Mi palabra

El daño de las redes sociales sobre las vacunas


“Alcancé un triunfo tan completo [con la vacuna]
que ahora es raro encontrar un estadounidense
con marcas de viruela en la cara...
Los beneficios son valiosos en función
de su duración y alcance,
como las lluvias del cielo,
pero el remedio benigno de la vacunación
salva millones de vidas cada siglo,
como la bendición del sol, universal y eterno”.

Benjamín Waterhouse (1754-1846),
médico y profesor estadounidense
que introdujo el programa de vacunación
de Edward Jenner en los Estados Unidos



El rechazo por las vacunas en el mundo, tiene diversas causas, pero la principal proviene o hada conseguido el cauce para deslizarse, hasta llegar a una cantidad importante de personas, son las redes sociales. El país más golpeado por la pandemia del Covid-19: los Estados Unidos, presenta casos, el cual nos permite comprobar el daño que hacen estos medios tan envolventes en la consciencia del ser humano. Un joven de apenas 18 años de edad, de nombre Ethan Lindenberger publicó un artículo, el cual tituló de manera un poco fuerte despertando una seria polémica: "Mis padres son un poco estúpidos y no creen en las vacunas. Ahora que tengo 18 años, ¿adónde voy a vacunarme? ¿Puedo vacunarme a mi edad?".

La fuente de “información” de su querida madre: el Facebook; mientras el joven, acude a los Centros para el Control de Enfermedades (CDC). Por supuesto que, a su progenitora le fueron obnubilando el cerebro, hasta llegar a polemizar con su hijo, con argumentos tan apartados de la lógica que, al muchacho presentarle pruebas para insistir en la vacuna; ella recurría argumentos propios de la ignorancia que, muchas veces oímos en cualquier sitio de nuestra querida Venezuela, lanzadas precisamente por mentirosos de oficio, el cual han llegado a una actitud miserable de politizar un problema, el cual nos perjudica a todos por igual.

El reciente electo presidente estadounidense, quien a mi modo de ver, aprovechó para diferenciarse de Trump, y diversas organizaciones, emprendieron una campaña de concientización para la vacunación, porque el rechazo cada día crecía inflado por las redes sociales, apoyándose en cuanta mentira se les ocurría, y a esto se le había añadido la actitud fuera de juicio del ex mandatario Donald Trump, quien agarró el problema como un juego, y de paso consiguió quien lo siguiera, el no menos trastornado: Jair Bolsonaro, y precisamente los dos países bajo sus mandatos tienen el mayor número de muertos e infectados en el continente Americano.

Por su parte el gobierno del presidente Nicolás Maduro, desde el primer momento, tomó las medidas preventivas, a pesar de un bloqueo criminal, y una oposición con su payasito al lado que, en los primeros meses de la pandemia siguieron el ejemplo de Trump para restarle importancia a un problema, el cual se extendía por el mundo, como del día a la noche; pero no solamente le restaron el interés requerido, sino que han utilizado las redes sociales para divulgar mentiras, sin el mínimo argumento científico, cuando aparecieron las vacunas, porque precisamente las más nombradas provienen de países, donde el ser humano está por encima del mercantilismo: China, Rusia, y Cuba.

Ahora en la etapa de vacunación, con todos los problemas de un país bloqueado, a tal punto que, le han congelado compras de vacunas, con el mismo mecanismo con el cual han distorsionado la economía venezolana: el dólar; la herramienta utilizada por el imperialismo para someter pueblos, sin recurrir a la invasión militar; porque a pesar de una férrea lucha por romper esa barrera, sigue imponiendo sus “leyes”, y el gobierno venezolano, compra, precisamente con la moneda estadounidense y por supuesto cualquier obstáculo entorpece la noble responsabilidad de vacunar a una población que, contrariamente a la estadounidense está clamando por la vacuna, porque ha entendido del peligro de la pandemia, dejando a un lado todos los comentarios adversos. La última encuesta sobre el tema lo demuestra, más del 80% está de acuerdo con la vacuna, y el restante debe estar en el grupo de fracasados que, han hecho, hasta lo imposible por regar el miedo y la desinformación en las redes sociales.

Los opositores del gobierno, sobre todo los más utilizados por el imperialismo, han tratado de impregnar el ambiente con expresiones vagas, como los niños, cuando agarran un pitillo para hacer bombitas con agua con jabón. ¿Cuántas veces hemos oído? ¡Un amigo se murió a los diez días de vacunarse con la primera dosis! ¡Un compañero de trabajo, se puso la primera dosis y le fue muy mal! ¡No me voy a vacunar, porque a los dos años se mueren! Lo que, si doy por seguro, es que, una parte de los mentirosos van a terminar vacunados y callados, y la otra parte, cuidado, si no se muere de una arrechera, y no del Covid-19, cuando escuchen en el propio oído, que son unos estúpidos, como le espeto el joven a su madre en defensa de la verdad.


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Narciso Torrealba


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