A las mujeres de mi patria

Esta madrugada me quedé mirando hacia el cielo iluminado, buscando quizás, la estrella más brillante para que me alumbrara el camino de las victorias, donde no haya batallas perdidas, ni grietas en el alma, ni truenos ni relámpagos que distorsionen la verdad de los tiempos. Así, sin darme cuenta, me elevé tanto en el pensamiento que por momentos casi pude tocar tu nombre de piel suave, donde el pecado es perdonado, porque el mismo se rinde ante la belleza de tu rostro de mujer hermosa.

Sí mujeres de mi patria, los senderos de la vida nunca deben borrarse para ustedes y el soplo de los espíritus indomables deben darles siempre el aliento y las fuerzas para no desmayar en la lucha por la dignidad de la vida y caminar seguras hacia el encuentro con la claridad del alba.

Y cuando se encuentren con ese luminoso y hermoso día de la verdad, abran camino hacia adelante, para hacerle frente a las circunstancias de la vida, donde el fuego de la razón arda y renazca de las llamas de la esperanza, y ustedes también renazcan como el Ave Fénix, para sembrar amor en los corazones y los surcos de la patria.

Dicen que nadie escapa a su destino, pero tampoco hay una cláusula en el testamento de la vida donde diga que ustedes las mujeres tengan que aguantar las inclemencias del tiempo.

Y les digo todo esto, porque hoy me desperté en la madrugada con una mirada en el rostro y otra en el corazón, para decirles que así como es el espíritu al cuerpo y el perfume a la flor, las mujeres venezolanas son como la esencia de los latidos de la patria.

Y tal como dirían los poetas, en mi imaginación soñadora yo zarpo de mis puertos solitarios para recorrer los oceános azules de la ilusión y echar anclas sobre la sonrisa hermosa de las mujeres de mi patria.

*FELIZ DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER!*



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Eduardo Marapacuto


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