Nuestra Navidad y San Nicolás

Las llamadas fiestas decembrinas, con su carga de alegrías y tristes nostalgias, nos llevan a analizar las notables diferencias entre las navidades de nuestra Venezuela semi-rural, de mediados del siglo XX, con la actual Venezuela invadida por cualquier cantidad de costumbres extranjeras, no traídas por la inmigración, lo que tendría justificación, sino sembrada en nuestras mentes y acogida en nuestro quehacer navideño, como muestra de "transculturización" y pérdida de nuestras costumbres y valores.

San Nicolás de Bari, fue Obispo de la ciudad de Myra del imperio bizantino, reconocido en vida por su generosidad ya que, a la muerte de sus padres repartió toda su herencia entre los pobres y luego recogía en la época de Adviento entre la feligresía de su ciudad: dinero y regalos, para darlos a los niños el día de Navidad. Esta costumbre del Obispo, Nicolás de Myra se fue extendiendo desde la Anatolia, hoy Turquía, por el resto del Imperio Bizantino, imperio de Oriente y gran parte de Europa y a su muerte en 345, sus restos fueron trasladados a Italia, a la ciudad de Bari, donde desde esa fecha se le veneró y se siguió con la costumbre de sus regalos para los niños, hacia la navidad. Ya elevado a los altares, como San Nicolás de Bari, se hizo europea la practica del Obispo Nicolás de Myra y en su honor las entregas de regalos para niños se realizaban el 5 de diciembre, día de celebración del santo conocido como San Nicolás de Bari; en numerosos países, ese día se celebra el "día del niño" y se continúan entregando los presentes infantiles.

El nombre en castellano de San Nicolás, adaptado del italiano Nicola, fue el que más se generalizó y con las correspondientes adaptaciones escritas para mantener la fonética, se extendió desde Italia a España y de allí a toda Europa.

Los anglosajones, convirtieron el Nicolás castellano, por Nícolas, luego por Níclaus y en Estados Unidos eliminaron el Ni y cambiaron el San de San Niclaus, por Santa como suena en castellano, sólo que en su jerga dicen "Sana Claus" (Sana Clos) y los niños estadounidenses se refieren al trasmutado personaje simplemente con nasal "Sana" .

Esta deformación mercantilista de un personaje histórico, con centenares de años de devoción, transformó al santo obispo católico, en un obeso personaje de comedia bufa, vestido todo de rojo, con cinturón, altas botas negras de hule y ridículo capirote también rojo con pompón blanco, lo único que faltó para reconocer el origen exacto del muñeco de colorines, fue el letrero Drink Coca Cola en su trineo tirado por renos en su mítico viaje desde el Polo Norte.

No sé si en su sideral viaje, "Sana Claus" con su trineo y renos se ríe de la manera bobalicona como lo hacen sus imitadores en la tierra que, se encuentran a las puertas de los centros comerciales, donde algunas madres presionadas por la publicidad y atraídas por el sonido de una ridícula campana de heladero, sientan sus niños en las piernas del "Santa" de turno" para una foto, mientras el personaje emite el sonido gutural de su fingida risa ¡JO! ¡JO! ¡JOO!

En algunos países del Centro-Norte europeo, los regalos navideños de los niños los seguía trayendo San Nicolás émulo del obispo de Myra con sus dos ayudantes, Zwarte Piet y Sharksul el 5 de diciembre día de san Nicolás de Bari. En gran parte de la España católica, trasladaron los regalos a los niños, para el día de Reyes, emulando a los Magos con sus presentes al Niño Dios.

En nuestra Venezuela tradicionalista, expresión navideña tanto en los hogares como en los comercios eran los llamados "Nacimientos" o "Pesebres," en los cuales las figuras de San José, la Virgen, el Niño, la mula y el buey, ovejas, ganado vacuno y pastores, presidían la escena del advenimiento de Jesús, añadiendo anacrónicos, pero simpáticos puentes, casitas de tejas, ríos de celofán enrollado, lagos de espejos con cisnes y patos, y algunos molinos de viento, pequeños carros de hojalata, todo diseminado en colinas hechas de coleta pintada, cubierta de aserrín verde y en los planos, caminos realizados sobre la misma coleta pero con aserrín pintado de marrón y ocre simulando tierras arcillosas, todo iluminado con lucecitas navideñas. En lo alto sobre el pesebre, de "Nacimiento" parecía volar un Ángel, sostenido por hilos lo menos visible posible, que tenían sobre sus manos un letrero en latín que rezaba, si mi memoria no me juega una mala pasada: "Gloria in exelsis Deo pax in terra hominibus bonae voluntatis"; en castellano: Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad.

Los regalos navideños para los niños y aun para los adultos los traía el Niño Jesús y de ahí la pregunta generalizada para referirse a los llamados "aguinaldos", ¿Qué te trajo El Niño?

Antes de la "transculturizada" Venezuela, los regalos infantiles que traía el Niño Jesús conforme a las capacidades económicas de las familias, ahora a muchos niños se los trae Santa Claus y en lugar como antes, de dejarlos bajo la cama de los infantes que dormían plácidamente, casi que con una sonrisa en sus labios en espera de la llegada del "Niño" y sus presentes, ahora Santa, los deja en unas enormes medias colgadas de algún clavo en la pared, ya que no se dispone de los nórdicos Hogares o chimeneas de leña para calefacción.

Los adornos navideños son los "tropicales pinos canadienses nevados", repletos de Bambalinas y profusión de "Papás Noël, rubicundo gordiflón afrancesado, el mismo "Santa versión gala, que nos robó nuestros Nacimientos caseros, para dar paso cuando mucho a solamente 3 figuras de Lladró o yeso: San José, La Virgen y el Niño, generalmente sin mula ni buey, allá, relegados a un rincón del salón con algunas lucecitas multicolores.



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Edgar Valero Díaz

Ingeniero Agrónomo.

 edgarvalerodiaz@gmail.com

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