Mi palabra

El cumpleañero de Miraflores

"Puede ser un héroe tanto el que triunfa

como el que sucumbe,

pero jamás el que abandona el combate".

Thomas Carlyle

Un señor, se encontraba en un sitio, donde estaban viendo por un canal de televisión nacional un partido de beisbol profesional de nuestro país, conjuntamente con las carreras de caballos; un verdadero fanático del equipo Caracas. ¡De repente! Cadena nacional, y aparece en escena la mayor riqueza de un país: la juventud, danzando, bailando, cantando, y haciendo movimientos de jóvenes en perfectas condiciones físicas. El televidente se mantuvo viendo el espectáculo un poco alterado, y en cuestiones de segundo aparece la figura inconfundible del Presidente, agarrado de la mano de la primera combatiente; esto bastó para que el señor se alterara, y empezara a vociferar desesperado ¡cambien eso! ¡apaguen eso! ¡cambien eso!

Nadie le prestaba atención, en medio de la fiesta juvenil proyectada en vivo y directo; pero el señor, no dejaba de murmurar sin apartar la vista de la pantalla del televisor. Al lado se encontraba un jodedor, pero más que un jodedor, un verdadero defensor del proceso bolivariano, quien no tardó en empezar a elogiar al mandatario en voz alta, agarrando el momento para él solo, buscando incomodar al imprudente televidente: "Hay que ver la vaina, que le han echado a Nicolás, pero el hombre ahí ¡duro! Otro no aguanta esa vaina; por algo lo puso el Comandante Chávez" El señor, no le quedó otra, sino callar, pero no dejaba de verlo con tanta arrechera, que los ojos parecían dispuestos a encender el pequeño reciento; para finalmente cambiarse de lugar, provocando en la sala, risas, murmullos, y comentarios que se apagaron lentamente.

El jodedor siguió viendo la celebración de clausura del congreso de jóvenes, y estudiantes, mientras continuaba con los elogios hacia el Presidente: "A Nicolás, no han dejado de echarle vaina, desde el mismo momento que empezó a mandar. El enemigo, no es, ese compañero, tan pobre como yo; lo que pasa, es, que los verdaderos enemigos se lo ganaron, y está haciendo el papel de pendejo". Al instante se oyó la voz de un conocido del enfermizo antimadurista: ¿pendejo? ¡yo te aviso, cada rato pregunta por los bonos, y los cobra religiosamente!

Antes de aparecer nuevamente la señal con la trasmisión que habían cortado, se presentó la opinión de un opositor, pero muy comedido y sensato: "Yo pensaba, que Maduro no llegaba a diciembre, pero por los vientos que soplan, y mire que se vienen apagando; parece que las navidades son en sana paz, con Nicolás mandando, a pesar de la situación muy dura, la comida cara, pero algo hago para comerme las hallacas. Lo único que le deseo es que siga cumpliendo muchos años más; porque bruto no soy, y quien no se de cuenta del ataque de los gringos, es bien ciego y cerrado" Ya, para finalizar la inesperada y tranquila controversia, un joven, intervino para hacer un comentario sobre la reacción de un hombre pobre, pero impregnado del odio que no deja vivir en paz: "la actitud del señor, parece una enfermedad, tanto odio no es cosa de la casualidad; todavía no salgo del asombro ¡pobrecito!".



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Narciso Torrealba


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