Para Dagsi Rodríguez, Gustavo Medina y Carlos Reyes

Estos resultados demuestran que apenas un 25% de tercos estamos dispuesta a confiar en los concejales el avance hacia el Estado Comunal. Un 2% de tercos se opone empecinadamente y a un 72% de necios les da igual. Apenas un 25% de ignorantes hemos aprendido tal vez algo de estos momentos de crisis, un 2% de ignorantes se niega a aprender, un 72% de ignorantes simplemente no aprende ni queriendo. Apenas un 25% de ingenuos todavía creemos que con concejales chavistas lograremos el Estado Comunal, un 2% de ingenuos creen que con concejales opositores salvarán el país, y otro 72% de ingenuos creen que la vida política solo la hacen políticos... En síntesis somos un 100% de gente terca (a veces necia), ignorante (poquísimos dispuestos a aprender) e ingenua (o inocente tal vez) que no se pone de acuerdo, que no sabe ponerse de acuerdo y le manda un mensaje claro... Claramente confuso y difuso al mundo y a las futuras generaciones: ¿queremos o no queremos, como país, una Revolución? Pareciera que solo la queremos siempre y cuando no haya que sacrificar nada. Que no tengamos que hacer nada. Total: es sólo cuestión de voluntad política. Espero estar equivocado pero solo veo un país con una mentalidad cómoda, infantil, que prefiere dejar las responsabilidades de nuestro destino como patria en los demás. Que no hemos entendido que la voluntad política tiene que ser de todos porque una sociedad es un ente político, una familia es una institución política. Es asunto de ciudadanía. ¡Como se nos ha diluido Chávez de las manos! Tratando de agarrarlo firmemente, lo hemos estrujado y exprimirlo hasta convertirlo en palabra muerta, discurso demagógico, o nostálgico estancamiento (escoja usted)... Todos le hemos fallado a Chávez. En mayor o menor medida, y aún no visualizamos las peores consecuencias de nuestra terquedad, ingenuidad e ignorancia. Esas podrían estar aún por venir... ¿O será que haremos algo real e inobjetablemente bueno para el país ahora? Si de verdad, por encima de este mensaje confuso que le hemos dado al mundo y a las futuras generaciones, queremos hacerlo, queremos cambiar y curar a Venezuela, no le dejemos la palabra y la acción a los políticos, menos a estos concejales que, aunque ganaron en buena lid, no triunfaron sobre el "amiquemeimportismo" de 72% de gente sin esperanza de cambio. Si de verdad somos un país consciente, tomemos nosotros la palabra y la acción, y junto con estos concejales, admitámoslo, pírricamente electos, no todos con las mejores intenciones (admitamos eso también), empecemos de una vez por todas a demoler el Estado burgués que tanto vicio nos ha creado a todas y todos y construyamos de verdad un país diferente donde no sigamos cayendo en la comodidad de echarle siempre la culpa al otro de nuestra propia incapacidad para revolucionarnos a nosotros mismos. ¿Queremos un país diferente? Empecemos nosotros por ser diferentes. Y no puedo terminar con un terco, ingenuo e ignorante diciendo "¡carajo!", sino con un grito de súplica, de frustración y arrechera, o "frustrachera" como acuñó nuestro poeta Rod Medina, expresión muy venezolana y la mejor para el contexto de lo que acabo de escribir: ¡Avancemos, coño! ¿Queremos cambiar nuestro futuro como se pinta en las actuales circunstancias? Cambiemos nosotros, ¡coño!. No creamos que dejándole ahora nuestra voluntad política solo a los políticos electos nos van a ayudar mágicamente a mejorar nuestra patria. ¿Nos duele nuestra patria o solo nos duele el bolsillo, coño? Vamos, todos juntos y avancemos con estos concejales o sin ellos, pero materialicemos esta Revolución con nuestro empeño terco y no solo con una ingenua fe. No ignoremos, mirando de reojo, nuestro futuro. ¡Construyámoslo junt@s, tod@s, por nuestr@s hij@s; venezolanas y venezolanos del coño que tanto amó Chávez hasta que lo matamos! ¡¡¡Coño!!!

Escritor, dramaturgo, editor y futuro psicólogo social de la UPTVT.

grupoliterarioalvacio@gmail.com