Jaua es peor que un “fake news”, es confuso y oscuro


El estilo socialdemócrata es manejar las ideas de manera brumosa “Jesús resucitado significa, para las y los que profesamos la fe cristiana, la victoria de la vida sobre la muerte, del bien sobre el mal. Por eso en cada pascua es bueno reflexionar sobre cómo lograr una resurrección permanente de esos valores –el triunfo de la vida sobre la muerte y el bien sobre el mal- que nos permitan vivir en una sociedad auténticamente humana.” Así introduce Elías Jaua lo que él y sus pares consideran la “victoria estratégica” en sus “cuatro planos de nuestra vida social”: el plano ético, social, político y económico.

Hasta la muerte de Chávez, la estrategia de nuestra revolución fue el socialismo, vencer la lógica del capital en el socialismo. Este es un texto de unas dos cuartillas donde no aparece la palabra socialismo ni socialista en ninguna parte, solo un revoltillos de las políticas puestas en práctica por el gobierno disimuladas en un discurso ampuloso, digno de un “ministro de educación”.

Comencemos. En lo ético. En o ético no aparece el socialismo como modelo moral ni de lucha en ningún lado, solo esto: “debemos renacer el tejido de solidaridad que nos caracteriza” (somos solidarios y ninguno lo sabía hasta ahora), es decir, hacer renacer algo que se supone ¡ya tenemos!, es decir, somos un pueblo solidario pero en algún momento perdimos nuestro propio carácter solidario ¿Y cómo fue eso posible, al punto de que ahora debemos hacer renacer ese “tejido”? El ministro no lo dice. Luego concluye: “que la honestidad prevalezca sobre la corrupción” es decir que lo que nos caracteriza (la solidaridad, el bien), la honestidad, “prevalezca”; algo así como que hay que luchar para no caer en tentación ¿Pero por qué “nuestro pueblo” tendría que caer en la tentación de la corrupción? ¿Qué pasó con ese carácter humano, con esa ética, cuándo se perdió y por qué? Quizás respondiendo estas preguntas su discurso no sería tan brumoso

En lo social: “En lo social lograr que los niños, niñas, jóvenes y madres embarazadas sean la prioridad en estos momentos de dificultades.” –Pareciera que habla de los bonos del Carnet de la patria, pero no prejuiciemos y sigamos- ¿Cómo? ¿Cuáles son esos momentos de dificultades? ¿Habrá dificultades ahora? Hasta hoy y desde hace cinco años se han abandonado los planes originales del Chávez de protección a los niños de la calle, por ejemplo; bastaría que cualquiera de los transeúntes habituales del bulevar de Sabanagrande o de Chacao, (bajando hacia la Av. Libertador, vía el Sambil) testificara esta realidad; que hablaran de cómo estos sitios son frecuentados por niños descalzos, mendigando y ociosos, sin escuelas, sólos, de su cuenta, curiosamente bajo la mirada indiferente del mismo pueblo de “carácter solidario” el cual invoca nuestro señor ministro de educación para la resurrección (¿Espontanea?) y permanente de valores, “para que la humanidad minimice el egoísmo” ¿Pero cómo es eso posible? (¿Con el Carnet de la Patria, con los claps, votando en estas elecciones por Maduro? Cómo minimizar el egoísmo ¿Por un acto divino, o sentaditos, esperando que sea de forma espontánea, ¡Cómo!?)

En lo político: “En lo político debemos reivindicar nuestro derecho a ser sujetos protagónicos de transformación revolucionaria” Me imagino que apoyando incondicionalmente a Maduro, en virtud de ser él el resumen de la voluntad de todo el pueblo. Lo que pasa es que el pueblo no lo sabe y hay que recordárselo siempre, con un bono de efemérides, una bolsa de comida; o con la guardia nacional, cuando protesta mucho, cuando tranca una calle, o como se hizo con esos revoltosos del ministerio de petróleo cuando reclaman un dinero que no les pertenece, porque es dinero del pueblo (“¿Por qué hay trabajadores tan peseteros? ¿Por qué serán tan egoístas? ¿Por qué no piensan en los niños de la calle?” se preguntará el señor ministro, pero no se lo pregunta). “Debemos reconocernos en la diversidad”, negros, blancos, chinos; o colombianos, ecuatorianos, italianos, españoles; o ricos con dólares y pobres con hambre. Ahora, lo de la identidad entre ricos y pobres, explotados y explotadores, sí que no lo entiendo mucho. Ojalá el señor ministro nos lo pudiera explicar bien.

En lo económico: “En lo económico es necesario que terminemos de parir una cultura del trabajo productivo” ¿A qué trabajo productivo se refiere? –Porque no lo dice- ¿Al trabajo dónde el hombre y sobre todo la mujer vende su fuerza como una mercancía, o acaso hay otro tipo de trabajo, sin explotación, sin alienación, sin expropiadores? No lo sabemos, porque no lo dice. Luego… “…normalicemos los servicios públicos mediante una política cambiaria que priorice en nuestras necesidades básicas” Esto sí que es oscuro para mi inteligencia. Sin embargo voy a intentar una interpretación. Cuándo habla de “política cambiaria que priorice nuestras necesidades” ¿Se referirá a las necesidades de todos los venezolanos “necesitados”, o las de ellos, o sea, los altos burócratas del Estado, aquellos que han tenido acceso a dólares, euros, yuanes, liras turcas, baratas, y que ahora pueden comprar Petros como apartamentos lujosos? ¿Se referirá a mantener un tipo de cambio con un dólar o un euro barato? Hasta ahora las divisas baratas se las han robado, esta “regalía” ha sido una verdadera “tentación” para esta parte del pueblo dirigente, de “carácter –mágicamente- solidario y honesto”. Esta manguangua ha alimentado todo tipo de corrupción, no ha servido mucho para las medicinas ni para producir alimentos baratos, ni siquiera para llevar un equipo de boxeo a los Juegos Centroamericanos, pero sí para engordar “cochinitos” fuera del país.

Esta “resurrección” de Elías Jaua, espontanea o divina, debería ser casi que una revolución consciente, pero no lo es. Y si lo fuera ¿Cómo hacerla? El señor ministro no lo explica ¿No será que el ministro confunde zombis con resurrectos? ¿Dónde está el salvador de los grandes milagros? ¿Será Maduro el Sol que Jaua quiere que empujemos, en estas elecciones, para que amanezca en el medio de tanta oscuridad? No lo sabemos, él no lo dice, todo es brumoso, confuso; pero eso sí, parece muy bonito, al final dice amén y todo.

Marcos Luna 02/04/2018

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Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

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