¡A paso de Vencedores!

Más temprano que tarde, la presión solidaria de los pueblos de la patria grande sobre sus respectivos gobiernos se ha hecho sentir. ¡Vaya de que forma se ha hecho sentir¡ Once, de los catorce países que integraban el desdibujado "Grupo de Grima" (Grupo de Lima) no aprobó ningún tipo de intervención militar en Venezuela. Solo tres gobiernos lamebotas, traicionando el gentilicio de sus propios pueblos, representan el eco imperial altisonante para insistir en la guerra. Dignos revolucionarios hijos e hijas de la República Oriental del Uruguay, expulsaron de las filas de sus registros políticos, al zarrapastroso (Luis "Almugre"), el antilatinoamericano más miserable que ha nacido, para vergüenza de propios y extraños, en la tierra del gran Pepe Mujica. Allende los mares, 120 países del Movimiento de Países no Alineados (MNOAL), han expresado por diversas vías y maneras, toda su firme solidaridad con el pueblo y gobierno de Venezuela. En Costa Rica, una convulsionada sociedad tiene semanas saliendo a las calles para exigir que sus gobernantes se aparten de las políticas neoliberales y se dediquen a resolver los problemas que ha causado la desinversión en programas sociales para el mejoramiento de las condiciones y calidad de vida del pueblo "Tico". A todos los mensajes y manifestaciones de apoyo solidario de los cuatro confines del planeta, se suman a los de las grandes potencias China, India, Irán y Rusia y las de las economías emergentes. Hacia donde pongan la mira, los halcones del imperio, están viendo las luces Rojas del semáforo de la Paz, que impide el avance planificado en la ejecución de sus perversos propósitos para bañar en sangre a la patria grande latinoamericana. Mas una guerra para ellos no es suficiente para satisfacer su apetito por petroleo, gas, diamantes, oro y coltan venezolanos.

Corría la mitad de la década de los años cincuenta. Nuestras células en la guerrilla urbana, por todos los medios y vías posibles, nos reuníamos alrededor de aquellos famosos radios "Telefunken" alemanes. Con bandas entre 14 y 26 frecuencias, sintonizábamos la famosa "Radio Rebelde" en la Sierra Maestra cubana. Para escuchar las orientaciones y discursos de Fidel, el Che y otros revolucionarios. Los discursos de cada 26 de Julio, eran religiosamente escuchados. Y cada uno, con una libreta, iba anotando frases, advertencias, reflexiones, recomendaciones y anécdotas. Pero los noticieros sobre el avance de la lucha armada en Cuba, eran los más esperados. La inconfundible voz de Carlos Puebla realzaba el son cubano revolucionario. Lo que nos anunciaba tarde o temprano el amanecer de la libertad para ese pueblo hermano. El noticiero también nos traía noticias de Ho Chi Minh y Vo Nguyen Giap, dos gigantes de la estrategia vietnamita para derrotar imperios. Ambos ya se habían enfrentado y derrotado al Imperio Japonés. Cuando Inglaterra convenció a Francia de entrar a esta tierra de liliputienses, los franceses decididos, intentaron subyugar la rebeldía Vietnamita. En medio de este conflicto Francés-Vietnamita, el Imperio norteamericano, buscando aire para la golpeada Francia, intentó lograr una especie de armisticio entre ambos ejércitos. La idea era ganar tiempo para que las filas francesas se repusieran del enorme desgaste que les ocasionaban los soldaditos descalzos y semidesnudos del Vietnam. Francia, por recomendaciones de Inglaterra y Estados Unidos, había logrado dividir el territorio en dos zonas: Vietnam del Norte cuya capital era Hanoi y Vietnam del Sur cuya capital era Saigón.

