La conciencia del deber social, una visita al SAIME

Decía Fidel que hay que crear riqueza con la conciencia y no conciencia con la riqueza, esta idea resume la debacle de Evo, la cárcel de Lula, la falta de apoyo al gobierno de maduro y demás crisis reformistas en el continente; no se puede estar con dios y con el diablo a la vez porque se paga caro. Ahora nadie se acuerda que Lula perdió el apoyo popular al igual que Cristina Fernández durante sus gobiernos. No nada más porque se los calumniaran, hubo una situación en sus países que sensibilizó a la gente a creer cualquier episodio de corrupción por fantástico que fueran, promesas incumplidas, flojedades, sería cuestión de revisar la historia reciente.

En el caso de Venezuela, el daño más grande que ha sufrido el chavismo luego que muere del comandante fue haber perdido al modelo moral, al maestro que fue, y junto al maestro la posibilidad efectiva de formar en nosotros y la gente conciencia del deber social, trabajando de forma solidaria para todos y no para provecho propio (indiferentes a los que acontece en el país y en el mundo) – Sin hacer comparaciones, esto también ha ocurrido a su manera en estos países, incluyendo Ecuador y Bolivia, quizá salvando su condición especial de países históricamente pobres, por lo menos en el caso de Bolivia.

Muerto Chávez volvió el materialismo a imponer su lógica; la política viró a la compra del apoyo de población con electrodomésticos porque el gobierno no supo explicar el cambio hacia la derecha; luego del asesinato físico del comandante el provecho personal y egoísta determinó nuestra conciencia social. A esta hora hemos recaído a lo más bajo por muchos años con nuestra indiferencia, desesperados por salir del país o compitiendo unos con otros por salir a flote.

En el Saime tuvimos días presenciando el espectáculo de la huida al extranjero, solo comparable con la gusanera que se fue a Mayami en los años de la victoria de Fidel y los barbudos. Son colas de jóvenes y no tan jóvenes solicitando o renovando pasaportes o "datos filiatorios" para obtener otra nacionalidad (custodiados por la guarda nacional con guarniciones antimotines). Uno los escucha describiendo sus sueños con pasión, contrastando historias, destinos, profesiones y ventajas; maldiciendo del país que los vio nacer o que los acogió desde niños, maldiciendo de Chávez, de Maduro, del socialismo, hasta celebrando con efusión inusitada la renuncia de Evo morales y algunos hasta deseando su muerte junto a la de Maduro. Lo más curioso es que allí, compartiendo todos esas incomodidades que solo puede ofrecer el despelote burocrático, luego de seis horas de vida "en comunidad", resulta que en su mayoría percibimos que son personas inofensivas, amables, hasta solidarias, quizá incapaces de controlar sus conciencias (es cierto), víctimas de la disociación y las necesidades materiales, pero llevan reservas de humanidad importantes, no son extraterrestres.

Esta experiencia nos confirma que la tarea más importante de toda revolución y de los revolucionarios es y ha debido ser en estos años, cultivar la consciencia política y del deber social, más no promover el despilfarro de nuestros ahorros en "pantallas de plasma" y comodidades pequeñoburguesas (como lo hizo maduro) y en falsas fuerzas productivas capitalistas; además de estimular la avidez de funcionarios aprovechadores de lo público, a enriquecerse por el camino de la decadencia de los valores, la "clientela" del gobierno. Necesitamos más modelos morales, maestros en valores socialistas y menos expertos en "crecimiento económico", ¡cuidémonos de los expertos en temas económicos!

Un país sin conciencia de nación, sin que sus habitantes compartan un ideal común, no crece, de ninguna forma o manera. Primero necesita conformarse en nación o pueblo, compartir valores y un mismo "dios" en la tierra: el amor a la humanidad; ser, primero que todo, una entidad espiritual para luego delimitar los espacios físicos. Para eso se forma la conciencia política y del deber social, para fundar la patria socialista, que hasta ahora la perdimos con el capitalismo y sus gestores; conciencia para trabajar en comunidad por y para toda la sociedad como un solo pueblo, hacer que la patria no sea una entelequia vacía de realidad o una excusa para perseguir y encarcelar a los enemigos, o la égida que se visten los oportunistas, tanto los empresarios como los políticos traidores.

Crear conciencia es un proceso difícil pero necesario. Interactuar con la gente común y hablar, convencer, entender cómo piensa y siente, qué demanda, qué oculta, persona a persona y preguntarnos cómo nos conduciríamos, estando en su lugar, en cada caso. Hay que entender que el trabajador y la gente más sencilla están despojados de todo, o de mucho de lo que nosotros poseemos en visión política como supuesta ventajas sobre ellos, por eso nos corresponde tomar la iniciativa. Convencer y convencernos de que es posible un mundo diferente, más justo e igualitario dentro de las diferencias. Formar socialistas es formarnos como socialistas porque, si no, estamos haciendo teatro ante el mundo, montando un parapeto, engañándonos unos con otros: ¡Justo eso es lo que hay que cambiar!, el discurso huero. Crear conciencia es la mejor defensa en la lucha revolucionaria en contra del capitalismo, conciencia representa claridad de objetivos, impulso, perseverancia, resistencia, mientras que la falta de ella es síntoma de descomposición, de guerra perdida, es la metástasis que no corroe ahora.

Con un poco de ese trabajo formador Evo no se va a México, Chile saca a Piñera y cambia la constitución, Lula no estaría hablando de paz o reconciliación pensando en elecciones, Macri jamás hubiera sido presidente y mucho menos estaría Argentina endeudada con FMI, y maduro no tuviera que mentirle tanto al país y al mundo, su gobierno no fuera la vergüenza política que es, no sería tan guabinoso, tan blandito, inconsistente.

La conciencia política y del deber social lo es todo en los verdaderos cambios revolucionarios, todo lo demás viene por añaduría.



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Marcos Luna

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

 marcosluna1818@gmail.com

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