Consciencia y Utopía: Construir el mundo nuevo

La gran dificultad que experimentamos los seres humanos al tratar de buscarle una explicación a cada hecho o circunstancia que llega a nuestras vidas, y del mismo modo, cuando buscamos respuestas a las interrogantes pertinentes que en algún momento nos hacemos, tales como: ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿Hacia dónde voy? ¿Qué es la vida? ¿Qué es la muerte? ¿Por qué existe el sufrimiento?, y tantas otras cargadas de incertidumbre y desconcierto, es el hecho de que procuramos que las respuestas emerjan desde el mismo plano que las originó.

Los místicos y sabios de todas las edades, tiempos y culturas, nos han alertado que las soluciones a los llamados "problemas" no se encuentran en el plano o dimensión que los causa; otros nos han señalado que para obtener resultados diferentes, debemos hacer cosas diferentes; del mismo modo, para construir un mundo nuevo no lo podemos hacer con las herramientas (llámense paradigmas, enfoques, perspectivas, métodos, entre otros) que construyeron el mundo viejo. Construir el mundo nuevo implica crear las herramientas necesarias, y si no queremos copiar el mundo viejo, nuestro horizonte debe trascender este plano, esta dimensión. De lo contrario, seguiremos el juego de cambiar para que nada cambie.

Esta ha sido la historia de la mayoría de las revoluciones o insurrecciones surgidas como intentos por transformar el mundo. Sus postulados, enfoques, paradigmas, descansan y se soportan sobre la base de los mismos paradigmas que sostienen el sistema que quieren sustituir. Son producto del mismo sistema. Es por ello, que las revoluciones si no tienen como médula y base primigenia una base espiritual, no son revoluciones. Es el mismo sistema con otra máscara.

Por supuesto, el enfoque y la base espiritual trasciende este plano, el cual está teñido de materialismo, porque es el ego individual y colectivo el que establece los parámetros para la construcción de una sociedad egoíca, egocéntrica y fragmentada.

Tal como lo muestran las áreas de esta vida materialista que reflejan el paradigma que las originó. Veamos, por ejemplo, el área de la salud, la agricultura, la educación, la cultura, la ciencia, la tecnología, la economía, las artes, los deportes y la religión fanática, jerarquizada y ortodoxa, entre otras tantas; son expresiones donde los elementos mercancía, dinero, manipulación, dominio, miedo, competencia, ganadores, perdedores, valor de cambio, garantizan y constituyen el sistema de creencias bajo el cual permanecemos atados.

Mientras no trascendamos esos planos del enfoque materialista que gobierna este mundo denso, la apetencia y el apego por el poder, los placeres y el dinero seguirá siendo quien guíe a esta humanidad, y todo intento de cambio desde esa apetencia y apego, reproducirá aún más el sistema que se quiere cambiar. Por supuesto, hasta que llegue el momento, que en función del nivel de consciencia individual y/o colectivo logrado, el ciclo natural de la vida nos alcance.

Es por ello, que los seres humanos en nuestro transitar hacia la evolución en consciencia, previamente experimentamos el proceso de involución, cual ciclo natural expresado en cualquier forma y proceso de vida. Este plano, componente de la tercera dimensión de la cual "creamos" el mundo en el que ilusoriamente "vivimos el día a día", no es más que el plano más externo de los siete que conforman este sistema solar, nuestro hogar temporal.

En este plano el conocimiento proveniente del intelecto, instrumento dominado por el ego, solo nos sirve de provisión mientras la intuición no se devele. Vivimos en la prisión del mundo objeto, sensaciones, deseos, pensamientos concretos, cultura de la velocidad, necesidad de controlar, atesorar, fanatismo por la necia costumbre de querer tener siempre la razón...porque desde el ego, desde el no-ser, juzgamos y calificamos la vida...y desde esa perspectiva, jamás la vamos a comprender... Y es en este plano denso, que la magia del Amor, oculta entre "problemas y circunstancias" se expresa como energía universal para percibir la realidad inmanifestada en las inmensidades del absoluto, de la espiritualidad profunda.

…. es el mensaje de la suave brisa que acaricia está bella tarde, dibujada por el pintor de las almas como tú, que ya despiertan, y procurando libertad verdadera, están alzando el vuelo....!!!



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Héctor Honorio Rodríguez Orellana

Ingeniero Agrónomo (Universidad Central de Venezuela), M.Sc. Desarrollo Sustentable de Territorios Rurales(ESAT), Dr. en Ciencias para el Desarrollo Estratégico(Universidad Bolivariana de Venezuela),Profesor en Agroecología(UBV), Fundador de Fundagraria (Fundación Ecológica).

 forimakius@gmail.com

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