El Chavismo y el futuro del país

Me formé en las filas de la izquierda, en la UCV. Mi indignación frente a las injusticias me colocó y me seguirá colocando del lado de los oprimidos.

A finales de los 90 enfrentamos el Proyecto de Ley de Educación Superior que pretendía privatizar las universidades públicas creando una dirección sobrevenida que enfrentó al congreso nacional y al Gobierno de Caldera y los derrotó. Allí comprendí que cuando una lucha es justa, se comunica de manera correcta al Pueblo y este se suma al reclamo, cualquier gobierno es derrotable.

En el 98 apareció Chávez como vengador de los oprimidos. Durante los primeros años no fueron pocas las diferencias con el Gobierno de Chávez. Desde la izquierda fuimos bastante críticos. Cientos de artículos y debates públicos son testimoniales de la autonomía que teníamos en ese entonces y como ejercíamos nuestra libertad de pensamiento. Jamás, en las decenas de artículos que realicé criticando alguna política de Chávez sentí que corrí peligro.

De Chávez reivindico la Democracia Participativa y Protagónica, la idea de construir una unidad latinoamericana, la soberanía, la lucha contra la pobreza y las injusticias. Estas ideas quedaron plasmadas en la Constitución del 99. Sin embargo, no es reivindicable la política económica desarrollada en tiempos de Chávez, especialmente luego del 2005 que podemos calificarla como capitalismo rentista de estado. Un estado haciéndose propietario de los medios de producción y administrándolos con una burocracia sin sentido de responsabilidad, eficiencia ni transparencia, una gestión en la que era irrelevante hacerlo bien o mal pues siempre había renta para gastar, improvisar y volver a empezar. A esto se le suma el grave y erróneo dogma de la izquierda asumido por Chávez (basta leer Sobre la Contradicción de Mao para percatarse de lo erróneo de tal afirmación), en donde la "contradicción principal es con el imperialismo" por lo que todo lo demás, incluyendo la corrupción, la mentira, son contradicciones secundarias y por tanto tolerables. Frente a un modelo económico que premiaba la ineficiencia, que generaba impunidad y reproducía metabólicamente la cultura de la corrupción, el ímpetu idealista de quienes conformaron al inicio el Gobierno, fue cediendo ante una creciente burocracia clientelar y profundamente descompuesta.

Por otro lado, el componente militar en la política, trajo consigo la cultura del "yo soy un soldado" y por tanto, "yo no cuestiono nada, yo soy disciplinado". Esta verticalidad, quizás necesaria en el mundo militar y en tiempos de guerra, se convirtió en una idea dominante que dio fruto a corrientes autoritarias en el mundo político chavista, siempre disfrazadas de burocracia popular y vengadora de los pobres. El propio Chávez era obsesivo con el tema de la unidad y la disciplina, y esto fue construyendo una narrativa consensuada en torno a la lealtad a los jefes como valor superior. Todos los que apoyamos a este Gobierno cometimos el error de tolerar esto, de reproducirlo, aun violando principios básicos, eliminando de esta manera toda posibilidad de critica y corrección.

Estos elementos antes mencionados configuraron las bases de un Gobierno cada vez más autoritario, ineficiente, pero con recursos. La polarización y la desconexión de la oposición venezolana con el Pueblo profundo de Venezuela permitieron que el Chavismo se posicionara como una fuerza hegemónica. Muchos se percataron de los rasgos autoritarios en tiempos de Chávez como los protectores en los estados donde el electorado no había favorecido al partido de gobierno PSUV, pero la mayoría no le dimos demasiada importancia, al fin y al cabo, era "un tema secundario". Sin embargo, el Gobierno de Chávez, aun con rasgos autoritarios era competitivo.