En el cese al fuego, ambos militares vietnamitas fueron invitados a una reunión en la embajada gringa en París. Pero a la misma solo asistió Ho Chi Minh, quien llegó al recinto tres horas antes que el representante francés. Impresionado por el espacioso ambiente, Ho, aceptó la invitación del Embajador Gringo. Quien lo llevó a recorrer todas las instalaciones del edificio. Hasta que Ho Chi Minh, se detuvo frente a un gran cuadro enmarcado en lujosa cañuela. Lo que llamó la atención a este ilustre lider guerrero vietnamita era el hecho de ver que ese cuadro era el único del edificio, que no mostraba ningún rostro humano como los otros cuadros. Entonces Ho, le preguntó al Embajador gringo el significado del cuadro. El embajador gringo respondió: "Es la declaración de Independencia de los Estados Unidos". Entonces, Ho Chi Minh le pidió a su traductor que leyese el contenido del cuadro. Al terminar la lectura, Ho Chi Minh se volteó hacia el embajador gringo y le dijo: "Por esos mismos motivos y principios, la dignidad del pueblo Vietnamita está combatiendo contra los imperios". Tres décadas después, un despavorido y diezmado ejercito imperial norteamericano pulverizado militarmente por el rebelde pueblo vietnamita, salía completamente derrotado a pesar de haber utilizado todos los inventos tecnológicos de destrucción y muerte desarrollados para ganar en una cruenta y fratricida guerra contra un pueblo 100 por ciento agricultor. Tres décadas después, la CIA, el Departamento de Estado y el Pentágono, no podían dar crédito a su derrota. Fueron tan estúpidos que intentaron banalizar los eventos. Pero la historia habló contundentemente. Los imperios jamás podrán vencer a un pueblo unido que lucha firmemente con la convicción y la certeza que nació para ser libre y para defender su dignidad, sus principios, su cultura y sus valores ancestrales. Para nosotros, las tácticas de Ho Chi Minh y Vo Nguyen Giap nos recordaron mucho aquellas que emplearon nuestros centauros en nuestra guerra de independencia.

Tácticas ampliamente re-estudiadas y analizadas en nuestras academias militares junto a las usadas por el general del pueblo en la famosa Batalla de Santa Inés. De hecho, en aquel período de nuestra existencia cómo novedosa nación, éramos un pueblo netamente dedicado a la agricultura y a la cría de animales. No podemos hablar de ganadería, puesto que aun no se tenían ni siquiera los conceptos del mejoramiento genético de razas que trajo a posteriori la revolución industrial. Sin embargo, con campesinos y todos "pata en el suelo", derrotamos a uno de los imperios más poderosos que existieron en el siglo XIX. Historias que la parásita y apátrida oligarquía intento borrar de nuestras memorias. Que fueron rescatadas y desempolvadas del olvido por nuestro eterno comandante eterno Hugo Rafael Chávez Frías. No se nos olvida, en aquellos años de la lucha armada, como en nuestras propias narices, la elite gobernante del puntofijismo entregaba los espacios de las instalaciones militares de la patria para que agentes, asesores y espias norteamericanos se pasearan por los patios como "pedro por su casa" intentando imponernos la doctrina de Monroe por encima de la doctrina de nuestro Padre Libertador Simón Bolívar. Admitiendo a narcotraficantes de la DEA norteamericana para convertir a nuestro territorio en un pasadizo de tránsito de cocaína, marihuana y otras drogas que salían del territorio por valija diplomática o en submarinos de la 4a. Flota de la marina gringa.

