¡Vacunas a todos ya!

Hace 19 años a quienes participamos en la lucha para derrocar al régimen tiránico, aunque evidentemente fracasamos en el intento, nos quedó el gustico de haber demostrado que la gente pensante de este país podía lograr cosas importantes, a pesar de que los dirigentes de la causa no ayudaban mucho en este sentido, dadas sus contradicciones e intereses cruzados. Algunos decidieron dejarnos, pero los más nos quedamos.

Después demostramos que los meritócratas éramos la crema y la nata y aunque terminamos poniendo la principal industria en bandeja de plata al régimen, consecuencia de los errores de esos mismos dirigentes también, no quedaron dudas de que a pesar de nuestra "poca probidad", derrochamos talento. Azotamos a la revolución como nadie podía haberlo imaginado.

Así continuamos nuestra incansable cruzada por salir del régimen opresor, vinieron nuevos intentos no exentos de violencia y a pesar de los golpes nunca dejamos de demostrar que a los opositores les sobraba la razón y la inteligencia para echar del poder político a los advenedizos.

Vinieron referéndum, movilizaciones, elecciones y a pesar de nuestra dirigencia, y de las derrotas nunca dejamos de atender a nuestro compromiso de hacer lo que se nos pidiera por salir del régimen tiránico, llegando a hacer las cosas más alocadas que a cualquiera se le puedan ocurrir, pero siempre con la convicción de que todo era por volver a la Venezuela de antes, donde eramos felices aunque no lo sabíamos.

Así llegamos al fin a un inesperado giro de los hechos, la causa sobrevenida del 2013. Ahí, aunque los años de sostenidos fracasos y derrotas pegaban, tomamos aire y nuestros desprestigiados dirigentes lograron convencernos de que había llegado la hora definitiva y que era cuando teníamos que prepararnos para materializar el sueño de la Venezuela por la que tanto habíamos luchado, durante estos 13 años.

Hasta los más escépticos se convencieron de que nadie podía reemplazar al jurado enemigo y que las huestes saldrían en desbandadas y teníamos el camino libre al fin para reclamar el trofeo que por gracia merecíamos. Olvidamos que nuestros dirigentes, en gran medida, seguían siendo los mismos y sus métodos iguales. Pero en 2013 el escenario lucía inmejorable para la derrota de los adversarios. Era cuestión de días, las cartas estaban echadas.

Pero a pesar de nuestra tenacidad, del empuje, de que un colosal externo comenzó a asumir desde fuera las directrices para lograr el sueño de volver a la Venezuela de antes, el tiempo pasaba y nada se materializaba como nos prometían.

Apareció el expediente de los DD HH y con él la violencia callejera bautizada como guarimbas. "Héroes anónimos" fueron puestos a rifarse el pellejo, convencidos de que esos sacrificios individuales se traducirían en la conquista de la "democracia para las mayorías". Fueron tiempos épicos.

Así llegó el 2015 y vimos una pequeña luz en el túnel. Pero bastaron pocos meses para que nuestros dirigentes, los de siempre, echaran estas conquistas por la borda. Pero ahora el terreno internacional definitivamente jugaba a nuestro favor. Proclamamos sanciones y embargos, persuadidos de que el régimen se derrumbaba definitivamente.

Llegamos al 2019 y vino la estocada final con la que se coronaría el triunfo, el 23 de enero. La jugada era magistral. El régimen tambaleante, sancionado y arrinconado no tenía salida alguna, era cuestión de días, a lo sumo de semanas. Pero el tiempo corría como siempre y el régimen tambaleante se mantenía.

Vino el 2020, con la certeza de que ¡cese a la usurpación y elecciones libres ya! eran consignas inmejorables y la salida definitiva del régimen tiránico y opresor estaba a la vuelta de la esquina. El mandato venía directamente del amo, los payasos apenas cumplían el guión al pie de la letra.

Pero hoy, en el 2021, después de más de un año de pandemia por covid19, hecho que los creyentes de nuestras filas están convencidos que es un castigo divino dirigido contra el régimen, henos aquí rumiando el fracaso.

Pero alguien soltó la genialidad de que la consigna definitiva es ¡vacunas para todos ya!. El fin del régimen está cerca, ahora si es irreversible la derrota. No sé ustedes, pero a veces pienso que quienes han dirigido esta lucha por la democracia han errado; mientras tanto a seguir gritando más fuerte, el final está cerca. ¡Vacunas para todos ya!...



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Juan González


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