Yemas por kilo

—Compai, ahora si se montó la gata en la batea.

—¿Qué otra desgracia sucedió?

—Vengo de la Avenida Sucre y están vendiendo las yemas por tamaño, según el tamaño.

—¿Cómo es eso?

—Bueno, las yemas por lo general tiene diferentes tamaños, según que tanta comida y de qué la calidad sea la que la dan a las gallinas, cierto.

—Muy cierto.

—Entonces, ahora tienen la modalidad de las yemas pequeñas a un precio, las medianas a otro y las grandes a un precio más caro.

Qué le parece. Los venden a ojo de buen cubero.

—A diablos ladrones.

Es decir, que vamos a ser el primer país del mundo en que se van a vender las yemas por kilo. Porque seguro que en estos días dicen que las yemas hay que pesarlas para venderlas por kilo.

—Así como hicieron con los plátanos. Que ahora lo venden por kilo, eso nunca se había visto. Los plátanos eran por unidad. Cinco plátanos por tanto y listo.

Pero descubrieron la trampa y ahora los pesan, porque así le ganan más. Porque en la concha del plátano se va la mitad del peso, ¿Por qué no lo venden pelaos?

Así como decía aquel vendedor de yemas sancochá en el terminal de pasajero cuando le preguntaban si lo pelaba: «te lo pelo y te lo pongo en la boca».

—Con estos tramposos no hay medida para el robo.

En estos días también se ponen a vender los cocos por kilo, ¡No te llevo ná! Le van a decir.

Para que uno le compré la concha del coco y la del plátano. Porque eso es lo que uno está comprando.

—Esto de las yemas es increíble. No hay día que amanezca que a uno no lo joroben.

Por todos laos lo roban y a mansalva. Qué le parece eso de las yemas.

—Es que están a puntico de venderlas pesá. A lo que al primer vagabundo pese una yema y la venda se acabó esto.

Ya no se vuelve a hablar del cartón ni del medio cartón de yemas, sino del kilo de yema.

—Antes le metían media yema, ahora es completa.

—Y sin vaselina.

Es que no hay gobierno. Eso que hay es una pantomima, un fantasma de gobierno.

—No lo esté diciendo muy duro, mire que lo pueden venir a buscar y no lo traen de vuelta. O a lo mejor lo traen con las patas pa´lante.

—Si ya están vendiendo las yemas por tamaño es que falta poco para venderla por kilo.

Se lo dijo aquí, después no vaya a venir asombrao y alborotao porque tuvo que comprarlas kiladas.

Se lo estoy advirtiendo.

—Además con esas pesas trampeadas ¿Cómo pierden?

—Eso ha sido toda la vida, gato por liebre en esas pesas.

Es que no se le ve orilla a estos sinvergüenzas.

¿Usted no ha visto como en la Baralt venden los buhoneros las medicinas? Y la gente llega a preguntar por ciertas pastillas, sin importarle si están vencidas o no, o como las tienen tiras ahí en el piso en medio de aquel cochinero.

—Avenida Los Miserables, van a tener que rebautizar esa avenida.

Con las yemas además de venderlas por kilo, también pueden implementar la modalidad de si la cascara es blanca o marroncita influye en el precio. Las yemas catiras y las morenas.

O pueden teñirlas como hacen con los pollitos de colores. Entonces están quienes compren las yemas de colores según el partido político de su preferencia: las rojas, las amarillas, las verdes y así.

—Con esa también pueden comenzar a sacarle punta, no de muchas malas ideas.

Que cualquier otra se la inventan.

Como ya esto está en el llegadero y un poco más allá, voy a ver a la comadre.

Y le dijo: Por ahora, apriete.



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Obed Delfín


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