Sin el ejercicio de la política, no se puede rescatar la democracia

Voy a atreverme a incursionar en el terreno de la politología, con todo el respeto a quienes con grandes esfuerzos e investigaciones sobre la materia, nos han ilustrado en esta área del conocimiento de vital importancia para el desarrollo de la humanidad y por ende de América Latina; ya expresaría Aristóteles, sobre el tema, que la política, es la verdadera dimensión del hombre; sobre la política, en la región latinoamericana, según algunos autores, no se ha dado un buen desarrollo teórico y metodológico; e incluso, se ha aseverado que nuestra región muestra el mayor rezago en esta materia, dado que, no se han construido teorías propias para pensar la realidad del proceso de las políticas regionales, lo cual, de alguna manera, pudiera estar asociado a la colonización del pensamiento político y académico.

Lo primero que planteo en la indiscutible relación entre la política, el gobierno y la democracia, es el impostergable rescate del prestigio de la política y de los políticos, como una condición necesaria y suficiente para reconstruir la democracia en Venezuela y América Latina. Tal como lo planteó en su momento el Maestro Carlos Matus, un político, no puede seguir siendo sinónimo de manipulación, demagogia, zanganería, corrupción o un vividor de la política.

La política ha perdido prestigio por la praxis convencional de los políticos, donde el juicio racional(Ciencias y técnicas para gobernar), predomina sobre el juicio intuitivo; generando principalmente, un modo inadecuado en que estos participan en el juego político y social, poniendo en peligro la democracia o dificultando su reconstrucción; lo que ha provocado el surgimiento de nuevas e indeseables categorías, tales como la "parapolítica", la "narcopolítica", el "Barbarismo político", la "seudopolítica", la "politiquería", "clientelismo político" y otras; lo que nos obliga necesariamente a teorizar sobre la práctica política y social; posición de vanguardia presentada por el Maestros Carlos Matus en su extraordinaria obra, la Teoría del Juego Social (TJS).

No es casual, por ejemplo, que en Venezuela, en esta compleja coyuntura, todas las encuestas realizadas, indican que el 40% de los entrevistados, no se identifica, ni con el gobierno, ni con la oposición y otro tanto, se encuentra desesperanzado; y no sería difícil demostrar, que tal comportamiento de la población, se deba a un accionar errático en práctica cotidiana de "los políticos" de izquierda y de derecha, que se mueve entre el dogmatismo y la baja calidad política de sus razonamientos, decisiones y acciones, que genera la falta de credibilidad en estos; y en política, la credibilidad lo es casi todo, cuesta mucho construirla, pero cuando se pierde es muy difícil recuperarla.

Uno, el de a pie, que comparte permanente con la gente; en el transporte bien indigno por cierto, en los bancos que presentan en su mayoría un aspecto deprimente, en los pocos supermercados y centros de concentración popular, escucha con mucha frecuencia que la gente en su mayoría dice, no tengo nada que ver con "la política", sino trabajo, no como; y seguidamente le caen encimas a los partidos y los dirigentes de estos, estén o no, en alguna función pública. Es muy probable, que un alto porcentaje del 40%, mencionado en el párrafo anterior piense de esa manera.

Ahora bien, un político medianamente ilustrado, que los hay, debe explicar a la mayoría de la población, que efectivamente, hay una estrecha relación entre la política, los partidos y los grupos electores; pero, no son lo mismo; ya que, los partidos y los grupos de electores, por lo general, se concentran siempre en las próximas elecciones; en cambio, la política debe pensar en las próximas generaciones; tampoco es verdad que todos los políticos son iguales de sinvergüenzas, corruptos, demagogos y manipuladores. Pero además ese político está obligado a modelar una conducta ética y moral sin manchas, siempre planteando salidas novedosas y creativas ante los problemas de la gente, que no siempre, son los problemas de los políticos y de la política.

La idea de estas líneas, que pudieran dejar en los lectores algunos espacios vacíos y en algunos casos desconectados unos de otros, tiene un propósito: provocar en la clase política a cualquier nivel, y con diversos alcances una reflexión sobre el modo de hacer política con resultados exitosos, con el fin de favorecer a las grandes mayorías.

En el caso de nuestro país, el modo de hacer la política desde el gobierno, con el PSUV y el GPP, como apéndice del Estado, con el apoyo internacional, principalmente de Rusia y China, y con una gran influencia de las fuerzas armadas, nos ha llevado a un desmadre cuyas consecuencias pudieran ser desbastadoras para el futuro de la nación, se trata de alrededor de treinta millones de almas que sufren como nunca antes había ocurrido; así mismo, el modo de hacer política de la oposición, la disidencia e independientes no ha sido capaz de provocar un desenlace pacífico y democrático, que le devuelva la esperanzas a la mayoría del pueblo venezolanos.

Es la hora de la política, que se concentra en el bienestar de las próximas generaciones, y en la solución de los problemas que torturan al pueblo; no es la hora de los partidos y grupos de presión e interés, que por su naturaleza, siempre se concentran en las próximas elecciones; no es el momento del combate subalterno entre los grupos y partidos que acompañan al gobierno (PSUV y GPP), contra la oposición; palabras más, palabras menos, expresadas por el Economista y digno profesor universitario Rodrigo Cabezas; es la lucha de la mayoría de un pueblo por rescatar la democracia, los salarios, el derecho a la salud, a la educación, a la alimentación y a los servicios estratégicos( Electricidad, agua, telefonía e internet).

Sin política que promueva una unidad superior, capaz de enterrar las hachas de guerra de contiendas internas, no se podrá rescatar la democracia, y si no rescatamos la democracia, todos perdemos, inclusive todos los funcionarios de cualquier nivel que ostentan frágilmente el gobierno, desconectados de la mayoría del soberano.

Cada organización político partidista, con independencia de su tamaño, grado de influencia, posición política e ideológica, debería hacer un alto y preguntarse, qué fallas en el diseño e implementación de la política mantienen una realidad inalterable donde el pueblo es víctima de grandes penurias.



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Roger Lázaro


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