Trabajador, después del Covid-19, ¡socialismo!

Los países que cuentan con más contagiados y muertes por el covid-19 son las grandes potencias que han puesto por delante sus intereses económicos al de las personas. Dejaron libre la circulación y los controles aun sabiendo lo que hizo el virus en China en poco tiempo. Un analista de BBC mundo lo explica como si se tratara de más democracia o menos democracia. Pero más democracia, más infectados y muertos; menos democracia, menos infectados. Hay que entender que BBC es un medio de información de un país que cree que sus prácticas de libertad son realmente democráticas; lo mismo pasaría con la cadena Fox o CNN. La cosa es que con esa cosmovisión “democrática” de la realidad tapan el hecho cierto de que esas “libertades democráticas”, que no son otra cosa que libertades económicas, que les ha permitido mantener en funcionamiento la economía mientras la gente se muere, situación que ha sido rectificada a causa de la velocidad con la cual se han multiplicado los contagios. Los cálculos de Trump, de 300 mil muertes, hacia finales de abril, se han corregidos, no gracias a él, sino a las presiones que ha recibido para decretar los aislamientos y cuarentenas. Lo mismo pasó en Inglaterra, en Francia, en España, etc. Ahora se quedan sin “mano de obra”. Sin embargo, algunos países como Alemania se pueden dar el lujo de importan braceros estacionarios para las cosechas, unos 80 mil contrata Alemania,  dejando a los países de origen, mucho más pobres,  sin esos trabajadores porque ellos les pagan mejor. Así funciona el sistema. También lo podrían hacer los otros países en similares condiciones, para saltarse normas y restricciones por el virus: el pobre busca el pan, el rico la ganancia.

Aquellos países que decretaron la cuarentena y el aislamiento social temprano en este lado del mundo, como el caso de Nicaragua y Venezuela, trabajarán para los más ricos, si no cambian el modelo económico. La crisis del virus ha dejado al descubierto la calidad del sistema, y en él nosotros salvamos nuestra población por los mismos intereses capitalistas, para que sean luego explotados, aquí o afuera. No solo la gente se muere infectada sino que se mueren más los pobres. Y dentro de los pobres, los negros, indios, migrantes. Y no solo se mueren por el virus sino de hambre y desidia, por desahucios, sin casas, sin camas, sin atención, sin sepultura, etc. Lo que estos países deben aprender como lección es que el sistema no nos sirve, o no sirve, sus métodos no sirven, destapan la verdadera naturaleza clasista, racista, las ventajas y privilegios que otorga el tener mucho dinero sobre el trabajador y el marginado de todo.

La salida es volver a impulsar otra forma de sociedad, una democracia verdaderamente participativa, comunitaria, que incluya a todos, capaz de colocar los intereses colectivos por encima del interés privado; como en este caso, en emergencias como estas, donde se pone en riesgo la vida de muchos. En nuestras sociedades capitalistas no es posible ejercer la democracia verdadera, gobiernan los privilegios, por ser una sociedad organizada para favorecer básicamente a los que tienen más dinero, linaje, influencias, blancos, o varones etc. La verdadera salida positiva para nuestros países es el socialismo: no hay nada que perder, no hay nada peor que el capitalismo para los pueblos, para las grandes mayorías. Con las debidas excepciones (si las hay), en este momento no existe en el mundo ninguna sociedad que se norme por otra lógica que no sea la del capitalismo, y eso es lo que debemos cambiar ahora, ensayar ahora, a despecho de los que piensan como capataces.

Ahora cobra sentido el principio de la cooperación internacional, a favor de la vida. La ironía es que tuvieron que estar en riesgo de morir, tanto políticos como empresarios, para que los gobiernos se sensibilizaran; lo han hecho más por ellos que por sus pueblos. Ahora nos sorprende la cooperación científica, se asoma el lado positivo y humano de la ciencia, compitiendo con los políticos, con políticos recalcitrantes que siguen apostando a favor de la economía y los privilegios, algunos dispuestos a sacrificarse personalmente por el sistema (no sabemos si ese fue el caso de Boris Johnson). Ahora sabemos que no hay un solo país que sea capaz de sobrevivir solo en el planeta globalizado, y que sin mano de obra, sin trabajadores, el capitalismo y los privilegios desaparecen. Nos toca a los representantes de los intereses de los trabajadores tomar la iniciativa de cambiar las realidades, las relaciones laborales o de producción en general, el “contrato social”.

Es tiempo  de darle vuelta a la tortilla. Atrás se quedarán los maduros y guaidoses amarrados a al capitalismo y a sus insatisfacciones personales, tenemos que avanzar, poner de pie este país de nuevo, rescatar nuestra industria y nuestra independencia y dignidad. El capitalismo está podrido, otro cataclismo como este y los que pueden se van a Marte. En ese extremo, el único consuelo para nosotros, es que no se podrán ir todos.

Ahora más que nunca Chávez tiene razón: hay que ir en contra de la lógica del capital, avanzar con paso firme y  sin pausa para vencerla. Hoy más que nunca sabemos que sus métodos y sus fines son lo mismo, que recuperar la economía es sacrificar al obrero, que, mientras se puedan importar, no es problema cuántos se mueran ahora. El covid-19 es elocuente, es más convincente que el primer tomo de El Capital, el capitalismo es una máquina de moler seres humanos y buena parte de la naturaleza.

Los socialista debemos activarnos, comenzar a organizar la lucha de nuevo y denunciar a los farsante, falsificadores que trabajan para los intereses privados en nombre del socialismo. Analicemos, denunciemos, critiquemos a fondo a estos oportunistas, a Maduro y a Guaidó, al madurismo y a la otra derecha, la que obedece al fascismo internacional. El tun tun puede venir de cualquiera de los dos lados. Si no nos mata el virus están dispuestos a que lo hagan las trasnacionales petroleras, de la minería, los mercachifles, las mafias políticas, el fascismo, la anarquía del liberalismo. Salvemos lo que queda de nación,  de solidaridad y conciencia. Maduro y su gobierno se va a ir y nos dejaran en las fauces de verdaderos tiburones, lampreas y cucarachas. La unión cívico militar solo tiene sentido en socialismo, de otra forma no existe. La patria es patria si es socialista, de otra forma no es posible, es solo una excusa para para acusar a medio mundo de traidor.

¡Junta Patriótica socialista ya! ¡Salvemos la patria socialista! ¡El capitalismo diluye, el socialismo une! ¡Contra la lógica del capitalismo!



 


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Marcos Luna

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

 marcosluna1818@gmail.com

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