Para que Venezuela supere el oscurantismo al que está sometida desde hace casi 20 años es imprescindible comprender lo que ocurre hoy… no ayer, ni mañana… pues lo que nos está destrozando la vida no tiene nada en común con nuestra historia, es la peor corrupción, desidia, ineptitud y con miras convertirse en la peor dictadura que habremos soportado. Desde luego, tiene un poco de muchas tiranías que han castigado a los pueblos latinoamericanos, principalmente de la cubana.

No tratamos de obviar la enseñanza de nuestra historia, sería una osada ignorancia, ni de desestimar las proyecciones de expertos, nos referimos a que en las actuales condiciones el país requiere máximos esfuerzos para comprender lo que está ocurriendo en tiempo presente, así abordar el fenómeno chavista de manera eficiente para dar con el antídoto regenerativo.

Es algo sencillo de comprender, no hay fórmula genérica, veamos: en todos los países involucrados en los inefables casos "Panamá Paper" y "Odebrecht" hubo investigaciones, juicios, sentenciados, destituciones y renuncias, solamente en Venezuela ambos temas pasaron desapercibidos a pesar que nuestro país, después de Brasil, es el segundo donde Odebrecht realizó más contrataciones, es decir: O nuestros gobernantes son los más impolutos del mundo o nuestras instituciones se han convertido en antros de camarillas, usted dese su respuesta. Lo cierto es, cada nación se debe al momento histórico que atraviesa, en cualquier país occidental (menos Cuba) por un 5% de todo lo que ha ocurrido en Venezuela los últimos 19 años cualquier gobierno hubiese dejado de existir ipso facto, aquí no.

Incluso en Haiti, el Primer Ministro Jack Guy, renunció hace una semana por el hecho de encarar protestas ciudadanas/democráticas provocadas por algunas medidas económicas. En Venezuela, en lo que va de 2018, se han contabilizado más de 5.000 manifestaciones, el 80% ha sido para exigir derechos básicos como comida, agua y salarios dignos, además, no olvidemos las protestas de 2014 y 2017 con casi dos centenares de asesinados y el gobierno mantiene su rumbo, su proyecto castrista de manera incólume. Es de nuestra opinión que poco nos puede ayudar la historia y las predicciones futurólogas sino terminamos de comprender el hoy ¡el ahora! la naturaleza del gobierno chavista.

La institucionalidad del voto, sobre todo su pertinencia, han dejado de existir desde 2015, en los años subsiguientes el sufragio se ha convertido en un vulgar evento gubernamental, el diálogo y demás herramientas democráticas las han convertido en tretas "gana tiempo"… sí ello no se ha comprendido ¿Qué país somos, seremos?

La política tiene vida propia, mientras líderes políticos pelean entre sí, guardan silencio o sospechosamente insisten en repetir mismas recetas fracasadas, el pueblo se alza y ha decidido exigir sus derechos organizadamente a través de gremios o simplemente desde las profundas calamidades comunitarias, en todos los niveles. Para cambiar el rumbo de la dictadura castrista al que nos arrastra una kakistocrácia elitista debemos ya haber aprendido que lo único que teme y vence al chavismo es un pueblo decidido a exigir sus derechos y libertades.