Una derrota anunciada

Los pueblos desaparecen de la geografía por catástrofes naturales, por ejemplo, por una hambruna causada por una calamidad climática (una sequía o una inundación), o por un terremoto, o por la explosión de un volcán, o por la acción desbastadora de un huracán; también podría borrarlo del mapa la gesta de una mente diabólica que ordene el lanzamiento de una bomba nuclear sobre una población, indefensa ante tal ignominia. Pero la historia de la humanidad no conoce el ocaso de un país por un suicidio colectivo. Para que ocurriera una desgracia de este tipo habría que pensar en que todos los habitantes de una nación son masoquistas.

Parece ser que los jerarcas de los partidos de oposición pensaron que los habitantes de Venezuela son masoquistas, quienes buscan placer, bien en forma de humillación o mediante el dolor y el sufrimiento físico, causados por los desmanes infligidos por los activistas de algunos partidos opositores del gobierno del presidente MM. Tales organizaciones son representantes y operadores de la derecha internacional, de los presidentes y primeros ministros sumisos al Departamento de Estado y de las avaras corporaciones financieras, industriales y energéticas, las cuales operan mimetizadas en la llamada globalización

Los venezolanos venimos soportando desde hace veinte años las gestiones perversas de los ciertos líderes políticos como Julio Borges, Antonio Ledezma, Ramos Allup, María Corina Machado, Luis Florido, Enrique Capriles, Leopoldo López, entre tantos. El accionar en la política de estos nefastos personajes ha conducido y mantenido al país en constante zozobra, que va desde la huelga petrolera, golpes de estados, terrorismo, guarimbas violación de los derechos humanos más elementales, racismo, vandalismo que condujo a la destrucción de los bienes públicos y privados, crímenes políticos, violaciones reiteradas a lo constitución, entre tantas de atrocidades e injusticias de los cuales son responsables.

Son muchas la derrotas electorales (23 de 25 elecciones) mediante las cuales la Revolución Bolivariana los ha castigado. Lamentablemente tales grupos opositores se empeñan a repetir los mimos errores, incorporándoles otros nuevos traspiés, iguales de nefastos que de modo semejante atentan contra el bienestar del pueblo venezolano.

Por lo general, la mala experiencia debería servir como una especie de escarmiento que evite la repetición de los errores, sin embargo, la derecha venezolana, que agrupa la oligarquía del dinero, se empeña en profundizar en los mimos desmanes que continuamente los aniquila. Sus propios militantes están desilusionados de su dirigencia, no creen ellos por embusteros, mediocres, apátridas, por inconsistentes y por su ignorancia política, por intrigantes, entre tantos de sus irracionales comportamientos en el transcurso de todos estos años electorales.

No soy un taumaturgo ni sibilino, pero para mi no hubo sorpresa en cuanto a los resultados electorales del 20-m. Son tantos las depredaciones cometidas por los opositores al gobierno del presidente MM que habría que pensar que el pueblo de Venezuela es masoquista para votar por uno de los representantes de la oposición. Todavía se siente el calor de las ascuas de los jóvenes que fueron quemados por los opositores; tampoco de la memoria de los venezolanos se han apagado las brasas de los incendios de hospitales, escuelas, organismos públicos y privados propiciada por la acción inhumana de los militantes de PJ y VP; las viudas(os), huérfanos y amigos de los difuntos que fallecieron por las acciones criminales de aquellos vándalos no se han recuperado de sus sufrimientos; muchos venezolanos mantienen en su pensadora las fotos de los traidores reunidos con agentes extranjeros y las voces de los opositores solicitando sanciones económicas para evitar que al pueblo venezolano le llegue medicinas y alimentos. Cómo evitar que tales actuaciones no se asocien con delitos como traición a la patria que le están causando graves daños económicos a país.

"Cogitu ergo sum", es un aforismo latino referido por el filósofo-matemático francés René Descartes (1637), el cual se traduce como "pienso, luego existo" o, según la traducción literal, "pienso, por lo tanto soy". Tal proverbio lo enunció el galo insigne para señalar la propia existencia del individuo sin que cupiera ninguna duda de esta. Yo, un humilde doctor en ignorancia, sin presumir de filosofastro, enarbolo mi aforismo latino como "memento, ergo sum", que traducido al español significa: "recuerdo, por lo tanto soy". Con esta sentencia quiero significar que estamos porque recordamos una serie de acontecimientos que nos acompañarán durante toda la existencia. Aquellas remembranzas caóticas a las que me referí anteriormente, son parte de nuestra vida y estarán presentes mientras vivamos. Cada vez que acudimos al mercado y el comerciante criminal nos cobra millones por un producto que costaba unos pocos bolívares, me trae a mi memoria a CJ Borges; cuando voy a la farmacia y no consigo una medicina por una escasez ficticia, a mi memoria me llega María Corina Machado, una de las responsable de la solicitud de las criminales sanciones contra el pueblo de Venezuela; cuando me percato del sufrimiento del pueblo Venezolano no puedo dejar traer a mi magín a Toño (¿con T o con C?) Ledezma reunido con el vicepresidente de EEUU requiriendo encarecidamente la aplicación de sanciones más enérgicas para acorralar al pueblo venezolano. Por todo lo anterior, no podemos olvidar aquellas infamias dado que nuestra personalidad está conformada por evocaciones, tanto agradables como desagradables.

Lo que no se recuerda no existe para nosotros, contrariamente, lo que se recuerda siempre estará presente y nos obliga a reaccionar para confrontar aquellas malas evocaciones. Por todo esto, el pueblo venezolano no votó por Falcón, uno de los traidores y participes de las acciones contra la revolución bolivariana. Todas aquellas infamias se hicieron presentes en momento de estampar el voto.

El 68 % de los veneramos le gritó al mundo, mediante la reelección de MM, que deseamos vivir en paz con un gobierno que construye, dejando de muy atrás una oposición que lo único que ha hecho es destruir. Una oposición que ha llenado de desasosiego las calles de viarios ciudades del país; por una oposición asesina y apátrida que anda por el mundo ofreciendo, a precio de saldo, nuestras riquezas para que las corporaciones extranjeras se roben el crudo, el oro, el coltán, el hierro, los diamantes, el agua, la madera, exporten nuestra divisas… manteniendo nuestra nación alejada del desarrollo industrial, social y científico que tanto necesita.

La reciente justa electoral le demostró al mundo que no vamos a desaparecer como pueblo, a pesar de las sanciones, mientras que permanezcamos unidos para enfrentar a nuestros enemigos. El 20-m fue un terremoto, un huracán, un tsunami que vapuleó a Donald, al grupo de Lima, a Almogro, a Rajoy, a Santos, a Macri, a la UE y a todos aquellos subalternos del imperio que piensan que podrán doblegarnos ante constantes amenazas.

Basta de mentiras mediáticas, basta de acoso económico y financiero, basta de inherencias extranjera por parte de los gobiernos de la derecha, basta de amenazas, basta de sanciones económica causantes de las penurias, de la falta medicina y de la hiperinflación que se consume el sueldo de los venezolanos. Basta de la maldad de unos pocos contra muchas personas esperanzadas a vivir en armonía, trabajando tal como lo hacen los pobladores de los países injerencistas cuyos gobernantes quieren doblegarnos para que hagamos lo que ellos nos exijan. Bien lo señaló el egregio Libertador en la carta dirigida a Tomás Cipriano de Mosquera en 1828: "lo que quiere el pueblo es una libertad segura y una paz duradera". Lee que algo queda.



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Enoc Sánchez


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