acabar con el proyecto de amplias transformaciones iniciado en el año 1999.
Nos corresponde mantener en alto nuestra moral bolivariana, chavista y antiimperialista; a fin de continuar librando la batalla interminable por la dignidad, la soberanía y la independencia nacional y, más allá, de los Pueblos de la América Latinocaribeña; que es la batalla por la paz, la igualdad y la justicia social.
En esta etapa definitoria de la Revolución Bolivariana, debemos seguir avanzando hasta llegar al punto de no retorno. Ciertamente, queda mucho camino por andar y, sin duda, cosas por corregir; sin embargo, es esta una coyuntura que, lejos de desanimarnos, nos debe motivar a luchar sin descanso cada día, a fin de alcanzar más temprano que tarde tan noble propósito.
Las bolivarianas y los bolivarianos, las y los chavistas, estamos plenamente conscientes de que el verdadero objetivo de la saña imperial, es acabar con la Revolución Bolivariana; un cometido que continuará encontrándose de frente con la férrea voluntad de quienes estamos resueltas y resueltos a defender la Patria, como lo hicimos en 2002 y en cada uno de los intentos que a lo largo de estos años han sido puestos en práctica por la derecha fascista y apátrida.
No han podido ni podrán arrebatarnos todo lo que hemos conseguido en estos años de construcción socialista, porque nos mueve, como decía el Comandante Chávez, el infinito amor por Venezuela, por la vida, por la humanidad; un amor sustentado en una profunda conciencia Patria y antiimperialista, y en la comprensión de que, tal y como lo expresara el intelectual estadounidense Noam Chomsky: "las políticas de EE.UU suponen una amenaza para la humanidad", que "la peor campaña terrorista en el mundo es la que está siendo orquestada en Washington" y que "EE.UU. es líder mundial en crímenes internacionales".
¡Nosotras y nosotros Venceremos!