Pandemia o no, ¡hay que festejar!

Ante todo, quiero decir que aunque a menudo escribo sobre las cosas negativas que ocurren aquí en Venezuela, un país que básicamente ha sido destrozado por la decadencia social, Venezuela sigue siendo mi país preferido (de 34 que he conocido), además, me gusta muchísimo más que Canadá, donde nací y crecí una parte de mi vida (crecí en 3 países).

Me gusta más Venezuela que Canadá porque prefiero el caos, el desorden, y la escasez de leyes. Me gusta la complejidad del desorden, me interesa, me motiva, me gustan los problemas. Más difíciles los problemas, más me interesa.

Contrario a Venezuela, Canadá es uno de los países más organizados, más estables, y judicialmente más avanzados del mundo (ranking 9, ver link abajo), pero ese tipo de estabilidad, con tantas leyes, y regulaciones, no me interesa mucho. Es un país muy bueno para la gente que le gusta el orden, la limpieza, la abundancia de leyes, la seguridad personal, muy buenos servicios médicos gratuitos, y cosas así, pero eso no es para mí, prefiero la aventura, la intriga, los misterios, la incertidumbre, las dificultades, etc. Sé que soy extraño en ese sentido ya que la inmensa mayoría de la gente que he conocido en mi vida prefiere el orden y la estabilidad, eso porque el caos y el desorden los ponen nerviosos, incómodos, inciertos, y eso no les gusta … y los hace infelices … y es a eso que voy … a la felicidad, o a lo que pareciera ser la felicidad aquí en Venezuela.

O sea … la felicidad dentro del desastre.

RANKINGS: Aquí pueden ver los ranking de los sistemas judiciales de 128 países, los tres peores del mundo son Venezuela (128), Camboya (127), y la RD del Congo (126):

Ver: https://worldjusticeproject.org/sites/default/files/documents/WJP-Global-ROLI-Spanish.pdf

Bueno …

Anoche mi esposa y yo estábamos hablando sobre eso de la felicidad dentro del desastre aquí en Venezuela.

Ella me dijo que pareciera que somos las únicas dos personas en toda Venezuela que fueran tan tristemente y emocionalmente afectadas por la miseria que nos rodea, esa miseria que tanta gente aquí en Venezuela ha estado viviendo estos últimos años, algo terriblemente triste, nos rompe el corazón de ver a tantos inocentes sufriendo indebidamente e innecesariamente, víctimas de la atroz gobernanza de Estado, de la especulación comercial y financiera rampante y descontrolada, impune además, y de la despiadada corrupción y la decadencia social generalizada (políticos, funcionarios públicos, policías, y militares violando a mujeres, matando a jóvenes, extorsionando, secuestrando, torturando, traficando en la prostitución, en drogas, en el contrabando de todos tipos de cosas, comerciantes y farmacias estafando a los consumidores abiertamente, instituciones gubernamentales y bancarias y empresas de telecomunicaciones robándole a la gente así como si nada, descaradamente, los ricos poniéndose más ricos, y los pobres más pobres, y nadie hace nada, no pasa nada …).

Mi esposa me estaba contando que en el mercado ayer, mientras elle compraba comida, había un montón de gente pobre, muy pobre, comprando con dólares en sus manos, riéndose mientras malgastan su dinero (¿de dónde sacan esos dólares?) en zapatos Nike, gorras Nike, y otros artículos innecesarios, pero siempre de marca, en vez de comprar comida o medicamentos por ejemplo. Mi esposa se quedó con la boca abierta. Pero, me dijo que lo que más le impresiona cada vez que va de compras al pueblo (yo no puedo salir de día a ninguna parte), es el hecho de que todos, los ricos y los pobres, y aun los más desposeídos, los sin zapatos o con la ropa sucia y rota y niños con mocos guindándose de la mamá, parecieran estar felices en su miseria, como que … bueno, ¿qué se va a hacer?, o, eso es lo que nos toca, o Dios sabe lo que hace, u, ojalá la situación mejore, o, hay que aprovechar, o, mañana será otro día, y todas esas expresiones o excusas de una gente que se ha rendido por completo a una situación fuera de su control, impotentes, dóciles, personas a quienes solo les queda una opción, la única opción, de sonreírle a la vida y de reírse y de dejar todo en "manos de Dios," porque no hay nada que hacer … entonces …

