Hacia la perfección social, que es fin único de las instituciones humanas (V)

Continúa nuestro Libertador Simón Bolívar exponiendo ante los diputados representantes de casi todas las Provincias que conformaban el Estado Venezolano, su parecer de las cosas que sucedieron, suceden y debieran suceder en Venezuela, su percepción es tan vehemente que no dudaba en la necesaria división del Continente Americano en dos Continentes, uno, el Continente americano anglosajón, Estados Unidos y Canadá y el otro, el Continente americano latino, éste arrancando y abarcando desde el sur de la frontera con el Río Bravo, o Río Grande, hasta la Patagonia. Si, el Discurso de Angostura pronunciado por el venezolano Simón Bolívar el 15 de febrero de 1819 fue grandioso. Bien, sigamos transcribiendo el hermoso y contundente Discurso de Angostura, redactado y escrito personalmente por nuestro querido y respetado paisano.

"Más por halagüeña que parezca, y sea en efecto, este magnífico sistema Federativo; no era dado a los Venezolanos gozarlo repentinamente al salir de las cadenas. No estábamos preparados para tanto bien; el bien, como el mal, da la muerte cuando es súbito y excesivo. Nuestra Constitución Moral no tenía todavía la consistencia necesaria para recibir el beneficio de un Gobierno completamente representativo, y tan sublime cuanto que podía ser adaptado a una República de Santos, representantes del Pueblo ¡vosotros estáis llamados para consagrar o suprimir cuanto os parezca digno de ser conservado, reformado o desechado a nuestro Pacto Social. A vosotros pertenece el corregir la obra de nuestros primeros Legisladores; yo querría decir, que a vosotros toca cubrir una parte de las bellezas que contiene nuestro Código Político; porque no todos los corazones están formados para amar a todas las beldades; ni todos los ojos son capases de soportar la luz celestial de la perfección. El libro de los Apóstoles, la moral de Jesús, la obra Divina que nos ha enviado la Providencia para mejorar a los hombres, tan sublime, tan Santa, es un diluvio de fuego en Constantinopla; y el Asia entera ardería en vivas llamas si este libro de paz se le impusiese repentinamente por Código de Religión, de Leyes, y de costumbres.

Seáme permitido llamar la atención del Congreso sobre una materia que puede ser de una importancia vital. Tengamos presentes que nuestro pueblo no es el Europeo, ni el Americano del Norte; que más bien es un compuesto de África y de América, que una emanación de la Europa; que hasta la España misma deja de ser Europea por su sangre Africana, por sus instituciones, por su carácter. Es imposible asignar con propiedad, a que familia humana pertenecemos. La mayor parte del indígena se ha aniquilado, el Europeo se ha mezclado con el Americano y con el Africano, y este se ha mezclado con el Indio y con el Europeo. Nacidos todos del seno de una misma Madre, nuestros Padres diferentes en origen en Sangre, son extranjeros, y todos difieren visiblemente en la epidermis: esta desemejanza traer un reato de mayor trascendencia. Los ciudadanos de Venezuela gozan todos por la constitución, intérprete de la naturaleza de una perfecta igualdad política. Cuando esta igualdad no hubiese sido un dogma en Atenas, en Francia, y en América, deberíamos nosotros consagrarlo para corregir la diferencia que aparentemente existe: Mi opinión es, Legisladores, que el principio fundamental de nuestro sistema, depende inmediata y exclusivamente de la igualdad establecida y practicada en Venezuela.

Que los hombres nacen todos con derechos iguales a los bienes de la Sociedad, está sancionado por la pluralidad de los Sabios; como también lo está, que, no todos los hombres nacen igualmente aptos a la obtención de todos los rangos; pues todos deben practicar la virtud, y no todos la practican; todos deben ser valerosos, y todos no lo son; todos debéis poseer talentos, y todos no los poseen. De aquí viene la distinción efectiva que se observa entre los individuos de la Sociedad más liberalmente establecida. Si el principio de la igualdad política es generalmente reconocido; no lo es menos el de la desigualdad física y moral. Es una ilusión, es un absurdo suponer lo contrario. La naturaleza hace a los hombres desiguales en genio, temperamento, fuerzas y caracteres. Las Leyes corrigen esta diferencia por que colocan al individuo en la Sociedad para que la educación, la industria, las artes, los servicios, las virtudes, le den una igualdad ficticia propiamente llamada política y social. Es una inspiración eminentemente benéfica la reunión de todas las clases en un estado, en que, la diversidad se multiplicaba en razón de la propagación de la especie. Por este solo paso se ha arrancado de raíz la cruel discordia. ¡Cuantos Celos, rivalidades, y odios se han evitado!"



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José M. Ameliach N.


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