El modo de vida del homo economicus venezolano 2020

EL NUEVO MODO DE VIDA DEL HOMO ECONOMICUS

Al finalizar julio de 2020, seguimos en tiempos de pandemia global. Han transcurrido cuatro meses desde que en nuestro país se declaró en emergencia humana producto de la expansión mundial de un virus mortal que ha afectado la sociedad de estos tiempos.

No es fácil describir la situación que vive la humanidad entera. Sobre todo porque la pandemia global ha provocado cambios bruscos en las rutinas humanas, que a su vez ha generado síntomas como alteraciones conductuales y de estado de ánimo en la mayoría de las personas.

Situación que ha obligado a adaptarnos al confinamiento, a una "normalidad supervisada", a una sociedad panóptica (vigilada) y limitada de libertades comerciales, de tránsito y de recreación. Es decir, ese es el nuevo modo de vida: el modo de vida coronavirus; que incluso, nos obliga a prepararnos para lo que se llama la post-pandemia.

Leemos mucho que entraremos en una fase de terrorismo bacteriológico, de una generación que nacerá y vivirá con un tapabocas en la cara, que evidentemente, son escenarios que a muchos les ocasiona angustia, estrés, perturbaciones psicológicas.

Son hechos que se traspolan a todos los ámbitos de las relaciones humanas, entre ellos la economía. Valga decir, esos cambios comportamentales también ocurren en las relaciones económicas. Han afectado al consumidor, al empresario, al Estado, a las transnacionales, inversionistas extranjeros, a los organismos multilaterales, las bolsas de valores, empresas petroleras, entre otros.

VENEZUELA Y SUS DIFICULTADES EN PANDEMÍA

En ese marco, en Venezuela la vida económica continúa. Seguimos con nuestras dificultades, con un bloqueo y sanciones unilaterales impuestas por potencias extranjeras, que nos afectan los ingresos nacionales, la producción, el empleo, los niveles de precios de los bienes y servicios, el crédito público y bancario, las inversiones y el aparato productivo nacional.

No dejamos de reconocer que tenemos un Estado que sobrevive ante esos embates imperiales con consecuencias económicas. Un Estado que les garantiza los derechos económicos a la población con base en lo que establece la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela: sus libertades económicas. El Artículo 112 constitucional plantea que todas las personas pueden dedicarse libremente a la actividad económica que quieran, respetando el estado de derecho, las leyes y el interés social.

Aquí en Venezuela con pandemia global y con persecución del gobierno de los Estados Unidos, el gobierno de Nicolás Maduro sigue promoviendo la iniciativa privada. Garantizando que la gente, organizada o no, busque la mejor forma de subsistir, de crear formas de riqueza individual y colectiva.

No obstante, el gobierno debe velar porque haya una justa distribución de la riqueza y de la producción de bienes y servicios que satisfagan las necesidades de la población. Que tengan libertad de trabajo, de conformar empresas, montar negocios, comercios, instalar industrias, etc. Todo lo anterior con un solo fin: impulsar el desarrollo integral del país. Y eso nadie lo puede negar.

¿Que la guerra económica ha sido fuerte?, claro que se reconoce; ¿que mucha gente tuvo que verse en la necesidad de emigrar por cuestiones de seguridad familiar y de vida?, eso también se reconoce. ¿Que el tener un parlamento nacional en manos opositora enfrentado con el Ejecutivo Nacional y llamando a bloqueos, sanciones, robos a nuestros activos comunes en el exterior? Ha sido un mal mayor reconocido.

Incluso, ¿que una serie de corruptos que se disfrazaron de chavistas y se robaron una serie de recursos de todos los venezolanos y ahora están prófugos y escondidos en el exterior? También reconocemos que nos perjudicó a todos por igual.

UN GOBIERNO QUE APRENDIÓ A GERENCIAR CRISIS

Pero lo que no hay que dejar de reconocer, es que el gobierno de Maduro tuvo que jugar firme, saber lidiar con los intereses extranjeros, aprender a gerenciar una crisis política y económica inédita, defender la patria de los traidores, garantizarles un sostén mínimo de alimentos subsidiados, gasolina, luz eléctrica, gas licuado y transporte público subsidiado, entre otras formas de inversión social, a la población más vulnerables de la sociedad.

¿Para qué hizo todo eso?: para lograr contener y derrotar la conspiración permanente impulsada por los sectores opositores a su gobierno. Que no nos llevaran a todos a la pobreza cerca de la muerte, a la mendicidad, a la enfermedad general, u otros males que ocasionaran la implosión social como planificó Donald Trump para nuestro país. ¡No!, ¡eso no lo lograron los enemigos de la revolución bolivariana, que son los mismos enemigos de la patria!

Es por eso que hoy, en julio de 2020, a pocos meses de las elecciones parlamentarias, el presidente que sigue mandando en el Palacio de Miraflores se llama Nicolás Maduro Moros. Mientras que Henry Ramos Allup, Julio Borges, Omar Barboza y Juan Guaidó andan escondidos e impulsando más planes maléficos para intentar joder al chavismo que manda en Miraflores, sin importarles afectar al resto del país, o como lo llaman "los perros de la guerra yanqui": sin importarles los "daños colaterales" que se ocasionen.

En fin, en los últimos cinco años hemos visto como en lo económico, el gobierno de Maduro ha estado siempre a derecho.

EN LO ECONÓMICO ¿QUÉ FALTA POR HACER?

Desde mi perspectiva, en lo económico aún faltan muchas cosas por hacer. No obstante, una de los primeros elementos a resolver es esa falla estructural que tanto nos ha hecho daño siempre, es la existencia de monopolios en bienes esenciales para el venezolano.

Una falla que en el Artículo 113 de nuestra Constitución manda a extirparlos de raíz, pero que aún sigue vivito y coleando y manipulando precios todos los días como lo hacen esos monopolios u oligopolios agremiados en Fedacámaras, Consecomercio, Venamchamp, Fedenaga, Fedeagro, entre otros.

El mayor perverso de todos ha sido las Empresas Polar y eso es algo innegable a estas alturas. Porque se ha aprovechado de su control y posición de dominio en el mercado de bienes, en algunos rubros de primera necesidad, para inducir la inflación todos los días y empobrecernos a todos por igual, de manera sigilosa y perversa.

Seguimos esperando que acabe la impunidad económica por los males que han hecho estos empresarios agremiados que aún siguen reconociendo que su presidente es Juan Guaidó y que su tarea como ciudadanos, su corresponsabilidad social en los últimos años ha sido el especular, acaparar, impulsar la usura, la cartelización y otros delitos conexos, que están tipificados como delitos en nuestro código penal. Estamos seguros que la justicia pronto les llegará.
 



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Andrés Giussepe

Doctor en Gerencia, Especialista en Política y Comercio Petrolero Internacional y Economista de la Universidad Central de Venezuela. Secretario Nacional del Movimiento Profesionales de Venezuela.

 agiussepe@gmail.com

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