¿Por qué no reírse y gozar de lo poco que tenemos? …

Le dije a mi esposa, sabes, no entiendo. Aun nuestro vecino, quien vive en casi total miseria, un anciano, un viejo de casi 70 años de edad que ha trabajado toda su vida como un esclavo para los ricos y que por ser tan pobre no pudo terminar su primaria, un viejo a quien no le alcanza la pensión ni los bonos (un total de unos $5 al mes), entonces por eso tiene que trabajar, aun a su edad, gobierno criminal pensé, bueno, él tiene que trabajar para poder sobrevivir, si no, muere, pero, cada vez que se gana un poco de dinero, sale a gastarlo frente a la licorería a tomarse cervezas con sus "panas" y a contar chistes y a reírse de la situación. El día siguiente, él hace lo mismo, y el día después igual, y así sucesivamente, matándose poco a poco, abandonado por una sociedad egoísta y un gobierno que no le importa nada … pero cuando necesita medicina urgentemente, bueno, no tiene dinero para comprarla (y el gobierno no le ayuda en nada), y de todas maneras, de ahorrar su dinero en vez de gastarlo en festejar, bueno, la inflación es tan alta que jamás tendría suficiente dinero para pagarse sus medicamentos a precios de las farmacias estafadoras … entonces … me viene a ver a mí para pedirme dinero, y yo, como el buen pendejo que soy, caigo, cada vez.

Pero bueno, esa es otra historia.

Entonces …

Le dije a mis esposa …

La cosa es que todos nuestros vecinos son iguales, ¿verdad?, o casi.

Todos, o casi todos viven en condiciones muy precarias, en pobreza, tienen vidas extremadamente difíciles, y se mueren debido a la falta de medicamentos porque no pueden pagarlos, pero hacen lo mismo, malgastan el poco dinero que tienen, cuando lo tienen, cada vez que pueden, en ropa de marca o en festejar, pandemia o no, miseria o no, tienen que hacerse lucir y festejar cada vez que pueden, como que deben hacerlo en caso que mueran mañana. Tan acentuado es este fenómeno que aun si estuviéramos viviendo los últimos días del Apocalipsis, mientras el resto del mundo estaría luchando y llorando, estoy seguro que la mayoría de los venezolanos y las venezolanas estarían festejando y estrenando su ropa de marca.

(No hay nada mal en esto, es simplemente una realidad. De hecho, en un sentido, me parece ser una cualidad, algo positiva, como los irlandeses por ejemplo que hacen una gran fiesta cuando alguien se muere. No sé si todos los irlandeses lo hacen, pero yo fui una de esas fiestas, había un conjunto musical, había mucha comida, y mucha gente, bailaban, contaban chistes, y casi todos se emborracharon, bastante. Duró como 8 horas. Alguien murió, una persona muy amada y respetada, y todos allí felices y festejando.)

Bueno…

Eso fue anoche que estábamos hablando de eso (mi esposa y yo), eso de la felicidad dentro del desastre aquí en Venezuela, pero esta mañana, ¡puf!, así como por total casualidad, o coincidencia, como para mágicamente confirmar exactamente lo que estábamos hablando, al abrir la página de Aporrea, me encontré con el siguiente titular:

"(VIDEO) Presidente Maduro anuncia carnaval flexibilizado los días 15, 16 y 17 de Febrero"

¿Qué?

Se lo mostré a mi esposa y los dos empezamos a reírnos. Mi esposa dijo, "Pandemia o no, ¡hay que festejar!"



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Oscar Heck

De padre canadiense francés y madre indígena, llegó por primera vez a Venezuela en los años 1970, donde trabajó como misionero en algunos barrios de Caracas y Barlovento. Fue colaborador y corresponsal en inglés de Vheadline.com del 2002 al 2011, y ha sido colaborador regular de Aporrea desde el 2011. Se dedica principalmente a investigar y exponer verdades, o lo que sea lo más cercano posible a la verdad, cumpliendo así su deber Revolucionario ya que está convencido que toda Revolución humanista debe siempre basarse en verdades, y no en mentiras.

 oscar@oscarheck.com

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