Búsquenlos hasta debajo de la piedras

Cada país es una complejidad difícil de captar; no obstante, todo proceso social tiene un componente universal, enseñanzas comunes. Con ese criterio nos debemos acercar a la situación que hoy vive el continente.

¿Qué hay de común en todas las conmociones sociales que hoy vive la América? Veamos.

Todos los países son capitalistas, de eso no hay dudas. Todos padecen el ciclo de la dominación capitalista: gobiernos duros son sucedidos por gobiernos más permisivos; o si se quiere, gobiernos de derecha son sucedidos por gobiernos de izquierda, y estos a su vez por gobiernos de derecha, en ese ciclo danza la dominación sin correr ningún peligro. Los analistas de izquierda se alegran cuando llega el período de la izquierda, hablan de un giro del continente; los de derechas se alegran cuando llega su vez y hablan de derrotas del comunismo y otras tonterías más. Los gobiernos de izquierda funcionan como unos "monosabios", los gobierno de derecha fumigan la plaga revolucionaria que surja en las grietas, los dos se turnan para mantener al capitalismo. Ya Chávez nos advertía del reformismo, que es el otro nombre de la izquierda.

El ciclo es perverso, va filtrando, anulando los brotes revolucionarios. Detecta a los dirigentes revolucionarios y los aniquila de cualquier manera, ya sea linchamiento moral o franco asesinato; a unos los compra, los transforma en reformistas radicales, inventadores de teorías para evitar el rumbo socialista; a otros los desencanta, no ven grieta en el círculo, se rinden. Confina las luchas revolucionarias a metas subalternas, ubica como una meta estratégica recuperar la democracia burguesa, y en los periodos de gobiernos de izquierda la meta es aumentar el número de diputados, de alcaldes, lo que llaman los teóricos de la burguesía revolucionaria "ir tomando colinas", los revolucionarios caen víctimas de lo que los clásicos llamaron "cretinismo parlamentario".

La primera barrera en la lucha revolucionaria es detectar esta trampa del capitalismo, denunciar el ciclo perverso. Entender que vivimos en una matrix política en la que todos somos piezas manejadas por laboratorios. De esta trampa deben ser alertadas las generaciones futuras, con la teoría y con la acción. Es difícil apreciar el giro de ciclo en el corto tiempo de una existencia humana, es una labor de historiadores y ya sabemos que la historia la escriben los dominantes, la deforman, la manipulan, ocultan el movimiento de la rueda.

El ciclo tiene presencia en el continente. Ahora se alegran los narcotizados porque cristina ganó en Argentina, y ahora se entristecen porque Evo está en México, se alegran porque lula salió, se entristecen porque bolsonaro ganó; en Colombia el ciclo es más lento, en Ecuador giró rápido; en Chile, piñera está a punto de ser fusible quemado para que todo siga igual. El ciclo sigue girando y el capitalista goza de buena salud…

Aquí en Venezuela el ciclo se había trastocado. Con Chávez se rompió la buena marcha del ciclo, ya tenía medio siglo girando serenito: la democracia burguesa estaba agotada, debía venir un gobierno fuerte, quizá una dictadura, y Chávez se coló en esa sucesión. Ahora con el madurismo se retoma el ciclo, se avecina una vuelta, es inevitable la salida del madurismo y la llegada de un gobierno represivo que buscará, no principalmente a los maduristas, esos son funcionales a los capitalistas, llegarán a pactos, nada les cuesta saltar de nuevo la talanquera; buscarán principalmente y con saña a los verdaderos revolucionarios, a esos, hasta debajo de las piedras…



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Toby Valderrama Antonio Aponte

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