El 6 de diciembre 2015 ocurrió un punto de inflexión aun no percibido por la mayoría del mundo político. Frente a la derrota aplastante del PSUV que demostraba el enorme descontento del Pueblo en contra de Gobierno, la dirección del Chavismo se enfrentó a una encrucijada estratégica, continuar la senda de la democracia, la constitución, lo que lo obligaba a rectificar y reconquistar la conexión y el corazón de la mayoría de los venezolanos, o hacer, lo que en efecto hicieron, cambiar el rumbo estratégico y apostar a la manipulación de las instituciones para mantenerse en el poder sin rectificar y prescindiendo del apoyo popular. Este cambio de rumbo es claro cuando cambian a un grupo de magistrados a final de año con una asamblea nacional que ya no gozaba de legitimidad para realizarlo. La prepotencia y borrachera de la dirigencia opositora en ese momento, más sus peleas internas por quien presidia la Asamblea Nacional, hicieron que tal acto de suma gravedad pasara por debajo de la mesa. Allí comenzó la ruptura entre Chavismo y Madurismo.

Luego, como es natural en toda desviación, el autoritarismo, ya resuelto por el camino de la imposición, avanzó suspendiendo el derecho constitucional al Referendum Revocatorio. Yo no iba a votar en ese momento para que sacaran a Maduro, pero era un derecho constitucional y debíamos respetarlo. Camaradas me respondían "tu no puedes llamar a elecciones si el Pueblo tiene una pistola en la cabeza". La gravedad de esta argumentación es que se asumía que el Pueblo era menor de edad y necesitaba una vanguardia que decidiera por él. Es decir, ya no era el Pueblo y su conciencia el sujeto social que hacia las transformaciones sociales sino una vanguardia pre clara, que decidía que el Pueblo era solo una fuerza motriz inconsciente, que solo se le podía permitir decidir si su decisión era favorable a esa vanguardia en el poder.

Después vinieron las sentencias 155 y 156 que le quitaban de facto las competencias a una Asamblea Nacional que eligieron millones de venezolanos. Y seguidamente el quiebre definitivo del Madurismo con la constitución, la democracia y el Chavismo originario, la imposición al Pueblo de una Asamblea Nacional Constituyente convocada por un presidente y no por el soberano, violando flagrantemente la base filosófica fundamental de la constitución: El poder reside en el Pueblo. Ya el poder no residía en el Pueblo pues este dejó de ser el soberano. Ahora el soberano era Nicolás Maduro. Para lograrlo sin mayor resistencia interna prometió que la constituyente resolvería los problemas económicos. Los problemas no se resolvieron y empeoraron. Hoy queda claro que la constituyente fue para tener un poder que acabara con el equilibrio de poderes que definen a una república. Incluso fueron insistentes en decir que la Asamblea Nacional Constituyente era plenipotenciaria, es decir, era el soberano. Y en efecto, la ANC ha cambiado la constitución y las leyes sin que el Pueblo haya refrendado esos cambios. Esta ANC no es una delegatura del Pueblo para que este cuerpo proponga una nueva constitución para ser refrendada por el Pueblo. No, esta ANC es el Pueblo, es el soberano. Y como la misma esta de hecho subordinada al Presidente Maduro, nos encontramos de facto en una dictadura, en un Gobierno autocrático que suprimió la república.

Llegamos hasta aquí por gravísimos errores de origen del Chavismo y por la desconexión de la dirigencia opositora con la gran Venezuela. Hoy Venezuela atraviesa una profunda crisis de dirección, ya sea por la descomposición y desconexión de la dirigencia Madurista con el pueblo, como por la desconexión con el Pueblo, las fracturas, la cárcel y el exilio de la dirigencia opositora. Urge construir una nueva dirección seria, responsable, preparada, democrática y renovada en y para Venezuela, con ideas progresistas y de avanzada. Estamos agotados de caudillos, fórmulas mágicas que desde el exterior se impongan, autoritarismos o planteos económicos fracasados que terminan sacrificando a los más pobres. Esto lo podemos alcanzar y urge hacerlo por el grado de descomposición ética que ha alcanzado el Madurismo.