Cuando el Comandante Eterno mandó a "parar", en la academia militar venezolana volvió a brillar la luz Bolivariana y con ello, el mandato del Padre Libertador. Volvió a tomar forma la respuesta elocuente y necesaria que nuestro pueblo, desde la sala de inteligencia social y situacional se había planteado frente a las pretensiones del imperio yanqui en el golpe de Abril de 2002 y en las siguientes asonadas de amenaza de destruir la revolución bolivariana. Fue así como surgió la nueva táctica invencible de los pueblos: Unidad, Conciencia, Resistencia y Persistencia. Lo cual se traduce en una sola consigna: Unión Cívico-Militar. De hecho, el imperio introdujo un lavado de cerebros en la mente de los militares de entonces. Lograron sembrar división de cuerpos. Los diferentes componentes, competían al estilo del "Darwinismo tayloriano" como entes separados medianamente especializados pero independientes, autónomos y divorciados totalmente del pueblo. Los acontecimientos de Febrero de 1989 estaban muy frescos. Nadie dentro del pueblo podía olvidar la tragedia. No tanto por los inocentes masacrados por ordenes del puntofijismo adeco-copeyano. Sino por la maldición del Padre Libertador sobre aquellos que dieron las ordenes y los que las ejecutaron. Los que accionaron las armas para asesinar a su propio pueblo. Gracias al presidente eterno, nos preparamos para integrar una barrera para la defensa integral de la nación, alimentados con las epopeyas narradas por Eduardo Blanco en aquella extraordinaria obra "Venezuela Heroica" superior en glorias a la "Iliada" y "La Odisea" de Homero, en la antigua Grecia. Complementadas con las victorias del pueblo vietnamita y las del ejercito rojo del gran Mao Tse Tung, más las contundentes victorias de Fidel en la Sierra Maestra, nuestro pueblo alcanzó la condición de ejercito inexpugnable hasta el punto en que hoy todos somos soldados y todos somos un solo ejercito con y sin uniformes. Frente a las nuevas amenazas imperiales, las tácticas y las estrategias de aquellas grandes batallas inolvidables seguirán siendo lecciones imperecederas a tener en cuenta, aun cuando los escenarios y los espacios hayan cambiado. Para nadie en nuestro medio es un secreto que aquí estaremos de pie como un solo puño. Y si los Estados Unidos cometen el estúpido error de invadirnos, entrarán, pero aqui los enterraremos. No habrá espacio en la embajada gringa en Caracas para helicópteros que intenten aterrizar. Sabemos como pulverizarlos a todos. Y así, los gargajos yanquis asesinos con todos los mercenarios contratados sabrán como "el cambur verde mancha". Una invasión contra nosotros será fatal para las pretensiones imperiales de los halcones del Tío Sam. Y después que empecemos a movilizarnos, no habrá frontera que nos detenga. Las del pacifico y las del Atlantico en el Sur volverán a ser libres. Y despues nos iremos con los pueblos de centroamérica, a acompañar al pueblo Mexicano para que vuelva a recuperar su gloria y su grandeza como pueblo heredero de los Toltecas, Olmecas y Aztecas.

Quienes desde su filosofía de guerra fratricida intenten meterse con nosotros, sabrán porqué nuestros genes de caribes guerreros son indomables, eternamente rebeldes e invencibles. El rescate de nuestra verdadera historia de emancipación nos llevo a una reorganización para que más nunca el Padre Libertador sienta que "araba en el mar y cosechaba en la arena". Nuestras formas de luchas son las suyas propias, con los mismos componentes de una doctrina de libertad universal. Ahora que ya nos despojamos de la contaminación imperial capitalista y neoliberal, las epopeyas libertarias de nuestros padres libertadores, se quedarán pequeñas para lo que nosotros hoy somos capaces de hacer si el imperio intenta destruirnos como pueblo. Desde 1999 hasta el presente, cada día enfrentando a la injerencia, fue una lección para las batallas que nos esperan. Hemos ido a ejercicios militares con otras naciones en varias latitudes del planeta. Nuestros rendimientos son por demás elocuentes y eso lo saben quienes estuvieron en los mismos. Asi que si de defender el suelo patrio todo este asunto nos llama, no vamos a actuar como los "rambos de Hollywood". No. Actuaremos con millones de cargas consecutivas como los lanceros centauros de los llanos. En una cualesquiera de las lineas de tiempo a las que se pueda llegar por cualquier túnel o "agujero de gusano" veremos las imágenes de un emperador preocupado porque nuestros ejércitos le habrán hecho morder el polvo de la derrota. Y ese general le estará diciendo a su emperador: "Su excelencia, deme mil batallones del poderoso ejercito venezolano y le pondré el planeta entero a sus pies".

Muchos pensarán que invadirnos es solo un asunto de "soplar y hacer botellas". Nosotros no pensamos así. Solo actuaremos arrolladora e indeteniblemente, ¡A paso de Vencedores!.



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Juan Manuel Olivera Melendez


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