Mi palabra

Wilmer y sus 6 hermanos, un caso insólito

"El secreto de la existencia humana

está no sólo en vivir, sino también

en saber para que se vive"

Fiódor Dostoievski

Hace 5 años viví esta experiencia, el cual guardo en la memoria. Un martes en la mañana, tuve la brillante oportunidad de acompañar a la Dra María Costanza, médico Psiquiatra, y a la licenciada Iraima Díaz, trabajadora social a la ciudad de Guanare; ambas profesionales formaban parte del personal del seguro social de Acarigua-Araure; fueron invitadas por el Sociólogo Pablos González, quien para aquel entonces daba inició a un hermoso y ambicioso proyecto de llevar adelante la "Unidad Psiquiatrica Guanare" en un apartado barrio de la capital Coromotana: la "Enriquera". El joven profesional, nos esperó muy temprano en el terminal de pasajeros; nos conocimos en el pequeño vehículo. En el corto recorrido hacia el sitio antes referido se abrió una interesante y sorpresiva conversación; nos empezó a contar un caso insólito el cual me motivo a escribir este artículo, el cual publique en un diario de Acarigua-Araure, y ahora motivado por un amigo, hago extensivo a través de esta página, digno de ser estudiado por los profesionales encargados de la salud mental.

El joven Sociólogo, rápidamente entre la novedad de conocerse y tratar de proyectar una idea bastante interesante y llena de mucha sensibilidad para ayudar a nuestros semejantes, aquejados de problemas mentales, empezó a explicar, cómo funciona dicha institución. De una manera muy sencilla, sin petulancias, consciente de la empinada cuesta por donde estaba transitando, nos fue explicando el funcionamiento y el número de personas internas con trastornos mentales: "En estos momentos tenemos 12 personas, de los cuales 7 son hermanos" Rápidamente volteé la mirada para verle la cara, no podía creer lo que estaba escuchando; me hizo recordar la canción del cantautor panameño Rubén Blades, ¡La vida te da sorpresas! El amigo siguió el relato de una manera muy clara, como un verdadero profesional, a pesar de tener 29 años; finalmente expresó: "La mamá es una señora con problemas de epilepsia, tuvo 9 hijos: 2 hembras y los siete varones nacieron con serios problemas mentales".

Al llegar a la institución, una edificación en construcción, bastante aseada a pesar de los escombros en el patio, nos encontramos con el personal de guardia–para aquel momento– todos relativamente jóvenes, integrados por la enfermera Yugledys Torres; Migdalia Cordero, Terapeuta; Johnny Treno, quien fungía de camillero, pero siempre estaba presto a tender la mano en cualquiera necesidad, y la cocinera Lisbeth Ramírez, quien se encontraba preparando el almuerzo; el aroma en el ambiente nos daba la idea del suculento alimento. Después de presentarnos, pasamos a un solar bastante amplio y sombrío, relativamente fresco a pesar de la inclemencia del sol; sin embargo, por la parte norte se asomaban algunos nubarrones presagiando lluvia. Debajo de unos árboles se encontraban sentados diez de los doce internos, entre ellos los siete hermanos, nacidos en Biscucuy, estaban tranquilos con la mirada perdida, y el retraso mental era notorio a simple vista en el rostro de cada uno de estos inocentes compatriotas, que tienen el derecho de ser atendidos, como verdaderos seres humanos.

Por iniciativa del Sociólogo y director de la "Unidad Psiquiátrica" tratamos de comunicarnos con los 7 hermanos de apellido Materán; solamente Wilmer el tercero o cuarto de ellos, guarda en su retardada memoria algunos datos de sus consanguíneos; después de reiteradas preguntas pudo darnos la edad del mayor, con la voz muy apagada, acompañada de una sonrisa poco expresiva; con cierta pena, se le escuchó decir ¡41!, el cual fue apoyado por la terapeuta Migdalia Cordero, quien muy entusiasta con una sonrisa contagiosa, reafirmó ¡Mira dijo la edad exacta!

Todo el tiempo de estadía, se convirtió en un meditar profundo del personal de guardia y los tres visitantes; estábamos incrédulos antes una triste realidad. En reiteradas oportunidades se escuchó una exclamación, propia para reflexionar ¡Nadie pudo alertar o hacerle ver a esta señora el riesgo de seguir teniendo hijos! Parece mentira, encontrar a 7 personas una al lado del otro, hijos de padre y madre, sin la noción y el raciocinio para poder reconocerse y brindarse una abrazo, tierno y fraternal de hermanos. Con razón un político Estadounidense Richard J. Codey, dejo un pensamiento acusador: "Durante demasiado tiempo hemos ocultado los problemas de los enfermos mentales debajo de la alfombra…y esperábamos que desaparecieran". Todo esto nos dice: sin conciencia, difícilmente se pueden resolver los problemas de un país, especialmente los relacionados con la salud, así, lluevan montañas de billetes. Todos los hospitales del país se encuentran colapsados; las principales causas: la falta de responsabilidad, por una parte los motorizados y por la otra las parturientas producto del embarazo precoz. El caso de Wilmer y sus hermanos, debe llamar a la reflexión, para evitar estos dramas familiares, y una pesada carga para el estado venezolano. Al final de la visita degustamos el almuerzo, en un improvisado comedor: la oficina del director.



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Narciso Torrealba


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