Ya en este momento tenemos un Gobierno que viola, no solo la constitución y la ley, sino los más elementales derechos humanos de los ciudadanos. Hoy toda Venezuela tiene miedo. Miedo a perder la bolsa de comida del CLAP, a perder la casa, a perder el trabajo, a ser asesinado, a ser encarcelado siendo inocente, a ser expropiado, a ser perseguido de múltiples formas, a ser torturado. El Gobierno asumió el terrorismo de estado como método para subyugar el malestar popular. Asumió como política de estado la tortura, los secuestros, las detenciones arbitrarias, las prisiones militares para civiles, la censura, la amenaza a familiares, etc. Mucha gente teme decir estas cosas por el peligro de ser detenidos. Pero si se es de izquierda, es decir, si se es demócrata, si se tiembla de indignación cuando se comete una injusticia en cualquier parte del mundo, y en definitiva, si se cree que las revoluciones son transformaciones positivas que hace la mayoría del Pueblo conscientemente y no una minoría de pro hombres en contra de la mayoría del Pueblo, es imposible guardar silencio, aun a costa de perder amistades y compañeros de lucha de muchos años, de ser perseguidos y arriesgar la vida. Sin embargo, me pregunto ¿Qué paso con tantos compañeros de izquierda que perdieron la brújula y siguen apoyando a un gobierno de esta naturaleza?

Hoy la imposibilidad de Maduro de controlar la coalición de corrientes que gobiernan, los grandes "rabos de paja" que todos se conocen y el enorme interés por continuar el robo que vienen realizando, han colapsado a PDVSA y con ella a toda la economía. Es absolutamente imposible que este Gobierno saque a Venezuela de esta crisis porque el saqueo de dólares que entran por PDVSA es la fuente fundamental de la misma. Las medidas neoliberales tomadas recientemente como el aumento del IVA, la eliminación del ISLR a las transnacionales petroleras, la entrega del 12% del territorio nacional a transnacionales del oro, entre otras, solo empeorarán la crisis económica produciendo un posible estallido social. Este Gobierno va a salir y en particular deseo y tributo para que sea una salida negociada, pacífica, en donde el Chavismo que sea democrático pueda existir, donde podamos conformar un Gobierno de unidad nacional que represente a todos los venezolanos para estabilizar la economía, sin vendettas porque no hay manera de salir de este abismo donde cayó Venezuela sin la participación de las fuerzas chavistas decentes que controlan todo el estado y la FAN. Tampoco podemos salir sin la participación del capital privado porque el estado está quebrado. Pero tampoco podemos dejar por fuera a las grandes masas trabajadoras que al final serán quienes pondrán los hombros, manos e intelectos para desarrollar la producción, único camino a la estabilidad. Hoy la prioridad es parar la muerte, plantarnos por la vida. Todo proyecto ideológico, sea de izquierda, centro o derecha, debe quedar supeditado a la lucha por la vida de la Republica y de su Pueblo. Que nadie renuncie a sus ideologías. Yo no lo voy a hacer. Pero asumamos que debemos encontrarnos y trabajar juntos en las cosas más elementales para existir como nación. Luego continuaremos con nuestros programas.

Ya es hora de que el madurismo salga del poder, que comprenda que su salida es inevitable y que cuanto antes lo haga será mejor para todos. Lo ético es que le ahorren al país tanto dolor y sufrimiento que ha tenido, incluso a sus familiares, que de seguro sufren con esta confrontación, y renuncien voluntariamente, a través de un proceso negociado. Pero igualmente que renunciemos a la venganza quienes hemos sido perseguidos, maltratados, torturados y afectados, incluso en lo personal, por actores de este Gobierno. Todos debemos perdonar. Perdonar es permitir ver el futuro. Es permitirnos sanar heridas para avanzar. Lo que no implica impunidad, pero sin duda deberá haber una justicia transicional. Ya de esto hay abundante experiencia mundial.

Todos ya sabemos, ya intuimos que este es el único camino posible. Distendamos orgullos, miedos y dolores; aceptemos una transición donde no haya ganadores ni vencedores sino lideres venezolanos responsables con su país y con su Pueblo. Esto es lo correcto y lo que debemos hacer.



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Sergio Sánchez

Soñador, ingeniero, agricultor, músico y resiliente. Zurdo de corazón. Militante de las causas justas de la humanidad, crítico y autocrítico. Movimiento Por la Democracia.

 sergiocmb@gmail.com      @SSanchezVz

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