Si la derrota se transforma en enseñanza no es derrota

El chavismo sufrió una terrible derrota, el asesinato de Chávez y la traición a su mandato, a su pensamiento, no dejan lugar a dudas. Esos golpes desconcertaron a los fieles al Comandante, que es ahora cuando lentamente salen del aturdimiento del duelo. En esta nueva y difícil etapa el objetivo principal del chavismo resurgente es aprender de la derrota, transformarla en energía para retomar el camino, corregir entuertos, identificar ventajas.

La quinta república de Chávez se pierde por un manejo equivocado, ingenuo, de la lucha interna. Un filósofo podría afirmar que hubo un mal manejo de la dialéctica, no se comprendió la lucha de contrarios en su seno. Y como consecuencia de esto, falló la política de formación revolucionaria, no se formaron los cuadros revolucionarios para navegar en la turbulencia. Los movimientos que a la sombra de esa falla surgieron iban a la deriva, no entendieron su papel histórico de pilares, reservorio, de la Revolución; al contrario, allí renació la conciencia individual, la ideología capitalista egoísta, la voracidad marginal, cambiaron su destino histórico por unos cuantos cargos de tercera categoría para sus dirigentes.

La vanguardia de la Revolución estuvo concentrada en el Comandante Chávez, no hubo formación de otros cuadros, el periodo posChávez así lo demuestra, los cuadros que siguieron fieles al pensamiento del Comandante son cuadros viejos, formados en las luchas anteriores, del 60, del 70. Pocos o ninguno de los leales al legado de Chávez son de las nuevas generaciones, ninguno es joven. La continuidad revolucionaria histórica se perdió, las derrotas anteriores del movimiento revolucionario lo dejaron extenuado, deambulando entre ideologías exóticas, inoperantes, no pudieron alimentar al movimiento chavista.

Queda la experiencia, las enseñanzas del movimiento revolucionario más importante en la América y quizá en todo el planeta desde la Revolución Cubana. Eso no lo pueden borrar las traiciones, las deformaciones, las mentiras. Es un sentimiento que habita el corazón de la sociedad, compartido por los humildes del mundo. Con Chávez se demostró que es posible despertar a la masa adormecida por el opio de los gobernantes capitalistas, organizarlos alrededor de objetivos altruistas, en aquellos días que hoy nos parecen fruto de la fantasía, cuando se descubrió que el país de las maravillas no era un cuento, que era posible construirlo, se revivió la esperanza, los hombres fueron mejores hombres, brotó lo mejor de la sociedad, en la calle nos reconocimos hermanos, volvió la alegría.

El fuego purificador de la derrota depuró las filas de la revolución. Rápido, los oportunistas saltaron la talanquera, los infiltrados se quitaron la careta de socialistas, llovieron las loas al capitalismo. Las masas conscientes identifican con claridad la consecuencia y la deslealtad con el pensamiento del Comandante, los traidores se van desdibujando, perdiendo prestigio. En estos difíciles años de conducción capitalista errática, surge con brillo el pensamiento de Chávez, ahora están más vigente que nunca los objetivos del Plan de la Patria. El ejemplo de Chávez es una cátedra de conducta política.

Allí están las enseñanzas de la derrota y el aprendizaje en los años de Revolución, todo es propicio para volver al camino, sentir bajo los talones el costillar de rocinante.

¡CHÁVEZ VOLVERÁ!



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Toby Valderrama Antonio Aponte

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