¿En tiempo de riesgos de la revolución, qué han de hacer l@s abuel@s para proteger a sus niet@s?

No hay duda alguna, aunque haya quien no lo acepte, que la revolución bolivariana viene recayendo principalmente sobre los hombros, brazos y corazón de las personas de la tercera edad, a lo sumo 45 años en adelante. Y los muchachos, bueno, es un tema para el debate que está planteado desde hace rato si partimos de, como dice, a mi juicio bien acertado, Vladimir Acosta >Ensayos Radiales<: ser joven no es un mérito histórico, es solo una etapa de la vida; ante esto, esperemos ver quién se atreve a plantearlo descarnado y sincero., más en estos tiempos de definiciones respecto a los retos que se ya asoman en el panorama político venezolano, vista la necesidad de asumir posiciones prácticas ante los serios riesgos que se nos enciman y revoletean desde la esquina de la derecha.

Si buscamos entre las estadísticas que miden la participación tomando como base la necesidad y la convicción de quienes lo hacen, asimismo, medimos la edad de participación en las elecciones, en consejos comunales y comunas, Clap, Ubch y demás estructuras políticas y sociales del chavismo, nos encontramos con que una proporción bien mayoritaria es la tercera edad quien la protagoniza. Este no tan fenómeno tiene la más sencilla y lógica explicación, pues, lo/as de esta edad conocemos en un grado suficiente por padecimiento directo lo que vivimos en la Venezuela prerrevolucionaria de hace más de 20 años y lo que representó el salto necesario hacia la V República, al menos en cuanto a las reivindicaciones sociales generales logradas está demostrado.

En este contexto, sabiendo desde un principio de qué se trataba la propuesta bolivariana, igual, viendo que la muchachada que acompañó al Comandante Chávez e hizo suyo el proyecto bolivariano desde su puesta en escena, fue la misma que se arriesgó el 13 de abril y en fechas posteriores saliendo exitosamente en su defensa, la derecha asumió una táctica persuasiva hacia la juventud con la intención de evitar el mismo contagio histórico vivido en las décadas de la segunda mitad del siglo XX, cuando la juventud obrera, estudiantil, campesina y hasta militar, desde bien temprano tomó en sus manos las banderas y riesgos de las luchas populares. Mientras esto ocurría, con todo y que el fenómeno Chávez permitió que niño/as llegaran hasta disfrazarse de Chávez entusiastamente, lamentablemente no se pudo, no se supo o no se quiso garantizar que aquello/as niña/os, al pasar a ser jóvenes, siguieran el rumbo revolucionario que se desarrollara, dejándole así el camino prácticamente despejado para que la avalancha alienante les estimulara el facilismo y un consumismo del ya, como una filosofía de vida, promovida por todos los frentes y medios de la derecha fundamentalmente mediática.

Es aquí donde nace otra explicación del porqué lo/as vieja/as somos quienes continuamos hoy, repito, en una proporción importante, defendiendo la revolución, mientras, a lo/as muchacha/as, desde adentro consciente o inconscientemente, y desde afuera con toda premeditación, se les viene estimulando el individualismo gracias a las nuevas y buenas condiciones económicas y sociales, para que sin miramientos se coma las maduras, por aún, sin detenerse siquiera a pensar o recordar que alguien en pos de ellos, se comieron las verdes. Ahora, esto/as jóvenes, sigo insistiendo, en una buena e importante proporción, luego de adquirir responsabilidades familiares "cónsonas con los nuevos tiempos" el inmediatismo consumista se les impone sin resistencia alguna, pues, no quieren y por lo tanto se distancian del camino más largo y sacrificado que trajinaron sus viej@s, algunos menos desprendidos si acaso dirán, eso de defender la revolución "es cosa de lo/as padres-abuelas", claro, ellos no tienen tiempo para perderlo en pendejadas.

Por otro lado, la llegada de lo/as nieta/os en tiempos de hiperespeculación descontrolada y amenaza seria de los gringos, consigue a lo/as abuela/os revolucionari@s en una situación bien difícil, crucial y contradictoria, propia del proceso dialéctico que hemos asumido; seguro, a bastante de ell@s en sus angustias existenciales les surgen las interrogantes del cómo y qué han de hacer para proteger a sus descendientes (nieto/as) de modo que estos tengan las mejores condiciones físicas, emocionales y ambientales, al tiempo que sus hij@s buscan los dólares "salvadores" y, por otro lado cómo y de qué manera defienden la revolución ahora conducida por Nicolás Maduro, sabiendo que es la única garantía para lograr el estado de bienestar para sus niet@s, hij@s y ello/a como abuela/os, sobre todo cuando la burguesía, agarrando el aire derechizante que nuevamente sopla por el continente, sigue en su empeño de derrotar la revolución bolivariana.

Otra reflexión de tantas que pudieran ser punto de partida para un debate, yo comienzo.

 



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Gustavo C Vásquez


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