La escandalosa e injusta condena penal de 12 años de prisión contra el ex Presidente de Brasil Luiz Inacio Lula Dasilva por supuestos delitos de corrupción, demuestra que la derecha de ese país está dispuesta a judicializar la política como herramienta para eliminar a los adversarios que no pueden ser vencidos electoralmente.
Todos los estudios de opinión demuestran que Lula es hoy el gran favorito del pueblo brasileño para ser elegido presidente pues sus logros en ese alto cargo durante dos períodos lo han hecho merecedor de la fe y el afecto de la mayoría popular. El actual Presidente ilegítimo de Brasil, Michel Temer, representa todo lo contrario, es el político más aborrecido en ese país.
Por eso llama la atención que habiendo transcurrido varios años desde que Lula dejó el poder, ocurra poco antes de una nueva elección presidencial, esta salvaje arremetida judicial contra el líder más querido de la historia democrática brasileña..
A Lula se le ha violado el debido proceso judicial, el derecho a la defensa, las pruebas del presunto delito han sido insuficientes y todo luce tan falso y fabricado como el proceso parlamentario con el cual su camarada Dilma Rousseff fue destituida de la presidencia años atrás.
En Argentina se repite la judicialización de la política, pues la expresidenta parece estar encaminada a ir presa con otro montaje de jueces politizados. De modo que hoy puede decirse que se ha adoptado una receta latinoamericana de destrucción de expresidentes izquierdistas por vía judicial y frente a ese bandidaje derechista hay que desarrollar una ofensiva política internacional.
Es controversial la entrega de Lula a sus enemigos del régimen corrupto fascista para pagar larga prisión. ¿no habría sido preferible el exilio o la clandestinidad? Por su edad pudiera morir preso y políticamente hundido. Su futuro hoy es incierto. Sólo un candidato emergente que sea del mismo partido de Lula y gane las elecciones presidenciales podría darle libertad a Lula vía indulto, pero a juzgar por como va la falsa democracia brasileña en años recientes es casi seguro que la derecha manipulará las elecciones.
Si algo debemos los venezolanos aprender de las tragedias que viven los pueblos de Brasil, Argentina y Ecuador actualmente, es que los gobiernos revolucionarios deben crear condiciones para permanecer eternamente en el poder mediante el voto del pueblo, incluyendo enmendar la Constitución a favor de la reelección presidencial sin restricciones; porque soltar el poder significa dárselo a la derecha criminal para que instale dictadura disfrazada, persecución y represión brutal sin posibilidad de cambiar gobierno.
Todos los revolucionarios de Venezuela y el mundo debemos exigir la libertad de Lula.
Para que el poder sea siempre del pueblo, en Venezuela apoyamos radicalmente la reelección del Presidente socialista Nicolás Maduro, en 2018 y para siempre, pues ello garantiza democracia, estado de derecho y paz necesaria para el reimpulso económico y la estabilidad política de la nación.
