¿Y cómo es la vaina: Leopoldo López libre?

¡Qué sabroso este guarapo que se vende en Venezuela! Y pronto estará en España. ¿Perdió el rumbo? Pero de Venezuela salió a libertarla en su lucha antagónica por ella, otro libertador en miniatura, y pobre se fue, no se llevó nada, solo recuerdos, si lo pintan, lo pintan desnudo y sin objeción abrirá nuevos espacios, Venezuela le pertenece como su Voluntad Popular, exilio, ¡qué rico exilio! Y un murmullo infame se apodera de un pedazo de espacio como una consigna de invasión, por allí pasó, iba tranquilo con su conciencia en desahogo de tanto luchar como turista preso por su país, ¿y qué dirá la UE? Acaso, no se merece un buen halago por salir libre del oprobio de la dictadura que lo maltrataba, ¡oh cansancio exquisito! Cuántos negocios no se hicieron en esa embajada de España, y sale el sol, para seguir luchando que así es como se lucha. Qué referir que lo ahonde como un pulcro defensor de los derechos humanos, qué dirá Luisa Ortega en su paraíso terrenal Colombia. ¿Y la Ong HRM lo condecorará con la distinción en primera clase como político fornicador de ideas de rudos deseos?, ¿O será, Luis Almagro desde la OEA como "resolutor" precario quien lo vista de capitán agresivo de su larga pasantía en la embajada de España en el país?, ¿o lo pondrán en España a sembrar berenjenas como una recompensa compartida?

Con su cobija de la democracia bien tejida que soplará donde sopla la libertad de su estar, acaso, Leopoldo López, vivirá como un rey en España, se lo merece, por lo incansable de su peregrinar ensartado de angustia que le da el derecho de disfrutar dentro de la monarquía que lo espera sin rey, pero él sabrá sacarle el máximo provecho que no lo desoriente, mientras, Maduro vive dentro de la planificación de cómo echarle manos el seis de diciembre a la AN para finalmente gobernar como Dios manda dentro de la Constitución que lleve a Venezuela por los destinos de un imperio en miniatura, pero poderoso, ¡y qué sabroso este guarapo que se vende por aquí!, pero España lo espera con los brazos abiertos como la pobre madre de la madre España y, olé.

Y que dijo, Leopoldo López, para que no dejemos de recordar el recordatorio de un luchador a brazos partidos, entregado a las reservas del país que Guaidó cuida como el mandamás de la oposición como si fueran de él:

"Venezolanos, esta decisión no ha sido sencilla, pero tengan la seguridad de que cuentan con este servidor para dar la lucha desde cualquier espacio. No descansaremos y seguiremos trabajando día y noche para alcanzar la libertad que nos merecemos todos los venezolanos". Así lo soltó El Sol de Margarita. Leopoldo no lo dijo con timidez, porque, "La timidez es una condición ajena, una categoría, una condición que desemboca en la soledad". Y él como el soberano que es no debe compartir malas ideas, ni debe estar solo, posible no puede ser, y agregó algo desorbitado:

Adelantó que en los próximos días dará más detalles de las "acciones que nos proponemos realizar a favor de la libertad de nuestro pueblo". Pueblo unido es un gran pueblo y Leopoldo lo sabe y lo practica como el avasallador luchador que es y que su agonía por el poder no lo desborde de vanas ilusiones, y el pueblo quieto espera, pueblo que no come cuentos viéndolos vivir de esa zozobra que lo enflaquece, pero cuentan con su palabra, hombre de honor, hombre invencible y hasta luchador es.

Señores y señoras, la mesa está servida, que todo sea por la felicidad infinita de su pueblo, el pueblo de Leopoldo López como un soñador nacido a padecer por su sufrimiento ¿por los pobres y por los ricos? Posible es y maravilloso también, por lo que para finalizar con la premura de su condición de líder demócrata, agrego: estar comprometido con sus funciones dentro del equipo de Juan Guaidó.

Venezuela jamás perderá a sus luchadores que como pobres luchadores amasan fortunas sin distracción ninguna, pero ellos piensan, ellos no mienten, y como es bien sabido, como un luchador ha demostrado alacridad.

Lo decimos a lo Anatole France que: "Sin mentiras la humanidad moriría de desesperación y aburrimiento". Y Leopoldo López, no es ni lo uno ni lo otro.


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Esteban Rojas


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