Esperanza inutil, contexto sociopolítico actual y en 2019

Venezuela, una nación "tan poderosa" (en recursos naturales y) "al estado en que ha llegado", como dicen los versos de un conocido golpe larense titulado "Montilla", ¿de quién ha sido la responsabilidad? Del actual gobierno, por su puesto ¿pero sólo de quiénes han tenido responsabilidades de gobierno? Las organizaciones llamadas "democráticas", empresarios y comerciantes, ¿no tienen también responsabilidades en este sentido? ¿Quiénes han rogado por todo el universo-mundo que gobiernos y organismos internacionales impongan sanciones a Venezuela?

Venezuela padece de una situación inédita, muy dura y como nunca antes. El venezolano en general está muy disminuido en las posibilidades para satisfacción de necesidades básicas. Ello por acción u omisión de todos como ciudadanos e impone volver a la historia hoy, valorar la tradición en diversos ámbitos de realización de iniciativas e innovaciones científica y tecnológicas, experiencia que se tiene aún desde el siglo XIX, XX y lo que va del nuevo milenio. En este aspecto, el mayor protagonismo para la recuperación del país está en las nuevas juventudes, si apoyado en las personas maduras o de la tercera edad, pero, ¿cómo estarán asumiendo semejante responsabilidad? ¿Cómo una fatalidad o con esperanza? ¿Huyendo del país o desarrollando la creatividad e innovación?

Esto último tiene mucho que ver con la acción de los maestros de ciencias y humanidades en los actuales momentos cuyas enseñanzas deben calar en el alma de tal juventud, ¿se estará realizando tal acción pedagógica? ¿Habrá advertido eso la mayor parte de la juventud venezolana? Nada personal. Simples razones generacionales.

Esto fue asunto de reflexión recientemente en Barquisimeto, en la Plaza Lara donde por cierto está la sede de una fundación de pensamiento liberal o de derecha, al parecer muy activa en eso del "filosofar". Eso sí, muy lejos de la teoría crítica y el legado neomarxista, más bien parece que se dedican a "pensar y organizar la transición", como meses atrás "la salida", la disparatada propuesta de marchas sin retorno y protestas de "líderes" de la oposición política venezolana y antes, en 2017: centro donde se planificaron "protestas creativas", según confesara alguien allí.

Esa fundación entonces es de armas tomar, pues, ya sabemos que parte de esos planes los ejecutaron los guarimbreros, sembrando terror en la ciudad capital del estado Lara. Perdón, quise decir "Los libertadores" trancando calles, tumbando árboles, sacando de su sitio las alcantarillas y postes, entre otras lindezas. Todos muy "cívicos", se entiende.

Es parte de una fracción de la "sociedad civil" que, si bien "no tiene calle" ni participa en elecciones desarrolladas por el CNE de la "dictadura Madurista", tiene muchas agallas. Así espera, según se oyó allí, algo que llamaron "serendipia", como antes el cisne negro; "un evento extraordinario" que ponga fin "a esto que estamos padeciendo, al actual régimen político de Venezuela, corrupto y hambreador que, además, tiene a las universidades abandonadas, arrasadas y como si hubiera pasado una guerra por estas instituciones; jóvenes emigrando que se avergüenzan de tener en el exterior acento venezolano", (sic).

Por eso esperan "una sorpresa". Están conectados con algo, un ente político material o inmaterial, o como fuere, pero en todo caso activador de un "milagro", será, en el marco del pensamiento mítico-religioso. Esa es su esperanza, antes del 10 de enero.

¡Qué gente tan ilustrada!, pero nunca científica y dialéctica. Lo decimos, aunque eso poco interesa a los fines prácticos de lo que aquí se viene tratando. La esperanza cierta es la de querer a Venezuela y comprometerse con su mejor futuro, no traicionar la esperanza del pueblo promoviendo violencia. Como ha dicho el economista Luis Vicente León los innovadores o emprendedores nacionales viven en un contexto completamente hostil consecuencia de muchos factores, entre los que se cuentan erráticos diseños económicos y políticos como el estatismo. Esto va a cambiar porque los procesos de hiperinflación no son permanentes, en relativo poco tiempo se van a empezar a modificar los indicadores económicos.

En efecto, oyendo en una conferencia a Luis Vicente León reconforta cómo este conocido experto en investigación de mercados destaca que "… el fenómeno de la hiperinflación crea pobreza", pero ésta tiende a ceder, no es permanente: los ejemplos de Argentina, Nicaragua, Zimbabue y otros países así lo demuestra; la salida es abrirse al mercado (¿Socialismo de mercado como en China actual?), disciplina fiscal, sincerar precios de servicios públicos, gasolina y otros, acudir a los organismos multilaterales para obtener financiamientos, tener apoyo de la comunidad internacional; hay esperanza, dice León, no es "Esperanza inútil" como dice aquella vieja canción.

Empresas, comercio, las universidades, todos los emprendedores deben aprender a surfear la ola, maximizar el uso de sus recursos, cuidar el flujo de caja, anticipar compras antes de que suban, vender "a precios de reposición" (¿?), porque si no se hará imposible comprar la nueva mercancía; los escenarios para el emprendimiento en Venezuela en 2019, vuelve a acotar el citado autor, tiene necesidad de innovar, crear iniciativas empresariales porque la esperanza en Venezuela no es inútil; el cambio de régimen político vendrá pero por el mecanismo del voto, la elección popular, no mediante una sorpresa, serendipia o cisne negro, de acontecimientos sobrevenidos porque en el campo gerencial en contextos hostiles la planificación y racionalidad deben predominar.



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Luis B. Saavedra M.

Docente, Trabajador popular.

 luissaavedra2004@yahoo.es

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