Después de la crisis: ¿Cuál Venezuela?

"Del por-venir no sabemos nada.

Ni cómo ni cuándo viene, si es que viene!".

F. Nietzsche.

 

Los difíciles y angustiosos momentos que cotidianamente vivimos confrontando las y los venezolanos ciertamente no parecen otorgar mucho tiempo para andar pensando en otra cosa que no sea aquello de valencia inmediata, diligenciando asuntos plenamente utilitarios.

Saber que en la mayoría de nuestros hogares, sean populares o no, los nacientes soberanos apenas si alcanzan para medio cubrir el mínimo (cada vez más mínimo) de las tantas demandas materiales y de servicios que unas y otras personas presentamos a cada instante, sobremanera de alimentación básica, hace totalmente comprensible la desestimación que parte importante de nuestras población realiza por aquello situado en nuestro horizonte nacional por-venir.

El calibre del país y sociedad que día a día tenemos frente a nuestros sentidos y carteras, el cual lo asumimos desigualmente, se consume tanto la casi totalidad de nuestras energías corporales como el tiempo que individualmente nos asiste, a la par que ahoga nuestras inquietudes cognitivas, de lo cual se sigue la presencia de una población, casi indistinta, abocada exclusivamente a la pugna y el conflicto por consumir lo básico.

La física más elemental nos informa que el paso del tiempo, y junto a él, los acontecimientos que licua, es condición obligatoria de vida, en consecuencia, tanto la clase de país famélico como sociedad enferma, miserable, que tenemos en nuestro último presente nacional, en algún momento comenzará a indicarnos su deseado adiós, muy a pesar de esa horrible sensación negativa, de país con presente eterno, que solemos tener la mayor de las veces.

Agarrados bien sea de la fe, la poesía o la música, consolémonos entusiastamente con saber que ¨el tiempo pasa¨, ¨que nada es eterno en la vida¨ ¨que por muy largo que sea el invierno, en algún momento él tendrá que marcharse¨, independientemente de quienes estemos o estén presentes en ese auroral que probablemente vendrá.

¿Qué tiempo hemos de esperar los crucificados de la Venezuela presente para palpar u olfatear esa Venezuela-otra que nos aguarda? ¿Cuál será la catadura, el brillo, de ese país y sociedad post-presente que tanto anhelamos unos y otros, unas y otras?

Si bien es cierto que …¨del porvenir no sabemos nada. Ni cómo ni cuándo viene¨, también es de saber que tal tiempo, país y sociedad nacional en parte importante de suyo tienen su antesala, dejan ver un ligero dibujo de sí mismo, en eso otro país distinto, diferente, que unos y otros, unas y otras nacionales, hayamos comenzado a puntear desde el ahora.

Ciertamente la inmensa mayoría de compatriotas anhelamos con urgencia una-otra república y sociedad, no obstante, ese país solicitado no luce igual en los bocetos creativos que unos y otros, unas y otras, vivimos prefigurando con frecuencia, de allí que en cada persona, familia o grupo tribal se estampen dibujos de patria y sociedad multiformes, hasta equidistantes.

¿Qué tal andan los nuevos, necesarios y exigentes bordados aurorales (éticos, morales, políticos, culturales, técnicos, tecnológicos, educativos, laborales, organizacionales) que ahora mismo van tanto deseando como empujando nuestros queridos lectores y lectoras?

La cuestión caliente que nos queda pendiente a los solicitantes de patria nueva está irremediablemente atada a resolver problemas de dispersión y comunión conceptual, social, económica, política, cultural, técnica y tecnológica, militar, educativa, productiva, laboral y organizacional, entre otros, de manera tal que en ese lienzo de porvenir nacional encontremos la mayor identificación posible, pues de otro modo lo más probable que ocurra sea que cualquiera de las tantas pretensiones ideopolíticas hegemónicas que ahora mismo campean a lo largo y ancho del país real que tenemos, incluso, aquellas agazapadas, aprovechen los descontentos y ansías transformadoras realmente existentes por doquier para arrumarlas a su total favor, tal cual ha sido la historia contemporánea de Venezuela.

El ruego final que ahora hacemos a nuestros gentiles lectores y lectoras no sería otra que pedirles, al más puro estilo de ¨El Principito¨ de Exupery, que (por piedad) nos regalen su boceto de patria querida que tanto reclaman.

Quizás en ese acto de entregas e intercambios cognitivos generosos podamos avanzar significativos flujos de ideas respecto a una patria nueva por armar, tal que ella pueda resultar efectivamente una Patria Para Todos.

edbalaguera@gmail.com

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



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Edgar Balaguera

Antropólogo, Sociólogo, Magister en Ciencias Políticas, Doctor en Ciencias para el Desarrollo. Docente.

 edbalaguera@gmail.com

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